tag:blogger.com,1999:blog-27612598012419839342024-03-08T00:30:33.368-08:00Guerra Mundial Z: Una historia oral de la guerra zombiTraducción de m_earendil del libro de Max Brooks, "World War Z: An oral history of the zombie war"Catalo en Casahttp://www.blogger.com/profile/02117795372605915421noreply@blogger.comBlogger67125tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-49417901579649873652013-01-03T01:19:00.001-08:002013-01-03T01:26:59.840-08:0000.- WORLD WAR Z - INTRODUCCIÓN<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Le dan muchos nombres: “La Crisis,” “Los Años Oscuros,” “La Plaga que Camina,” y también nombres más nuevos y de moda como “Guerra Mundial Z” o “Primera Guerra Z.” En lo personal me disgusta ese último título, pues sugiere una inevitable “Segunda Guerra Z.” Para mí, siempre será “La Guerra Zombie,” y aunque algunas personas pueden discutir acerca de la exactitud científica de la palabra zombie, me gustaría invitarlos a encontrar otro término que tenga una aceptación tan universal para las criaturas que estuvieron a punto de provocar nuestra extinción. Zombie sigue siendo una palabra devastadora, con un poder sin igual para conjurar un sinfín de recuerdos y emociones, y son precisamente esos recuerdos y emociones los que forman el tema principal de este libro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Este registro del más grande conflicto en la historia de la humanidad le debe su existencia a un conflicto mucho más pequeño y personal que tuve con la directora de la Comisión de las Naciones Unidas para el Reporte Posterior a la Guerra. Mi trabajo inicial para la Comisión no era para nada una tarea realizada por simple amor al arte. Mis gastos de viaje, mi autorización de seguridad, mi ejército de intérpretes, tanto humanos como electrónicos, y también mi pequeño pero invaluable aparato de transcripción activado por voz (el más grande regalo que el digitador más lento del mundo puede desear), todas eran muestras del valor y el respeto que tenía mi trabajo en este proyecto. Es por eso que no necesito expresar la enorme sorpresa que me llevé cuando vi que casi la mitad de ese trabajo había sido omitido del reporte final. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Es demasiado personal,” dijo la directora durante una de nuestras “animadas” discusiones. “Demasiadas opiniones, demasiados sentimientos. Eso no es lo que nos interesa en este reporte. Necesitamos hechos claros y números, datos que no estén contaminados por el factor humano.” Desde luego, tenía razón. El reporte oficial debía ser una recolección de datos claros y concretos, un reporte objetivo “después de” que permitiera a las generaciones futuras estudiar los eventos de la década del apocalipsis sin la influencia del “factor humano.” ¿Pero acaso no es el factor humano lo que nos conecta profundamente con nuestro pasado? ¿Acaso a las generaciones futuras les interesarán más los números y las estadísticas, que los recuerdos personales de unos individuos parecidos a ellos? ¿Al excluir el factor humano, no nos estamos desligando emocionalmente de nuestra historia y, que Dios no lo permita, quizá arriesgándonos a repetirla algún día? Y a fin de cuentas, ¿no es el factor humano lo único que nos diferencia del enemigo al que ahora nos referimos como “los muertos vivientes”? Le presenté estas razones, quizá de una manera menos profesional de lo adecuado, a mi “jefa,” quien después de mi exclamación final de “no podemos dejar morir estas historias,” respondió inmediatamente diciendo, “Entonces no lo hagas. Escribe un libro. Todavía tienes todas tus notas y la libertad legal de utilizarlas. ¿Quién te está impidiendo que mantengas estas historias vivas en las páginas de tu (obscenidad editada) libro?”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sin duda, algunos críticos se ofenderán con el concepto de un libro de vivencias personales editado tan poco tiempo después del fin de las hostilidades. Después de todo, sólo han pasado doce años desde que el “Día VA” fue declarado en el territorio continental de los Estados Unidos, y menos de una década desde que la última potencia mundial celebró su </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">liberación con el “Día de la Victoria China.” Dado que muchos consideran que el Día VC es el final oficial de la guerra, ¿cómo es posible tener una perspectiva real, en palabras de uno de mis colegas de la ONU, “cuando hemos estado en paz apenas el mismo tiempo que estuvimos en guerra?” Es un argumento muy válido, y necesita una respuesta. En el caso de esta generación, los que lucharon y sufrieron para darnos esta década de paz, el tiempo es tanto un enemigo como un aliado. Seguro, los años venideros traerán una mayor introspección, agregando una mayor sabiduría a los recuerdos de un mundo maduro en la posguerra. Pero muchos de esos recuerdos ya no existirán, atrapados en unos cuerpos y espíritus demasiado viejos o enfermos como para cosechar los frutos de su victoria. No es ningún secreto que la expectativa de vida global es una mera sombra de lo que era antes de la guerra. Con toda la desnutrición, la polución, la reaparición de enfermedades que se consideraban erradicadas, incluso en los Estados Unidos, a pesar del actual resurgimiento económico y el sistema de seguridad universal en salud; simplemente no hay suficientes recursos para atender todas las secuelas físicas y psicológicas. Es por ese gran enemigo, el tiempo, que decidí prescindir de la posibilidad de una mayor introspección y publiqué los relatos de estos sobrevivientes. A lo mejor en unas cuantas décadas, alguien emprenderá la tarea de recolectar las memorias de unos sobrevivientes más viejos y quizá más sabios. Quizá entonces yo sea también uno de ellos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aunque este es principalmente un libro de relatos, incluye muchos de los detalles tecnológicos, sociales, económicos, y demás incluidos en el reporte original enviado a la Comisión, ya que están estrechamente relacionados con las historias y las voces registradas en estas páginas. Este libro es de ellos, no mío, y traté de mantenerme como una presencia lo más invisible que me fue posible. Las preguntas mías que aparecen en el texto están allí sólo para ilustrar aquellas preguntas que los lectores podrían haberse realizado. He tratado de reservarme cualquier juicio de valor, o comentario de cualquier tipo, y si hay algún factor humano que deba ser removido del texto, que sea el mío.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-667019711786168782013-01-03T01:17:00.001-08:002013-01-03T01:27:08.191-08:0001.- WORLD WAR Z - ADVERTENCIAS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-36033280906684068032013-01-03T01:16:00.001-08:002013-01-03T01:27:17.689-08:0002.- WORLD WAR Z - GRAN CHONGQING, FEDERACIÓN UNIDA DE CHINA <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[En su apogeo antes de la guerra, esta región contaba con una población de más de treinta y cinco millones de personas. Ahora, son menos de cincuenta mil. Los fondos para la reconstrucción han llegado tarde a esta parte del país, pues el gobierno se ha concentrado en las áreas costeras de mayor población. No hay una central de energía, ni agua corriente aparte de la del río Yangtse, pero las calles están limpias y el “concejo de seguridad” local ha evitado cualquier otra epidemia posterior a la guerra. El director del concejo es Kwang Jingshu, un médico que, a pesar de su avanzada edad y las heridas de guerra, sigue atendiendo a sus pacientes en casa.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La primera epidemia que vi fue en una remota aldea que oficialmente no tenía nombre. Los residentes la llamaban “Nuevo Dachang,” pero lo hacían más por nostalgia que por cualquier otra razón. Su pueblo natal, el “Viejo Dachang,” había existido desde la era de los Tres Reinos, con granjas, casas, e incluso árboles que tenían cientos de años. Cuando la Represa de las Tres Gargantas fue terminada, antes de que la aguas comenzaran a subir, la mayor parte de Dachang fue desmantelada, ladrillo por ladrillo, y reconstruida en un terreno más alto. Sin embargo aquel Nuevo Dachang ya no era un pueblo, sino un “patrimonio arquitectónico nacional.” Para esos pobres campesinos debió ser una dolorosa ironía ver cómo su pueblo era salvado, para luego tener que ir a visitarlo sólo como turistas. Quizá por eso decidieron llamar a aquel pobre asentamiento “Nuevo Dachang,” para conservar alguna conexión con su tradición, aunque fuese sólo a través del nombre. Yo ni siquiera sabía de la existencia de aquel “otro” Nuevo Dachang, así que podrá imaginarse mi confusión cuando recibí esa llamada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El hospital estaba en silencio; había sido una noche lenta, a pesar del incremento en los accidentes de tránsito por culpa del alcohol. Las motocicletas se habían vuelto muy populares. Solíamos decir que sus Harley-Davidsons mataban a más jóvenes Chinos que todos los soldados de la guerra de Corea. En realidad me sentí muy agradecido por una noche tranquila. Estaba cansado, me dolían los pies y la espalda. Me disponía a fumarme un cigarrillo y a mirar el amanecer cuando escuché mi nombre en el altavoz de llamadas. La recepcionista era nueva, y no pude entender muy bien lo que decía. Había un accidente, o una enfermedad. Era una emergencia, eso era claro, y necesitaban ayuda de inmediato.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué podía decir? Los médicos más jóvenes, esos niños que pensaban que la medicina era sólo una manera rápida de llenar la cuenta del banco, no iban a ir a ayudar a unos “nongmin” sólo por buena voluntad. Supongo que en eso todavía soy un revolucionario a la antigua. “Nuestro deber es hacernos responsables por el pueblo.” Esas palabras todavía significan algo para mí… y traté de recordármelo mientras mi Deer saltaba y rebotaba sobre una carretera destapada que, aunque el gobierno había prometido pavimentar, nunca lo había cumplido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pasé unas horas horribles tratando de encontrar el lugar. Oficialmente no existía, y por lo tanto no estaba en ningún mapa. Me perdí en varias ocasiones y tuve que pedirle direcciones a los lugareños, y siempre creían que estaba buscando el pueblo que había sido convertido en museo. Estaba de muy mal humor cuando por fin llegué a una pequeña aglomeración de chozas de techo redondo. Recuero haber pensado, más les vale que esto sea grave. Cuando les vi las caras, lamente haber deseado eso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había siete, todos acostados en esterillas y casi inconscientes. Los aldeanos los habían llevado al recién construido salón comunal. Las paredes y el piso eran de cemento, aún sin baldosa ni pintura. El aire era frío y húmedo. Con razón están tan enfermos, pensé. Les pregunté a los aldeanos quién había estado cuidando a esa gente. Dijeron que nadie, que no era “seguro.” Noté que la puerta había sido asegurada desde el exterior. Era obvio que la gente estaba aterrorizada. Hacían muecas de espanto y susurraban entre ellos; algunos mantenían su distancia y rezaban. Su comportamiento me hizo enojar, no por nada </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">personal, si me entiende, no me enojé con ellos como individuos, sino por lo que representaban para nuestro país. Después de siglos de opresión extranjera, de explotación y humillaciones, al fin estábamos logrando reclamar nuestro lugar como la principal potencia de la humanidad. Éramos el superpoder más rico y con la economía más dinámica del mundo, maestros de todo, desde el espacio exterior hasta el ciberespacio. Estábamos al principio de lo que el mundo había comenzado a llamar “El Siglo de la China” y sin embargo parte de nuestra gente seguía viviendo como campesinos ignorantes, tan retrógrados y supersticiosos como las primeras tribus salvajes de Yangshao. