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miércoles, 2 de enero de 2013

54.- WORLD WAR Z - BURLINGTON, VERMONT

 [La nieve ha comenzado a caer. Muy a su pesar, “El Loco” da la vuelta y regresamos a su casa.]

¿Alguna vez oyó hablar de Clement Attlee? Claro que no, ¿por qué razón? El tipo era un perdedor, un mediocre de tercera que sólo aparece en los libros de historia porque sucedió a Winston Churchill antes del final oficial de la Segunda Guerra Mundial. La guerra en Europa había terminado, y los británicos sentían que ya habían sufrido más que suficiente, pero Churchill seguía insistiendo en ayudar a los Estados Unidos contra Japón, diciendo que una guerra no termina sino hasta que termina en todas partes. Y mire lo que pasó con el Viejo León. Nosotros no queríamos que pasara lo mismo con nuestra administración, y por eso decidimos declarar la victoria una vez que el territorio continental de los Estados Unidos estuvo seguro. 

Todos sabían que la guerra no había terminado de verdad. Todavía teníamos que ayudar a nuestros aliados y recuperar partes del mundo que estaban completamente invadidas por los muertos vivientes. Había tanto trabajo por hacer, pero como nuestra casa ya estaba en orden, teníamos que darle a la gente la oportunidad de regresar a la suya. Fue por eso que creamos la Fuerza Multinacional de la ONU, y nos sorprendió gratamente la cantidad de voluntarios que se ofrecieron en la primera semana. Incluso tuvimos que devolver a algunos de ellos, poniéndolos en las listas de reserva, o asignándoles el entrenamiento de los nuevos reclutas que no habían participado en la operación de barrido a través del país. Yo sé que me criticaron mucho por haberle pasado el control a la ONU en lugar de hacerlo como un proyecto puramente norteamericano, pero para serle sincero, me importaba un carajo. Estados Unidos es un buen país y su gente espera ser tratada con justicia, y cuando los soldados cruzan marchando todo el territorio hasta las mismísimas playas del Atlántico, uno tiene que darles la mano, pagarles, y permitirles regresar a sus vidas privadas si eso es lo que quieren. 

Quizá eso hizo que la campaña al otro lado del mar fuese más lenta. Nuestros aliados están recuperándose, pero todavía hay algunas Zonas Blancas por limpiar: cadenas montañosas, las islas del ártico, el fondo del océano, e Islandia… Islandia vá a ser difícil. Desearía que Iván nos ayudara con Siberia, pero bueno, Iván es Iván. Todavía tenemos algunos ataques aquí en casa, cada primavera, o de vez en cuando junto a los ríos y lagos. El número sigue bajando, gracias a Dios, pero eso no quiere decir que la gente pueda bajar la guardia. Seguimos en guerra, y hasta que encontremos cada rastro, lo limpiemos, y si es necesario, lo hagamos volar de la superficie de la Tierra, todo el mundo tiene que ayudar y hacer bien su trabajo. Al menos toda esa miseria sirvió para que el mundo aprendiera esa lección. Estamos juntos en esto, así que ayuda y haz bien tu trabajo. 

[Nos detenemos junto a un viejo roble. Mi compañero lo mira de arriba a abajo, dándole unos suaves golpecitos con su bastón. Luego le dice al árbol…] 

Estás haciendo un buen trabajo.

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