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miércoles, 2 de enero de 2013

18.- WORLD WAR Z - TOPEKA, KANSAS, ESTADOS UNIDOS


[Sharon podría ser considerada una mujer hermosa bajo cualquier estándar — con un cabello largo y rojizo, brillantes ojos verdes, y el cuerpo de una bailarina o una supermodelo de las de antes de la guerra. Tiene la mente de una niña de cuatro años. 

Estamos en el Centro de Rehabilitación Rothman para Niños Salvajes. La doctora Roberta Kelner, la encargada del caso de Sharon, describe su condición como “afortunada.” “Por lo menos ella tiene algunas habilidades de lenguaje y procesos de pensamiento coherentes,” me explica. “Son rudimentarios, pero al menos son completamente funcionales.” La doctora Kelner está muy emocionada por la entrevista, pero el doctor Sommers, director de programas de Rothman, no lo está. Los fondos siempre han sido escasos para este programa, y la administración actual está amenazando con cerrarlo por completo. 

Sharon se muestra tímida al principio. No estrecha mi mano, y evita mirarme directamente a los ojos. Aunque Sharon fue encontrada en las ruinas de Wichita, no hay forma de saber dónde ocurrieron los hechos que relata.] 

Estábamos en la iglesia, Mami y yo. Papi nos dijo que iba a recogernos. Papi tenía que hacer algo. Nosotros íbamos a esperarlo en la iglesia. 

Todos estaban allá. Tenían muchas cosas. Tenían cereales, y agua, y jugo, y bolsas de dormir, y linternas y… 

[Imita un rifle con las manos]. 

La señora Randolph tenía uno. Pero eso no se hace. Son muy peligrosos. Ella me dijo que eran peligrosos. Ella es la mamá de Ashley. Ashley es amiga mía. Le pregunté dónde estaba Ashley. Se puso a llorar. Mami me dijo que no le preguntara por Ashley, y le dijo a la señora Randolph que lo sentía. La señora Randolph estaba sucia, con manchas café y rojo en el vestido. Era gorda. Tenía manos gruesas y suaves. 

Había otros niños, Jill y Abbie, y otros niños. La señora. McGraw los cuidaba. Tenían crayones. Estaban pintando en la pared. Mami me dijo que jugara con ellos. Me dijo que estaba bien pintar en la pared. Que el Pastor Dan dijo que se podía.

El Pastor Dan estaba allá, y quería que la gente lo escuchara. “Por favor todo el mundo…” 

[Imita una voz grave y profunda] 

“por favor tranquilos, los "somis‟ ya vienen, cálmense y prepárense para cuando lleguen los „somis.‟” Nadie lo escuchaba. Todos estaban hablando, nadie estaba sentado. La gente estaba hablando con sus cosas 

[Imita a alguien hablando por teléfono]

estaban furiosos con sus cosas, las tiraban y les decían malas palabras. Me sentí mal por el Pastor Dan. 

[Luego imita el sonido de una sirena.] 

Afuera.

[Lo hace de nuevo, comenzando suave, aumentando el volumen, y luego apagándose varias veces.] 

Mami estaba hablando con la señora Cormode y las otras mamis. Estaban peleando. Mami estaba enojada. La señora Cormode dijo 

[con un tono enojado]

“¿Y qué? ¿Qué más podemos hacer?” Mami sacudía la cabeza. La señora Cormode estaba hablando con sus manos. No me gustaba la señora Cormode. Ella era la esposa del Pastor Dan. Era gritona y mala. 

Alguien gritó… “¡Ahí vienen!” Mami me levantó. Se llevaron las sillas y las pusieron junto a la puerta. Todas las sillas junto a la puerta. “¡Rápido!” “¡Cierren la puerta!” 

[Imita varias voces diferentes.] 

“¡Un martillo!” “¡Clavos!” “¡Están en el parqueadero!” “¡Vienen para acá!”

[Sharon mira a la doctora Kelner.] 

¿Puedo? 

[El doctor Sommers no parece muy seguro. La doctora Kelner sonríe y dice “sí” con la cabeza. Después me enteré que el cuarto había sido acondicionado a prueba de ruidos por esa razón.] 

[Sharon imita el gemido de un zombie. Es sin duda el más realista que jamás he escuchado. Es claro, por su incomodidad, que Sommers y Kelner están de acuerdo conmigo.] 

Ellos venían. Muchos, muy grande. 

[Gime otra vez. Luego comienza a golpear con su mano derecha sobre la mesa.] 

Querían entrar. 

[Sus golpes son rítmicos y mecánicos.] 

La gente gritaba. Mami me abrazó. “Está bien.” 

[Su voz se hace más suave, y comienza a acariciarse el cabello.] 

“No dejaré que te atrapen. Shhhh….” 

[Ahora golpea con ambos puños sobre la mesa, y sus golpes se hacen más caóticos, como imitando a varios muertos vivientes.] 

“¡La puerta!” “¡Resistan!” 

[Imita el sonido de un vidrio que se rompe.] 

Se rompieron las ventanas, las ventanas del frente, al lado de la puerta. Se apagó la luz. Los grandes se asustaron. Gritaban. 

[Su voz vuelve a imitar a su madre.] 

“Shhhh… bebé. No dejaré que te atrapen.”

[Sus manos pasan de su cabello a su cara, acariciándose suavemente la frente y las mejillas. Sharon mira a Kelner como interrogándola. Kelner asiente. La voz de Sharon imita el sonido de algo grande que se rompe, un rugido con flema desde lo más profundo de su garganta.] 

“¡Están entrando! ¡Disparen, disparen!” 

[Imita unos disparos y…] 

“No dejaré que te atrapen, no dejaré que te atrapen.” 

[De pronto, Sharon mira al vacío detrás de mis hombros, como a algo que ya no está ahí.] 

“¡Los niños! ¡No los dejen tocar a los niños!” Esa era la señora Cormode. “¡Salven a los niños! ¡Salven a los niños!” 

[Sharon imita más disparos. Encoge las manos formando un solo puño enorme, y lo descarga sobre una forma invisible frente a ella.] 

Los niños comenzaron a llorar. 

[Hace movimientos como de golpes, cortes y punzadas con algún objeto.] 

Abbie lloraba mucho. La señora Cormode la levantó. 

[Imita el movimiento para levantar a alguien en el aire, y golpearlo contra una pared.] 

Entonces Abbie ya no lloró. 

[Sharon sigue acariciándose el rostro, imita la voz de su madre, ahora mucho más fuerte.] 

“Shhh… está bien, bebé, está bien…” 

[Sus manos bajan lentamente hasta su cuello, apretándolas alrededor y estrangulándose.] 

“No dejaré que te atrapen. ¡NO DEJARÉ QUE TE ATRAPEN!”

[Sharon se está ahogando, y lucha por respirar.] 

[El doctor Sommers se lanza para tratar de detenerla, pero la doctora Kelner levanta una mano y Sharon se detiene, relajando sus manos mientras imita un disparo.] 

Se sentía húmedo y caliente, sabía a salado, y me picaba en los ojos. Unas manos me levantaron y me llevaron. 

[Se pone de pié, simulando un movimiento como corriendo con un balón bajo el brazo.] 

Me sacaron al parqueadero. “¡Corre, Sharon, no pares!” 

[Es una voz diferente, no es la de su madre.] 

“¡Sólo corre, corre, corre!” Luego se alejaron. Me soltaron. Eran unas manos gruesas y suaves.

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