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todavía me encontraba inmerso en mi gran crítica cultural cuando me arrodillé para revisar a la primera paciente. Tenía fiebre alta, cuarenta grados centígrados y temblaba violentamente. No podía hablar coherentemente y gemía cada vez que trataba de moverle las extremidades. Tenía una herida en el antebrazo derecho, una mordedura. Cuando la examiné más de cerca, noté que no era de ningún animal. El radio de la mordida y las marcas de los dientes tenían que ser de un niño, o quizá un adolescente. Aunque pensé que esa podía ser la causa de su infección, la herida en sí estaba sorprendentemente limpia. Le pregunté a los aldeanos, de nuevo, quién había estado atendiendo a esas personas. Una vez más, me dijeron que nadie. Sabía que eso no podía ser cierto. La boca humana está repleta de bacterias, peor aún que la del perro más sucio. Si nadie había estado limpiando la herida de aquella mujer, ¿por qué no estaba invadida de pus e infectada? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Examiné a los otros seis pacientes. Todos tenían síntomas similares, todos con heridas parecidas en diversas partes del cuerpo. Le pregunté a un hombre, el más lúcido de todo el grupo, quién o qué les había causado esas heridas. Me dijo que había sucedido cuando habían tratado de “controlarlo.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¿A quién?” pregunté. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Encontré a mi “Paciente Cero” tras la puerta con llave de una casa abandonada, al otro lado de la aldea. Tenía doce años. Sus pies y manos estaban atados con correas plásticas para embalaje. Aunque se había arrancado la piel alrededor de las correas, no sangraba. Tampoco había sangre en ninguna de sus otras heridas, ni en las cortadas de sus piernas y brazos, ni en el enorme hoyo en donde alguna vez había estado el dedo gordo de su pié derecho. Se retorcía como un animal, y una mordaza ahogaba sus gemidos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al principio los aldeanos trataron de retenerme. Me advirtieron que no lo tocara, porque estaba “maldito.” Me los quité de encima y me puse mi mascarilla y mis guantes. La piel del niño estaba tan fría y gris como el piso de cemento en el que estaba tirado. No pude sentir ni su pulso ni los latidos de su corazón. Sus ojos se veían feroces, abiertos de par en par, pero hundidos en sus cuencas. Permanecían fijos en mí como los de un animal de presa. A lo largo de todo el examen se mostró inexplicablemente hostil, tratando de agarrarme con sus manos atadas, y de morderme a través de su mordaza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sus movimientos eran tan violentos que tuve que llamar a los dos aldeanos más grande para que me ayudaran a detenerlo. Al principio no respondieron, y se escondieron tras la puerta como conejos asustados. Les expliqué que no había riesgo de infección si usaban máscaras y guantes como yo. Cuando sacudieron sus cabezas, les grité que era una orden, a </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">pesar de que no tenía la autoridad legal para hacerlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Eso fue todo lo que necesité. Aquel par de bueyes se arrodillaron a mi lado. Uno sosteniendo los pies del niño mientras el otro le agarraba las manos. Traté de tomarle una muestra de sangre, pero sólo obtuve un líquido café y viscoso. Mientras sacaba la aguja, el niño comenzó a retorcerse una vez más, ahora con más violencia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Uno de mis “ayudantes,” el encargado de sostenerle las manos, se dio por vencido al tratar de sostenerlo con sus propias manos, y pensó que quizá sería más seguro apoyarse sobre ellas con las rodillas. El niño se sacudió otra vez y escuché cómo se partía su brazo izquierdo. Los extremos rotos del cúbito y el radio se asomaron a través de su carne grisácea. Aunque el niño no gritó y ni siquiera pareció notarlo, eso fue suficiente para que mis dos asistentes se pararan de un salto y salieran corriendo del salón. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo también retrocedí instintivamente algunos pasos. Me sentí un poco avergonzado por eso; he sido médico casi toda mi vida adulta. Fui entrenado y… también podría decirse que fui “criado” por el Ejército de Liberación Popular. He tratado suficientes heridas de guerra, y he visto la muerte de cerca en más de una ocasión, pero estaba asustado, verdaderamente aterrorizado frente a aquel frágil niño. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El niño comenzó a retorcerse y arrastrarse hacia mí con su brazo sacudiéndose en el aire. La piel y el músculo del brazo roto se desgarraron hasta que sólo quedó un muñón. Su brazo derecho, ahora libre, seguía atado al antebrazo amputado, y lo arrastraba lentamente por el piso. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Salí corriendo, cerrando la puerta a mis espaldas. Traté de recobrar la compostura, de controlar mi temor y mi vergüenza. Mi voz seguía temblando cuando le pregunté a los aldeanos cómo se había infectado el niño. Nadie me respondió. Escuché unos golpes contra la puerta cuando el puño del niño comenzó a golpear con fuerza la frágil madera. Hice todo lo que pude para no saltar de la sorpresa ante aquel sonido. Recé para que ellos no notaran el color que había abandonado mi rostro. Les grité, en parte por temor y en parte por la frustración, que tenían que decirme lo que le había pasado a aquel chico. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una joven se acercó, seguramente era su madre. Podía notarse que había estado llorando por muchos días; sus ojos estaban hinchados y completamente rojos. Admitió que todo había sucedido cuando el niño y su padre habían estado haciendo “pesca lunar,” un término que se usaba para describir la búsqueda de tesoros entre las ruinas hundidas por la Represa de las Tres Gargantas. Con más de once mil aldeas, pueblos, e incluso ciudades enteras abandonadas bajo las aguas, siempre cabía la posibilidad de recuperar algo valioso. Era una práctica muy común en esos días, y también era ilegal. Me explicó que no estaban robando nada, que era su propia aldea, Viejo Dachang, y que sólo estaban rescatando algunas reliquias familiares de las casas que no habían sido trasladadas. Siguió repitiendo lo mismo una y otra vez, y tuve que interrumpirla, prometiéndole que no llamaría a la policía. Por fin me explicó que el niño había salido del agua llorando y con una mordedura en el pié. No fue capaz de decir qué le había pasado, porque el agua estaba oscura y llena de lodo. Al padre nunca más lo volvieron a ver.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tomé mi celular y marqué el número del Doctor Gu Wen Kuei, un viejo amigo del ejército que trabajaba en el Instituto de Enfermedades Infecciosas de la Universidad Chongqing.3 Intercambiamos algunos saludos y formalidades, discutimos nuestro estado de salud, hablamos de nuestros nietos; era lo normal. Entonces le hablé de la infección y lo escuché hacer una broma sobre los hábitos de higiene de los campesinos. Traté de reírme con él, pero insistí en que el caso podía ser importante. Casi de mala gana me preguntó cuáles eran los síntomas. Le dije todo: las mordidas, la fiebre, el niño, el brazo… su cara se endureció de pronto. Dejó de reír. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me pidió que le mostrara los infectados. Volví al salón comunal y pasé la cámara del teléfono sobre cada uno de los pacientes. Me pidió que acercara la cámara a algunas de las heridas. Lo hice, y cuando volví a mirar la pantalla, él ya no estaba allí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Quédate donde estás,” dijo, con una voz distante y alejada del teléfono. “Anota los nombres de todos los que han tenido contacto con ellos. Inmoviliza a todos los que ya están infectados. Si alguno de ellos entra en coma, evacua el salón y asegura cualquier salida.” Su voz era plana, robótica, como si hubiese ensayado aquel discurso o lo estuviese leyendo de alguna parte. Me preguntó, “¿Estás armado?” “No, ¿por qué habría de estarlo?” respondí. Me dijo que me llamaría de nuevo, otra vez en un tono de sólo negocios. Me dijo que haría algunas llamadas y que llegaría “ayuda” en algunas horas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Llegaron en menos de una hora, cincuenta hombres en grandes helicópteros Z-8A del ejército; todos llevaban trajes contra contaminación biológica. Dijeron que trabajaban para el Ministerio de Salud. No sé a quién trataban de engañar. Con esa forma de moverse y su arrogancia intimidante, incluso esos campesinos analfabetos podían reconocer a los hombres del Guoanbu. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Su primer objetivo fue el salón comunal. Sacaron a los pacientes en camillas, con sus miembros inmovilizados y mordazas en la boca. Luego fueron por el chico. Lo sacaron en una bolsa negra. Su madre no paraba de llorar mientras ella y todo el resto de la aldea eran reunidos para “examinarlos.” Anotaron sus nombres y les tomaron muestras de sangre. Uno por uno, les quitaron la ropa y los fotografiaron. La última fue una pequeña y marchita anciana. Su cuerpo era delgado y retorcido, su cara surcada por miles de delgadas líneas, y sus pies eran tan pequeños que seguramente habían sido amarrados y deformados cuando era una niña. Sacudía su esquelético puño hacia los “doctores” gritando “¡Este es su castigo!” “¡Es su castigo por lo que hicieron con Fengdu!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se refería a la Ciudad de los Fantasmas, cuyos templos y altares habían estado dedicados al mundo de los muertos. Al igual que el Viejo Dachang, había sido un desafortunado obstáculo para el siguiente Gran Salto Adelante de China. La habían evacuado, demolido, y luego inundado casi por completo. Nunca he sido una persona supersticiosa y casi nunca me dejo convencer por esas historias que son como opio para el pueblo. Soy un médico, un científico. Creo sólo en lo que puedo ver y tocar. Nunca había creído en Fengdu más que como un engaño para atraer turistas. Por supuesto, las palabras de aquella vieja no tuvieron ningún efecto en mí, pero sí su tono, su furia… ella había visto suficientes calamidades en su paso por la tierra: los terratenientes, los japoneses, la terrible pesadilla de la Revolución Cultural… ella sabía que estaba a punto de ocurrir otra tormenta, aún a pesar de no tener la </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">educación suficiente para entenderlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi colega, el Dr. Kuei, también lo había comprendido. Arriesgó su propio cuello para advertírmelo y me dio suficiente tiempo para hacer otra llamada más antes de que la gente del “Ministerio de Salud” llegara al lugar. Fue algo que dijo… una frase que no había usado en mucho tiempo, desde las “pequeñas” revueltas fronterizas con la Unión Soviética. Eso había sido en 1969. Estábamos en un búnker subterráneo en nuestro lado del Ussuri, a menos de un kilómetro rió abajo de Chen Bao. Los rusos se disponían a reclamar la isla y su enorme artillería estaba barriendo con nuestras fuerzas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Gu y yo estábamos tratando de remover unos fragmentos de metralla del vientre de un soldado, que debía ser apenas unos años menor que nosotros. Los intestinos del muchacho se habían roto, y su sangre y excrementos manchaban nuestros uniformes. Cada siete segundos un mortero aterrizaba cerca y teníamos que echarnos sobre su cuerpo para proteger la herida de la tierra que caía, y en cada ocasión quedábamos lo suficientemente cerca de él para escuchar cómo lloraba llamando a su madre. Había otras voces también, saliendo de la oscuridad, cerca de la entrada de nuestro búnker; voces desesperadas y furiosas que se suponía que no deberían haber llegado a nuestro lado del río. Dos soldados estaban vigilando la entrada del refugio, y uno de ellos gritó “¡Spetsnaz!” y comenzó a disparar hacia la oscuridad. Podíamos escuchar muchos otros disparos, si eran nuestros o de ellos, no podíamos saberlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Otro mortero estalló y nos inclinamos sobre el chico moribundo. El rostro de Gu estaba a sólo unos pocos centímetros del mío. Gotas de sudor bajaban por su frente. Incluso con la poca luz de una vela de cera, pude ver que estaba pálido y temblaba. Miró al paciente y a la puerta, luego a mí, y de pronto dijo: “No te preocupes, todo va a salir bien.” Ahora bien, aquel era un hombre que nunca había dicho nada positivo en toda su vida. Gu era un paranoico, un neurótico terco como una mula. Si le dolía la cabeza, tenía que ser un tumor; Si parecía que iba a llover, entonces decía que se arruinaría la cosecha. Esa era su manera de controlar cualquier situación, su estrategia de toda la vida había sido prepararse para lo peor. Pero allí, cuando la realidad superó cualquiera de sus predicciones más fatalistas, no tuvo más alternativa que darse la vuelta y tomar la dirección opuesta. “No te preocupes, todo va a salir bien.” Y por primera vez, todo salió tal y como él dijo. Los rusos no llegaron a cruzar el río, e incluso logramos salvar a nuestro paciente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Durante muchos años después de eso, bromeé con él acerca de lo que había sido necesario para sacarle un poco de optimismo, y él siempre decía que haría falta algo mucho peor para que eso ocurriera de nuevo. Ya éramos un par de ancianos, y algo peor estaba a punto de suceder. Fue justo después de preguntarme si estaba armado. “No,” le respondí, “¿por qué habría de estarlo?” Hubo un corto silencio, y estoy seguro de que alguien más estaba escuchando nuestra conversación. “No te preocupes,” dijo, “todo va a salir bien.” En ese momento me di cuenta que aquella no era una infección aislada. Corté la llamada y marqué rápidamente el número de mi hija en Guangzhou.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Su esposo trabajaba para Telecom de China y pasaba al menos una semana de cada mes en América. Le dije que sería una buena idea acompañarlo la próxima vez que viajara, y que debía llevarse a mi nieta y quedarse tanto tiempo como les fuera posible. No tuve tiempo de e</span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">xplicarle nada más; mi señal fue interferida cuando llegó el primero de los helicópteros. Las últimas palabras que pude decirle fueron: “No te preocupes, todo va a salir bien.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Kwang Jingshu fue arrestado por el MSN y encarcelado sin presentar cargos formales. Para cuando logró escapar, el contagio ya se había extendido más allá de la frontera de China.]</i></span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-19859573273481784062013-01-03T01:05:00.001-08:002013-01-03T01:27:27.078-08:0003.- WORLD WAR Z - LHASA, REPÚBLICA POPULAR DEL TÍBET<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[La ciudad más poblada del mundo todavía se está recuperando de las últimas elecciones populares. Los social-demócratas derrotaron al partido del Lama en una victoria atronadora, y las calles hierven de rebeldes. Me encontré con Nury Televaldi en un concurrido café a un lado de una cale principal. Tenemos que gritar para hacernos oír sobre la multitud eufórica.]</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Antes de la plaga, el contrabando por tierra no era popular. Conseguir los pasaportes, los tiquetes falsos para el bus de turismo, los contactos y la protección al otro lado, todo eso requería mucho dinero. En ese entonces, las únicas rutas lucrativas eran hacia Tailandia y Myanmar. Donde yo vivía, en Kashi, la única opción era hacia las antiguas Repúblicas Soviéticas. Nadie quería ir allá, y por eso al principio yo no era un shetou. Yo era un importador: pasta de opio, diamantes en bruto, niñas, niños, cualquier cosa de valor que produjeran en esas primitivas excusas de países. La plaga lo cambió todo. De repente nos vimos inundados de ofertas, y no sólo de los liudong renkou, sino también, como ustedes dicen, de gente de las clases más altas. Tuve profesionales de las ciudades, ganaderos, incluso oficiales de los escalones bajos del gobierno. Eran gente que tenía mucho qué perder. No les importaba para dónde iban, sólo que tenían que salir. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted sabía de qué estaban huyendo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Habíamos escuchado los rumores. Incluso habíamos tenido una infección en algún lugar de Kashi. Pero el gobierno lo ocultó todo de inmediato. Sin embargo, nosotros lo sospechábamos, sabíamos que algo no estaba bien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y el gobierno no trató de detenerlos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Oficialmente sí. Las penas por el contrabando se hicieron más severas; se reforzaron los puntos de control en las fronteras. Incluso ejecutaron a algunos shetou, públicamente, para poner un ejemplo. Si no se conoce la historia real, si no la vieron desde nuestro lado, cualquiera pensaría que fueron medidas efectivas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Entonces no lo fueron?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sólo digamos que hice rica a mucha gente: guardias fronterizos, burócratas, policías, incluso alcaldes. Todavía eran buenos tiempos para China, y la mejor manera de honrar la memoria del Presidente Mao era ver su cara en la mayor cantidad posible de billetes de cien yuan. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Entonces tuvo mucho éxito. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Kashi era la ciudad de moda. Creo que el noventa por ciento, y quizá más, de todo el tráfico terrestre pasó por allí, e incluso un poco del aéreo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Aéreo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sólo un poco. Sólo transporté renshe en un par de ocasiones, en algunos vuelos de carga hacia Kazajstán o Rusia. Trabajos pequeños. No era como en oriente, de Guangdong y Jiangsu estaban saliendo miles de personas cada semana. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Podría hablar un poco más de eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El tráfico aéreo se volvió un gran negocio en las provincias orientales. Esos eran clientes ricos, que podían comparar paquetes en vuelos de primera clase y visas turísticas. Se bajaban del avión en Londres o en Roma, o incluso en San Francisco, se registraban en el hotel, se iban de paseo por un día, y luego desaparecían. Ahí estaba todo el dinero. Siempre quise dedicarme al transporte aéreo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Pero qué pasaba con la infección? ¿No había riesgo de ser descubiertos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Fue sólo más tarde, después de lo que pasó con el vuelo 575. Al principio no había muchos infectados en los vuelos. Si lo estaban, entonces sólo sufrían las primeras etapas del contagio. Los shetou del aire eran muy cuidadosos. Si alguien tenía signos de infección avanzada, no los dejaban ni acercar. Tenían que proteger el negocio. La regla de oro era que no se podía engañar a los oficiales de inmigración si no se podía engañar primero al shetou. Tenían que verse y actuar como personas completamente sanas, e incluso entonces era una carrera contra el tiempo. Antes del vuelo 575, escuché una historia de una pareja, un hombre de negocios con mucho dinero y su esposa. A él lo mordieron. No era una mordida grave, si me entiende, sino una de esas “mechas lentas,” porque el mordisco no agarró ninguno de los vasos sanguíneos principales. Estoy seguro de que creían que había una cura en occidente, muchos lo creían. Al parecer, alcanzaron a llegar hasta su cuarto de hotel en París antes de que él colapsara. La esposa trató de llamar a un doctor, pero él no la dejó. Tenía miedo de que los devolvieran. En lugar de eso, él le ordenó que lo abandonara, que se fuera antes de que entrara en coma. Dicen que lo hizo, y después de dos días de escuchar los gemidos y los golpes, la gente del hotel decidió ignorar el letrero de “NO MOLESTAR” y abrieron el cuarto. No estoy seguro de si fue así que comenzó la infección en París, pero tiene sentido. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Usted me dice que no llamaron a un doctor, porque tenían miedo de que los deportaran, ¿pero no se suponía que estaban buscando una cura en occidente?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Usted no entiende cómo funciona el corazón de un refugiado, verdad? Esa gente estaba desesperada. Estaban atrapados entre enfrentar la infección, y ser atrapados y “curados” por su propio gobierno. Si usted tuviera un ser querido, alguien de la familia, un hijo infectado, y creyera que existe la más mínima esperanza de cura en algún otro país, ¿no haría todo lo que estuviese en su poder para llegar hasta allá? ¿No preferiría creer en esa posibilidad? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Entonces la esposa de ese hombre, junto con los otros renshe, simplemente desaparecieron?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Siempre había sido así, incluso antes de la infección. Algunos se quedaban con sus familiares, o con amigos. Los más pobres tenían que trabajar para pagar su bao con la mafia china local. La mayoría simplemente se fundían en las zonas marginales de la sociedad en cada país. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Las áreas de bajos ingresos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si así es como le gusta llamarlas. ¿Qué mejor lugar para esconderse que esa parte de la población que nadie quiere ver? ¿Por qué cree que empezaron esas infecciones en los barrios pobres del Primer Mundo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Se dice que muchos shetou propagaron el mito de que había una cura en otros países. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Algunos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted lo hizo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Pausa.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Otra pausa.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Cómo afectó el vuelo 575 el contrabando por aire? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las restricciones se hicieron mayores, pero sólo en algunos países. Los shetou del aire eran cuidadosos, pero también muy recursivos. Tenían un dicho: “Las casas de todos los hombres ricos tienen siempre una entrada para los sirvientes.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Qué quiere decir eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si Europa Occidental aumentaba la seguridad, entraban por Europa Oriental. Si los Estados Unidos no los dejaban pasar, entraban por México. Eso hacía que los países ricos se sintieran más seguros, a pesar de que ya estaban infectados dentro de sus fronteras. Yo no soy un experto en eso, recuerde, yo me dedicaba al transporte terrestre, y mis objetivos eran los países de Asia Central.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Era más fácil entrar en ellos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Prácticamente nos pedían que entráramos. Esos países estaban en la ruina, y sus oficiales eran tan ignorantes y corruptos que incluso nos ayudaban a conseguir todos los documentos a cambio de una parte de la tarifa. Hasta tenían sus propios shetou, o como sea que los llamen en su idioma de bárbaros, que trabajaban con nosotros para pasar los renshe a través de las Repúblicas Soviéticas hasta países como India, Rusia e Irán. Nunca pregunté ni quise saber cuan lejos llegaban ellos. Mi trabajo terminaba en la frontera. Yo sólo les hacía sellar los papeles, marcar sus vehículos, les pagaba a los guardias y me largaba con mi parte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Vio muchos infectados? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No al principio. La plaga trabajaba muy rápido. No era como en los viajes por avión. A la gente le tomaba semanas llegar hasta Kashi, e incluso los casos más lentos, según me han dicho, no duraban más que unos cuantos días. Los clientes infectados se reanimaban en alguna parte del recorrido antes de llegar y eran identificados y recogidos por la policía local. Después, cuando las infestaciones se multiplicaron y la policía ya no pudo contenerlos, comencé a ver un montón de gente infectada en mi ruta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Eran peligrosos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Casi nunca. Usualmente los familiares los tenían amarrados y amordazados. Uno veía algo moviéndose en la parte de atrás de un automóvil, sacudiéndose bajo un montón de ropa o unas sábanas. Se escuchaban golpes en la maleta de los autos, o, mucho después, en cajones de madera con agujeros en la parte de atrás de una camioneta. Agujeros… en verdad no tenían idea de lo que les estaba pasando a sus seres queridos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted lo sabía? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Para entonces, sí, pero también sabía que tratar de explicárselo a sus familiares era una pérdida de tiempo. Yo sólo tomaba el dinero y los ponía en camino. Tuve suerte. Nunca tuve que enfrentar los problemas de los contrabandistas marítimos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Eso era más difícil? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y peligroso. Mis socios de las provincias costeras tenían que vivir con la posibilidad de que algún infectado rompiese sus cadenas y contaminara todo un cargamento. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y qué hacían?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">He escuchado de varias “soluciones.” Algunas veces los barcos llegaban hasta alguna costa deshabitada —ya no importaba si era el país de destino o no, podía ser cualquier costa— y “descargaban” a los renshe infectados en la playa. También oí de algunos capitanes que navegaban hasta alta mar y los arrojaban a todos por la borda. Eso podría explicar esos casos de nadadores y buzos que desaparecían sin rastro, o por qué había gente por todo el mundo diciendo que los veían salir de entre las olas. Al menos yo nunca tuve nada que ver </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">con eso. Pero sí tuve un incidente parecido, uno que me convenció de que ya era hora de retirarme. Encontré este camión, un viejo y destartalado tráiler. Se podían escuchar los gemidos que salían de la parte de atrás. Un montón de puños golpeaban contra el aluminio. Tanto que se mecía de un lado para el otro. En la cabina iba un banquero muy rico de Xi‟an. Había conseguido un montón de dinero haciendo préstamos para sacar tarjetas de crédito Americanas. Suficiente para llevarse a toda su familia fuera del país. El traje de Armani del tipo estaba arrugado y roto. Tenía arañazos por todo un lado de la cara, y en los ojos tenía ese fuego de locura que estaba comenzando a ver más y más seguido por esos días. Los ojos del chofer eran distintos, se veían como los míos, con la sospecha de que el dinero no iba a servir para nada dentro de muy poco tiempo. Le regalé un billete de cincuenta y le deseé buena suerte. Eso fue todo lo que pude hacer por él. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Hacia dónde iba ese camión? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Kirguiztán.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-80008036261703209852013-01-03T00:52:00.001-08:002013-01-03T01:27:35.345-08:0004.- WORLD WAR Z - METEORA, GRECIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Una serie de monasterios están construidos en las empinadas e inaccesibles paredes de roca, con algunos de los edificios soportados por altas y casi verticales columnas. Aunque originalmente era un refugio contra los turcos otomanos, más adelante probó ser un fuerte seguro contra los muertos vivientes. Escaleras construidas después de la guerra, casi todas de metal o madera y fáciles de retirar, indican la reciente afluencia de peregrinos y turistas. Meteora se ha convertido en un objetivo muy popular para ambos grupos en los últimos años. Algunos buscan sabiduría e iluminación espiritual, otros sólo buscan una sensación de paz. Stanley MacDonald pertenece a este segundo grupo. Un veterano de casi todas las campañas a lo largo y ancho de su nativa Canadá, su primer encuentro con los muertos vivientes fue en una guerra muy diferente, cuando el Tercer Batallón Canadiense de Infantería Ligera de la Princesa Patricia fue desplegado en una operación contra el tráfico de drogas en Kirguiztán.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por favor no nos confunda con esos “Equipos Alfa” americanos. Esto fue mucho antes de que esos entraran en operación, antes de “El Pánico,” antes de la cuarentena Israelí… esto fue antes incluso que el primer contagio reportado en Ciudad del Cabo. Estábamos en las primeras etapas del contagio, antes de que nadie sospechara siquiera lo que estaba a punto de suceder. Nuestra misión era algo completamente convencional, opio y hachís, el principal producto de exportación de los terroristas para el resto del mundo. Eso era lo </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">único que se podía encontrar en esa tierra desolada y llena de rocas. Traficantes, matones y guardaespaldas locales. Era lo único que esperábamos encontrar. Era lo único para lo que estábamos preparados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La entrada a la caverna fue fácil de encontrar. Sólo seguimos el rastro de sangre que comenzó en la caravana. De inmediato supimos que algo estaba mal. No había cadáveres. En los enfrentamientos de grupos rivales, siempre dejaban las víctimas tendidas y mutiladas como una advertencia para los demás. Había mucha sangre, sangre y pedazos de carne descompuesta, pero los únicos cuerpos que encontramos fueron los de las mulas de carga. Las habían matado, sin disparos, por lo que parecía ser una manada de animales. Les habían abierto la panza y estaban cubiertas de heridas y mordiscos. Supusimos que habían sido perros salvajes. Manadas de esas malditas bestias acechaban en los valles, grandes y feroces como lobos árticos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo más confuso fue cómo encontramos la mercancía, todavía en las mochilas, o regada alrededor de los cuerpos. Bueno, incluso aunque no fuese por un asunto territorial, aunque se tratara sólo una venganza religiosa o tribal, nadie abandona cincuenta kilos de <i>Bad Brown</i> de primera calidad, unos rifles de asalto en perfecto estado, y los demás trofeos de considerable valor que había, como relojes, reproductores de mini disc, y localizadores de GPS. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El rastro de sangre subía por la montaña desde el sitio de la masacre. Mucha sangre. Cualquiera que hubiese perdido tanta no se podría haber levantado de nuevo. Pero de alguna manera lo había hecho. No lo habían curado. No había más huellas. Por lo que pudimos ver, ese hombre había corrido, sangrando, y había caído de frente —todavía podíamos ver la huella de su rostro cubierto de sangre sobre la arena. De algún modo, sin ahogarse o desangrarse hasta morir, se había quedado allí tendido por algún tiempo y luego se había levantado y había vuelto a caminar. Las nuevas huellas eran diferentes de las anteriores. Parecía más lento, estaban más juntas. El pié derecho se arrastraba y había perdido su zapato, un viejo y gastado Nike de bota alta. Las huellas estaban salpicadas de algún fluido. No era sangre, no era humano, sino unas gotas de una sustancia negra y viscosa que ninguno de nosotros fue capaz de reconocer. Seguimos ese rastro y las huellas hasta la entrada de la caverna. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No hubo fuego a la entrada, ni recepción de ningún tipo. Encontramos la entrada del túnel abierta y sin vigilancia. De inmediato comenzamos a ver cuerpos, hombres muertos por sus propias trampas. Parecía que trataban de… que corrían… para escapar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mas allá, en la primera recámara, vimos evidencias de disparos de un solo bando, digo de un solo bando porque sólo una de las paredes de la caverna estaba cubierta de impactos de armas de fuego. En la pared opuesta estaban los combatientes. Habían sido despedazados. Sus extremidades, sus huesos, habían sido arrancadas y mordisqueadas… algunas todavía sostenían sus armas, como una mano que encontramos con una Makarov todavía entre sus dedos. A la mano le faltaba un dedo y lo encontramos al otro lado del salón, con el cuerpo de un tipo desarmado al que le habían disparado por lo menos cien veces. Algunos de los disparos le habían volado la tapa de los sesos. El dedo estaba engarzado entre sus dientes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cada una de las recámaras contaba una historia parecida. Encontramos barricadas destrozadas, armas abandonadas. Encontramos más cuerpos, o pedazos de ellos. Los únicos que habían permanecido casi intactos eran los que habían muerto de disparos en la cabeza. Tenían carne, pedazos de carne fresca y masticada atorada en sus gargantas y estómagos. Las marcas de sangre, las huellas, los casquillos, y los agujeros en las paredes, sugerían que aquella batalla había comenzado en la enfermería. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Descubrimos varios catres, todos ensangrentados. Al fondo del salón vimos un cuerpo sin cabeza… supongo que un médico, tirado junto a un catre con las sábanas manchadas y un viejo y gastado Nike de bota alta, del pié izquierdo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El último túnel que revisamos había colapsado al dispararse una carga de demolición que habían puesto como trampa. Una mano sobresalía de entre las rocas. Aún se movía. Reaccioné por instinto y me incliné para agarrar la mano, y sentí cómo me apretaba. Parecía un cepo de acero, casi me fractura los dedos. Traté de retirar mi mano, pero no me soltaba. Tiré más fuerte, apuntalándome con mis piernas. Primero salió un brazo, luego la cabeza, el rostro destrozado con los ojos abiertos y los labios grises, luego la otra mano, agarrándome del brazo y apretándome, luego los hombros. Caí hacia atrás y la mitad superior de esa cosa cayó conmigo. La cadera y todo lo demás seguían atorados bajo las rocas, conectados con el torso superior por una línea de entrañas. Todavía se movía, tratando de arañarme y de llevar mi brazo hasta su boca. Saqué mi arma. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El disparo salió hacia arriba, entrando justo por debajo de la quijada y regando sus sesos por el techo. Yo fui el único presente en el túnel cuando sucedió. El único testigo… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Hace una pausa.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Exposición a agentes químicos desconocidos.” Eso fue lo que me dijeron cuando regresé a Edmonton, eso, o una reacción adversa a las vacunas. También agregaron algo de TEPT por si acaso. Dijeron que necesitaba un descanso, descanso y una “evaluación” de largo plazo… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Evaluación”… así la llaman cuando lo hacen los de tu propio lado. Sólo le dicen “interrogatorio” cuando es un enemigo. Te enseñan cómo resistirte al enemigo, cómo cerrar tu mente y tu espíritu. No te enseñan cómo resistirte ante tu propia gente, especialmente si se supone que están tratando de “ayudarte a ver la verdad.” Ellos no me convencieron, yo mismo lo hice. Quería creerles y dejar que me ayudaran. Yo era un buen soldado, bien entrenado y con experiencia; Sabía lo que podía hacerle a otros seres humanos y lo que ellos podían hacerme a mí. Pensé que estaba listo para cualquier cosa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Mira hacia el valle, con los ojos perdidos.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué persona cuerda podría haber estado lista para esto?</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-23830353044928857122013-01-03T00:44:00.001-08:002013-01-03T01:27:59.246-08:0005.- WORLD WAR Z - SELVA LLUVIOSA DEL AMAZONAS, BRASIL<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Me llevan con una venda en los ojos para no revelar la localización de mis “anfitriones.” Los extranjeros les llaman los Yanomami, “La Gente Salvaje,” y no se sabe si fue su naturaleza guerrera, o el hecho de que su aldea está suspendida entre los árboles más altos, lo que los ayudó a superar la crisis tan bien, o mejor aún, que los países industrializados. No está muy claro si Fernando Oliveira, el exiliado, el drogadicto hombre blanco de “la frontera con el mundo,” es un invitado entre ellos, una mascota, o un prisionero.]</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo todavía era un médico, eso era lo que quería creer. Sí, era rico, y conseguía más dinero todo el tiempo, pero al menos mi fortuna la había conseguido realizando procedimientos médicos necesarios. No vivía cortando y afilando narices de adolescentes, o cosiéndole “pintos” sudaneses a las vedettes transexuales. Yo era un médico de verdad y ayudaba a la gente, y si eso era tan “inmoral” ante los ojos hipócritas y egoístas de los países del norte, ¿por qué sus ciudadanos seguían viniendo a buscarme todo el tiempo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El paquete llegó al aeropuerto una hora antes que el paciente, empacado en hielo dentro de una nevera portátil de campamento. Los corazones eran extremadamente escasos. No como los hígados o la piel, y mucho menos como los riñones que, después de que aprobaron la ley de “consentimiento implícito”, podían conseguirse en cualquier hospital o morgue del país. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Lo habían revisado? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Para detectar qué? Al hacer las pruebas de laboratorio, hay qué saber específicamente qué es lo que se está buscando. No sabíamos nada sobre la Plaga que Camina en ese entonces. Sólo teníamos los virus normales —hepatitis o VIH/SIDA— y ni siquiera tuvimos tiempo de hacer las pruebas para esos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por qué? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Porque el vuelo venía retrasado. Los órganos no pueden tenerse en hielo para siempre. Ya estábamos apostando más de lo que debíamos con ese tipo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿De dónde había salido?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De China, con seguridad. Mi proveedor despachaba desde Macao. Confiábamos en él. Sus antecedentes eran sólidos. Cuando nos aseguró que el paquete estaba “limpio,” creí en su palabra; tenía que hacerlo. Él sabía los riesgos que corríamos, y yo también, lo mismo que el paciente. Herr Muller, aparte de sus problemas cardiacos, sufría de una extremadamente rara dextrocardia con situs inversus. Sus órganos estaban en el lado opuesto a los de una persona normal; el hígado en el lado izquierdo, las arterias cardiacas en el derecho, y así todo lo demás. Puede ver la situación tan particular que enfrentábamos. No podíamos transplantarle un corazón normal y voltearlo para el otro lado, las cosas funcionan de esa</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Traducción: m_earendil www.noerestu.com</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">manera. Necesitábamos un corazón fresco y saludable de un “donante” con el mismo problema. Aparte de China, ¿en dónde más íbamos a correr con tanta suerte? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Sólo suerte? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sonríe.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y “facilidad política.” Le dije a mi proveedor lo que necesitaba, le di los detalles, y tan sólo tres semanas después recibí un e-mail titulado simplemente: “Tenemos uno.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Entonces usted realizó la operación. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Como auxiliar, el doctor Silva fue el que realizó el procedimiento. Era un prestigioso cirujano cardiaco que atendía los casos del Hospital Israelita Albert Einstein de São Paulo. Hijo de puta arrogante, aún para ser cardiólogo. Me dolió en el alma tener que trabajar con… bajo las órdenes de ese imbécil. Me hablaba como si yo fuera un residente de primer año. ¿Pero qué más iba a hacer?… Herr Muller necesitaba un corazón nuevo y mi casa de playa necesitaba un jacuzzi. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Herr Muller no alcanzó ni a recuperarse de la anestesia. Mientras descansaba en la sala de recuperación, sólo unos cuantos minutos después de cerrarlo, comenzaron a aparecer los síntomas. La temperatura, el pulso, los niveles de oxígeno… Estaba muy preocupado, y seguramente logré poner nervioso a mi “colega más experimentado.” Él me dijo que debía ser una reacción a los medicamentos inmunosupresores, o simplemente una de las complicaciones que podían esperarse en un hombre de sesenta y siete años, con sobrepeso, mala salud, y que acababa de pasar por uno de los procedimientos más traumáticos de la medicina moderna. Me sorprendió que no me diera un golpecito en la cabeza para terminar, hijo de puta condescendiente. Me dijo que me fuera a casa, me duchara, durmiera un poco, y que consiguiera a una o dos mujeres para relajarme. Él se quedaría a vigilarlo y me llamaría si ocurría algún cambio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Oliveira encoge sus labios en un gesto de enojo, y mastica un puñado de las hojas misteriosas que tiene a su lado.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Y qué se supone que debía pensar yo? Quizá sí era por la droga, el OKT3. O quizá me estaba preocupando más de la cuenta. Era mi primer transplante de corazón. ¿Qué sabía yo? De todos modos… estaba tan preocupado que lo último que se me ocurrió fue dormir. Así que hice lo que cualquier médico haría si un paciente está sufriendo; me fui para la ciudad. Bailé, bebí, hice y me hicieron cosas que usted no se imaginaría. Al principio ni siquiera me dí cuenta de que lo que estaba vibrando en mis pantalones era mi teléfono. Debió pasar una hora hasta que finalmente contesté. Graciela, mi recepcionista, estaba en pánico. Me dijo que Herr Muller había entrado en coma hacía más de una hora. Ya estaba subiéndome al auto antes de que ella pudiese terminar esa frase. Estaba a media hora de la clínica, y nos maldije a Silva y a mí mismo durante todo el recorrido. ¡Por supuesto que tenía motivos para preocuparme! ¡Yo tenía la razón! Era una cuestión de orgullo; incluso si tener la razón me metía en problemas, disfruté el haber comprometido así la reputación de Silva.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al llegar encontré a Graciela tratando de calmar a Rosa, una de mis enfermeras, que estaba histérica. La pobre chica estaba inconsolable. Le di una buena cachetada —eso la calmó un </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">poco— y le pregunté qué estaba pasando. ¿Por qué su uniforme estaba manchado de sangre? ¿Dónde estaba en doctor Silva? ¿Por qué todos los pacientes estaban fuera de sus cuartos, y qué diablos era ese maldito ruido? Me dijo que Herr Muller había muerto de repente, sin aviso. Me explicó que habían estado tratando de resucitarlo, y que Herr Muller había abierto los ojos y había mordido al doctor Silva en la mano. Estuvieron forcejeando; Rosa trató de ayudarlo, pero estuvo a punto de ser mordida también. Abandonó a Silva, salió corriendo del cuarto, y cerró la puerta con llave. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estuve a punto de reírme. Era ridículo. Quizá “Superman” había cometido un error y lo había diagnosticado mal, si eso era posible. Quizá el viejo se había levantado, mareado, y había tratado de agarrase al doctor Silva para no caerse. Tenía que haber una explicación razonable… pero esa sangre en su uniforme y el sonido ahogado en el cuarto de Herr Muller… Regresé a mi auto por mi arma, más para calmar a Graciela y a Rosa que por mi propia seguridad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted portaba un arma? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Vivía en Río. ¿Qué cree que llevaba conmigo, nada más mi “pinto”? Volví al cuarto de Herr Muller y toqué varias veces. No escuché nada. Los llamé a él y a Silva. No respondieron. Había sangre saliendo por debajo de la puerta. Entré y vi que estaba por todo el piso. Silva estaba tirado en una esquina, y Muller estaba arrodillado sobre él con su gorda, pálida y velluda espalda hacia mí. No recuerdo cómo llamé su atención, si acaso lo llamé, dije alguna grosería, o simplemente me quede allí parado. Muller se volteó, y unos pedazos de carne ensangrentada cayeron de su boca. Algunas de las grapas de acero de su sutura se habían abierto, y un fluido negro y gelatinoso salía de la incisión. Se puso se pié con torpeza, y cojeó lentamente hacia mí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Levanté la pistola y apunté hacia su nuevo corazón. Era una “Desert Eagle” Israelí, grande y lujosa; precisamente por eso la había comprado. Nunca antes había tenido que dispararla, gracias a Dios. No estaba listo para el retroceso. La bala salió torcida y literalmente le hizo estallar la cabeza. Fue pura suerte, eso es todo. Yo era un idiota con suerte allí parado, con un arma humeante en la mano y un hilo de orina bajándome por la pierna. Esta vez fue mi turno de recibir varias cachetadas de parte de Graciela, hasta que por fin recuperé el sentido y llamé a la policía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Lo arrestaron? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Está loco? Ellos también eran socios míos, ¿cómo cree que conseguía los órganos en el mercado local? ¿Cómo cree que pude ocuparme de todo ese asunto? Son buenos en eso. Me ayudaron a explicarle a mis otros pacientes que un asesino demente había entrado a la clínica y había matado a Herr Muller y al doctor Silva. También se aseguraron de que ninguno de los empleados dijera nada parta contradecir esa historia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y los cuerpos?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Registraron a Silva como la víctima sin identificar de un posible robo de auto. No sé dónde dejaron en cuerpo; seguro en alguna chabola en la Ciudad de Dios, y seguramente le </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">pusieron drogas en los bolsillos para hacer la historia más creíble. Espero que lo hayan quemado, o enterrado… muy hondo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted cree que él…?</b> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No lo sé. Su cerebro estaba intacto cuando murió. Si no estaba en una bolsa para cadáveres bien sellada… o si la tierra estaba blanda. ¿Cuánto tiempo podría haberse tardado en salir? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Mastica otra hoja, y me ofrece un poco. Yo las rechazo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y el señor Muller? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No dimos ninguna explicación, ni a su esposa, ni a la embajada de Austria. Sólo era otro turista desaparecido que no había tenido cuidado en una ciudad peligrosa. No sé si Frau Muller se creyó la historia, o si trató de investigar. Seguramente nunca se dio cuenta de la suerte que tuvo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por qué dice que tuvo suerte? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Lo dice en serio? ¿Qué habría pasado si no se hubiese reanimado en mi clínica? ¿Qué tal si hubiese alcanzado a regresar a casa? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Habría sido posible? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Claro que sí! Piénselo. Como la infección comenzó por culpa del corazón, el virus tuvo acceso directo a su sistema circulatorio, así que debió llegar al cerebro apenas segundos después de haberse implantado. Piense que habría pasado si hubiese sido otro órgano, el hígado o un riñón, o incluso una sección de piel. Se habría demorado mucho más, especialmente si el virus hubiese estado presente en concentraciones muy bajas. Pero el donante… Él tampoco debía haberse reanimado cuando le sacaron el corazón. ¿Qué tal si estaba recién infectado? El órgano podría no haber estado saturado por completo. Quizá sólo un rastro infinitesimal del virus. Si se pone un órgano así en otro cuerpo, podría tomarle días, semanas incluso, antes de poder llegar hasta el torrente sanguíneo. Para entonces el paciente podría haberse recuperado de la cirugía, y estar feliz y saludable viviendo su vida normal. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero la persona que removió el órgano… </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">…quizá no sabía lo que tenía entre manos. Yo no lo supe. Todavía estábamos en los primeros días, cuando nadie sabía nada al respecto. Incluso aunque lo supieran, algunos miembros del ejército chino… ¿quiere hablar de algo inmoral?… Muchos años antes del contagio, ellos ganaban millones con los órganos de los prisioneros políticos ejecutados. ¿Usted cree que algo como un simple virus les iba a impedir seguir chupando de esa teta de oro?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Pero cómo…? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si se retira el órgano justo después de que la víctima muere… incluso mientras todavía está viva… ellos solían hacer eso, usted sabe, remover órganos todavía vivos para garantizar que estuviesen frescos… luego se empaca en hielo y se envía en el primer avión hacia Río… China era el más grande exportador de órganos humanos del mercado mundial. Quién sabe cuántas córneas infectadas, cuántas glándulas pituitarias… Madre de Dios, cuántos riñones infectados despacharon en el mercado negro. ¡Y estamos hablando sólo de los órganos! ¿Quiere que hablemos de los óvulos “donados” por las prisioneras chinas, el esperma, y la sangre? ¿Cree que la inmigración fue la única manera en que la infección se diseminó por el planeta? No todos los primeros infectados en occidente fueron inmigrantes chinos. ¿Cómo explicar todas esas historias de gente que murió sin razón aparente, y luego revivió sin haber sido mordida? ¿Por qué tantas epidemias comenzaron en los hospitales? Los ilegales chinos no podían ir a los hospitales. ¿Sabe cuántos miles de personas se hicieron un transplante ilegal en esos años antes del Gran Pánico? Si tan sólo el diez por ciento de ellos quedaron infectados, o el uno por ciento… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Tiene alguna prueba para esta teoría? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No… ¡pero eso no quiere decir que no pudo pasar! Cuando pienso en todos los transplantes que realicé, todos esos pacientes de Europa, de los Emiratos Árabes, e incluso los hipócritas de los Estados Unidos. A muy pocos yanquis les interesaba saber de dónde había salido su nuevo páncreas o riñón. Podía ser de un niño de la Ciudad de Dios o de un estudiante desafortunado en una prisión política de China. No lo sabían y no les importaba. Ustedes sólo firmaban sus cheques de viajero, pasaban por el bisturí, y se devolvían para Miami, o Nueva York, o donde fuera. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Alguna vez trató de contactar a alguno de esos pacientes, de advertirles? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No. Estaba ocupado tratando de recuperarme de un escándalo, de volver a levantar mi reputación, mi clientela, mi cuenta de banco. Quería olvidar todo lo que había pasado, no investigarlo a profundidad. Para cuando me di cuenta del verdadero peligro, ya lo tenía golpeando la puerta de mi casa.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-14553131295591267812013-01-03T00:29:00.001-08:002013-01-03T01:28:12.759-08:0006.-WORLD WAR Z - PUERTO DE BRIDGETOWN, BARBADOS, FEDERACIÓN DE LAS INDIAS ORIENTALES<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Me dijeron que debía esperar un “barco alto,” aunque las “velas” del I.S. Imfingo son en realidad cuatro turbinas verticales de viento que se levantan desde su esbelto casco de trimarán. Al ver que están conectadas a una batería de PEMs, células de </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">energía basadas en una membrana de intercambio de protones que le permiten convertir el agua de mar en electricidad, es fácil entender por qué la “I” del prefijo “I.S.” se refiere a su energía “ilimitada.” Reconocida como el futuro indiscutible del transporte marítimo, todavía es raro ver un barco con esa tecnología que no lleve la bandera de algún gobierno. El Imfingo es de propiedad privada. Jacob Nyathi es su capitán.] </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo nací al mismo tiempo que la nueva Sudáfrica, después del apartheid. En esos días de euforia, el nuevo gobierno no sólo nos prometió una democracia de “un voto por cada hombre,” sino empleo y vivienda para todo el país. Mi padre creyó que hablaban de algo inmediato. No entendía que esos eran objetivos a largo plazo, que se cumplirían sólo después de años—generaciones—de trabajo duro. Él pensó que si abandonábamos la tierra de nuestra tribu y nos mudábamos a la ciudad, habría una casa nueva y un trabajo bien pagado esperándonos al llegar. Mi padre era un hombre sencillo, un jornalero. No puedo culparlo por su falta de educación formal, por su sueño de una vida mejor para su familia. Así que nos establecimos en Kayelitsha, uno de los cuatro poblados principales alrededor de Ciudad el Cabo. Tuvimos una vida de pobreza, humillación y miserias. Esa fue mi niñez. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La noche en que sucedió, iba caminando a casa desde la estación del autobús. Eran casi las cinco de la mañana y acababa de salir de mi turno como mesero en el T.G.I. Friday‟s del barrio Victoria. Había sido una buena noche. Las propinas fueron grandes, y las noticias del campeonato de las Tres Naciones eran motivo suficiente para que cualquier sudafricano se sintiese como de tres metros de altura. Los Springboks habían barrido a los All Blacks… ¡otra vez! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Él sonríe al recordarlo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quizá esos pensamientos me distrajeron al principio, o quizá estaba un poco cansado, pero recuerdo que mi cuerpo reaccionó instintivamente incluso antes de escuchar los primeros disparos. Las balaceras no eran raras, no en mi barrio, y mucho menos en esos días. “Una pistola por cada hombre,” ese era el eslogan de mi vida en Kayelitsha. Como un veterano de guerra, uno desarrolla habilidades de supervivencia que parecen casi instintivas. Las mías eran afiladas como una navaja. Me agaché, traté de ver de dónde venía el sonido, y al mismo tiempo busqué la superficie más dura para resguardarme. Casi todas las casas eran chozas improvisadas con pedazos de madera y latas dobladas, o simples láminas de plástico amarradas a unos postes que apenas si se sostenían. El fuego arrasaba con esos tugurios al menos una vez cada año, y las balas pasaban a través de ellos como si no hubiese más que aire.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Salí corriendo y me oculté tras una barbería que habían construido usando un contenedor de mercancía del tamaño de un auto grande. No era lo mejor, pero serviría por algunos segundos, lo suficiente para tranquilizarme y esperar a que terminara el tiroteo. Sólo que no acabó. Pistolas, escopetas, y ese golpeteo que nunca olvidaré, el ruido que te indica que alguien por ahí tiene un Kalashnikov. Estaba durando demasiado como para ser una simple barrida de una pandilla. Luego siguieron las voces, gritos. Comencé a oler humo. Escuché </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">el sonido de una multitud. Me asomé por una esquina. Docenas de personas, casi todos en pijama, y todos gritando: “¡Corran! ¡Salgan de aquí! ¡Ahí vienen!” A mi alrededor comenzaron a encenderse las luces, y a asomarse rostros en todas las chozas. “¿Qué está pasando?” preguntaban. “¿Quién viene?” Esos eran los más jóvenes. Los viejos simplemente comenzaron a correr. Tenían un instinto de supervivencia diferente, un instinto que nació cuando ellos eran esclavos dentro de su propio país. En esos días, todo el mundo sabía a quiénes se referían cuando alguien decía “ahí vienen,” y si “ellos” venían, lo único que se podía hacer era correr y rezar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Usted salió corriendo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No pude. Mi familia, mi madre y mis dos hermanas, vivían sólo a unas puertas de la estación de Radio Zibonele, justo de donde venía toda esa gente. No estaba pensando con claridad. Fui un estúpido. Debí darme la vuelta, y encontrar un callejón o una calle desierta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Traté de pasar a través de la multitud, empujando en la dirección opuesta. Pensé que podría pasar si me quedaba pegado a las paredes de los tugurios. Me empujaron dentro de uno, contra una de sus paredes de plástico, la cual me envolvió mientras toda la estructura colapsaba sobre mí. Estaba atrapado, no podía respirar. Alguien me pasó por encima y me golpeó la cabeza contra el suelo. Logré liberarme, rodando y revolcándome hasta salir a la calle. Todavía estaba tendido cuando los vi: diez o quince, unas siluetas frente a los fuegos de las casas incendiadas. No pude ver sus caras, pero sí escuchaba sus gemidos. Se acercaban a mí cojeando, con sus brazos levantados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me puse en pié, mi cabeza dando vueltas, con dolor por todo mi cuerpo. Comencé a retroceder instintivamente, hasta la “puerta” de la choza más cercana. Algo me agarró por detrás, tirando del cuello de mi camisa, rasgando la tela. Me di la vuelta, me agaché, y pateé tan fuerte como pude. Era grande, más grande y pesado que yo, por muchos kilos. Un fluido negro se deslizaba por el frente de su camisa blanca. Tenía un cuchillo clavado en el pecho, justo entre dos costillas y hundido hasta el mango. La tela de mi camisa, que estaba atorada entre sus dientes, cayó al piso cuando volvió a abrir la boca. Gimió y me atacó. Yo traté de esquivarlo. Me agarró por la muñeca. Sentí como crujía, y el dolor recorrió todo mi cuerpo. Caí de rodillas, traté de rodar y quizá derribarlo. Mi otra mano tropezó con una cacerola de metal muy pesada. La agarré y lo golpeé con fuerza. Directo en la cara. Lo golpeé una y otra vez, hundiéndole la cabeza hasta que el hueso se partió y sus sesos se regaron en el suelo. Cayó a un lado. Logré liberarme justo en el momento en que otro de ellos aparecía en la entrada. Esta vez, la débil naturaleza de la construcción fue mi ventaja. Le di una patada a la pared para abrirme paso, saliendo de allí mientras toda la choza se venía abajo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Corrí, sin saber hacia dónde iba. Estaba en una pesadilla de chozas, fuego y manos que pasaban a mi lado tratando de agarrarme. Pasé por entre una choza en la que una mujer estaba escondida. Sus dos hijos de aferraban a ella, llorando. “¡Venga conmigo!” le dije. “¡Por favor, venga, tenemos que salir de aquí!” Extendí mis manos, acercándome a ella. Se puso delante de los niños, amenazándome con un afilado destornillador. Sus ojos estaban muy abiertos, llenos de terror. Podía escuchar sus sonidos detrás de mí… tropezando contra la paredes de la chozas, derribándolas a medida que se acercaban. Dejé de hablar en xhosa e </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">intenté con el inglés. “Por favor,” Le rogué, “¡tiene que correr!” Traté de agarrarla, pero me apuñaló la mano. La deje allí. No sabía qué más podía hacer. Todavía la recuerdo, algunas veces cuando duermo o cierro los ojos. Algunas veces veo a mi madre en su lugar, y en vez de los niños que lloran, veo a mis hermanas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Vi una luz frente a mí, brillando a través de las grietas y los agujeros de las chozas. Corrí tan rápido como pude. Tratando de llamar a alguien. Me faltaba el aliento. Pasé a través de la pared de una choza y de pronto me encontré en una espacio abierto. Las luces me cegaban. Sentí algo que chocaba contra mi hombro. Creo que me desmayé antes de llegar al suelo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Desperté en una cama del Hospital Groote Schuur. Nunca había estado en un pabellón de recuperación como ese. Estaba todo tan blanco y limpio. Creí que estaba muerto. Estoy seguro que los medicamentos ayudaron con esa sensación. Nunca antes había probado ningún tipo de droga, y ni siquiera había bebido alcohol. No quería terminar como tantas personas de mi barrio, como mi padre. Toda mi vida había tratado de mantenerme limpio, pero… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La morfina, o lo que sea que me inyectaron, se sentía deliciosa. No me importaba nada más. No me importó cuando me dijeron que la policía me había disparado por error. Vi como sacaban a toda prisa al hombre de la cama de al lado, tan pronto como dejó de respirar. No me interesó lo que dijeron sobre un brote de “rabia.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Quién estaba hablando de eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No lo sé. Como ya le dije, estaba volando más alto que las estrellas. Sólo recuerdo que había voces en el pasillo afuera de la sala, voces que gritaban y discutían. “¡Eso no es rabia!” gritó uno de ellos. “¡La rabia no le hace eso a la gente!” Luego… alguien más… sí “bueno, ¿entonces qué diablos sugieres? ¡Tenemos quince más en el piso de abajo! ¡Quién sabe cuántos más quedan</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-91215575903152132962013-01-02T23:53:00.001-08:002013-01-03T01:28:23.136-08:0007.- WORLD WAR Z - TEL AVIV, ISRAEL<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Jurgen Warmbrunn es un apasionado de la comida etíope, y esa es la razón por la que nos reunimos en este restaurante de Falasha. Con su piel de un rosado brillante, y unas cejas blancas y desordenadas que hacen juego con su cabello al estilo “Einstein,” sería fácil confundirlo con un científico loco o con un profesor universitario. No es ninguno de los dos. Aunque nunca ha reconocido para qué servicio de inteligencia israelí trabajaba, y posiblemente sigue trabajando, en cierto momento de la </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">conversación admite abiertamente que podría referirme a él como “un espía.”] </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La mayoría de la gente no admite que algo puede pasar sino hasta después de que ha pasado. Eso no es estupidez ni debilidad, es sólo la naturaleza humana. No culpo a nadie por no creer. Y no me considero mejor ni más listo que ellos. Supongo que todo se reduce a un simple accidente de nacimiento. Sucede que yo nací dentro de una sociedad que vive con un constante temor a extinguirse. Es parte de nuestra naturaleza, parte de nuestro estado mental, y hemos aprendido a través de muchos errores y ensayos a estar siempre en guardia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El primer aviso que tuve de La Peste fue a través de nuestros amigos y clientes en Taiwán. Llamaron a quejarse de nuestro nuevo software de decodificación de mensajes. Aparentemente había presentado fallas al descifrar unos e-mails de sus fuentes en la República Popular, o al menos los había descifrado tan mal, que el mensaje resultaba incomprensible. Sospeché que el problema no debía estar en el software, sino en los mensajes como tal. Los rojos del continente… supongo que ya no los llamaban rojos… ¿pero qué espera de un viejo como yo? Los rojos tenían la mala costumbre de usar muchos tipos diferentes de computadores, de distintos países y generaciones. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Antes de sugerirle esa solución a Taipei, pensé que sería una buena idea revisar yo mismo los mensajes. Me sorprendió ver que los caracteres estaban claramente decodificados. Pero el texto… tenía que ver con algún tipo de virus que primero eliminaba a la víctima, y luego reanimaba el cadáver como algún tipo de animal furioso y homicida. Por supuesto, no creí que eso fuese literal, especialmente porque unas pocas semanas después, estalló una crisis en el área de Taiwán y todos los mensajes sobre cadáveres reanimados dejaron de llegar. Sospeché que había una segunda capa de encriptación, un código dentro de otro código. Era un procedimiento normal, que se remontaba incluso a los primeros días de la comunicación humana. Por supuesto que los rojos no podían estar hablando de cadáveres reales. Tenía que ser algún sistema nuevo de armas, o un plan de guerra ultra secreto. Dejé el asunto ahí, y traté de olvidarme de él. Sin embargo, como uno de sus grandes héroes nacionales solía decir: “Mi sentido arácnido me alertaba.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Poco tiempo después, durante la recepción de la boda de mi hija, me encontré hablando con uno de los profesores de mi yerno en la Universidad Hebrea. El tipo era un hablador, y había bebido más de la cuenta. Me dijo que un primo suyo había estado haciendo algún trabajo en Sudáfrica, y le había contado algunas historias sobre gólems. ¿Usted conoce la historia del Gólem? Esa vieja leyenda de un rabino que le dió vida a una estatua inanimada. Mary Shelley se robó esa idea para su libro Frankenstein. Al principio no le dije nada, sólo escuché. El tipo siguió hablando acerca de unos gólems que no estaban hechos de arcilla, ni eran dóciles y obedientes. Tan pronto como mencionó que eran cadáveres reanimados, le pedí su número. Resultó que su primo había estado en Ciudad del Cabo en una de esas “excursiones extremas,” creo que era buceo alimentando tiburones… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Hace un gesto girando los ojos.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al parecer, un tiburón le había arrancado un bocado justo del trasero, y por eso se encontraba internado en el Hospital Groote Schuur cuando llegaron las primeras víctimas </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">del poblado de Kayelitsha. Él no vio ninguno de esos casos en persona, pero los empleados le contaron suficientes historias como para llenar mi viejo dictáfono. Luego presenté su relato, junto con los e-mails chinos descifrados, a mis superiores. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Fue en ese momento que me vi beneficiado por las particulares circunstancias de nuestra precaria seguridad. Antes, en octubre de 1973, cuando los ataques coordinados de los árabes nos hicieron retroceder casi hasta el Mediterráneo, habíamos tenido todos los informes de inteligencia a nuestra disposición, todas las señales de alerta, y simplemente habíamos dejado “caer la bola.” Nunca creímos en la posibilidad de un ataque total, coordinado y convencional por parte de varias naciones, y mucho menos durante nuestros días de fiesta más sagrados. Llámelo como quiera, ingenuidad, rigidez, o una imperdonable mentalidad de manada. Imagínese un grupo de gente mirando un mensaje escrito en una pared, y todos felicitándose por haber logrado leer el mensaje correctamente; pero que detrás de ellos hay un espejo, y sólo en el reflejo se puede ver el mensaje verdadero. Nadie está mirando al espejo, porque ninguno cree que es necesario. Bueno, después de que los árabes casi lograron terminar lo que Hitler había empezado, nos dimos cuenta de que no sólo era necesario mirar al espejo, sino que eso debía formar parte de nuestra política nacional. Desde 1973 en adelante, si nueve analistas de inteligencia llegaban a la misma conclusión, era obligación del décimo llevarles la contraria. Sin importar qué tan remota o absurda pudiese ser una conclusión, uno siempre debía investigar más a fondo. Si la planta nuclear de un país vecino podía ser usada para fabricar plutonio para armas, uno investigaba; si se corría el rumor de que algún dictador estaba construyendo un cañón tan grande que podía disparar cápsulas de ántrax a través de países enteros, uno investigaba; y si existía la más mínima posibilidad de que los muertos estuviesen siendo reanimados como máquinas asesinas sin control, uno investigaba e investigaba hasta dar con la absoluta verdad. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y eso fue lo que hice, investigué. Al principio no fue fácil. Con China fuera del juego… la crisis en Taiwán había cortado cualquier fuente de inteligencia… me quedaron muy pocos lugares para conseguir información. La mayoría era basura, especialmente la de Internet; zombies del espacio y el Área 51… ¿Cuál es la obsesión qué tienen en su país con el Área 51? Después de un tiempo comencé a conseguir datos más útiles: casos de “rabia” similares a los de Ciudad del Cabo… el nombre de “rabia africana” se lo pusieron luego. Descubrí las evaluaciones psicológicas de de una tropa de soldados canadienses que habían regresado poco antes desde Kirguiztán. Encontré un artículo en el blog de una enfermera brasileña, en el que les contaba a sus amigos sobre el asesinato de un cardiólogo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La mayor parte de mi información salió de la Organización Mundial de la Salud. Las Naciones Unidas son una obra maestra de la burocracia, con miles de fragmentos de información valiosa, enterrados bajo montañas de reportes que nadie lee. Encontré incidentes similares por todo el mundo, todos ellos descartados por medio de otras explicaciones más “posibles.” Todos esos casos me permitieron formar un único mosaico de esa nueva amenaza. Los sujetos en cuestión estaban muertos de verdad, eran hostiles, y se estaban esparciendo sin lugar a dudas. También hice un descubrimiento muy esperanzador: cómo eliminarlos. Destruir el cerebro.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se ríe.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hablamos de eso hoy en día como si fuera cosa de magia, como el agua bendita o una bala de plata, ¿Pero por qué no sería lógico pensar que destruir el cerebro acabaría con esas criaturas? ¿Acaso no es la mejor manera de eliminarnos a nosotros? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Los seres humanos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Asiente.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿No es eso todo lo que somos? Un cerebro que es mantenido con vida por una compleja y vulnerable máquina llamada cuerpo. El cerebro no puede seguir vivo si parte de la máquina es destruida, o por lo menos privada de algunos elementos básicos como comida y oxígeno. Esa es la única diferencia considerable entre nosotros y “los muertos vivientes.” Sus cerebros no necesitan de todo ese sistema de soporte para vivir, así que es necesario atacar el órgano directamente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Su mano derecha, imitando una pistola, se levanta y apunta hacia su sien.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Una solución muy simple, pero sólo si se conoce el problema! Debido a la velocidad con la que se estaba propagando la plaga, pensé que sería prudente verificar mis datos con los círculos de inteligencia extranjeros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Paul Knight había sido mi amigo por muchos años, desde que trabajamos juntos en Entebbe. La idea de usar una copia del Mercedes negro de Amín fue suya. Paul había dejado de trabajar para el gobierno desde las “reformas” de su agencia, y se había ido a trabajar con una firma privada de consultoría en Bethesda, Maryland. Cuando llegué hasta su casa, me sorprendió ver que no sólo había estado trabajando en el mismo asunto que yo, en su tiempo libre, claro, sino también que su archivo era tan grueso y pesado como el mío. Nos pasamos toda una noche leyendo cada uno los descubrimientos del otro. Ninguno de los dos habló. No creo que ninguno fuese consciente de la presencia del otro, o del mundo a nuestro alrededor, excepto por las palabras que teníamos frente a nuestros ojos. Terminamos de leer casi al mismo tiempo, justo cuando el cielo comenzaba a aclarar por el oriente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Paul pasó la última página, luego me miró y dijo muy convencido: “¿Esto se ve mal, eh?” Asentí, él también, y luego dijo, “¿Entonces qué vamos a hacer al respecto?” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Y así fue como se escribió el informe “Warmbrunn-Knight.” </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Desearía que la gente dejara de llamarlo así. Había al menos otros quince nombres en ese informe: epidemiólogos, agentes de inteligencia, analistas militares, periodistas, incluso un árbitro de la ONU que había estado vigilando las elecciones en Yakarta cuando ocurrieron los primeros casos en Indonesia. Cada uno era un experto o experta en su campo, y todos habían llegado a una conclusión similar antes de que los contactáramos. Nuestro informe tenía menos de cien páginas. Era conciso, incluía todo lo esencial, y era todo lo que pensamos que había que saber para evitar que la infección se convirtiese en una epidemia. Sé que gran parte del crédito se lo han dado al plan de guerra sudafricano, y eso es justo, pero si más gente hubiese leído nuestro informe y trabajado para hacer realidad sus recomendaciones, ese plan nunca hubiese tenido que existir. </span><br />
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero algunas personas sí leyeron y creyeron en su informe. Su propio gobierno…</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero fueron muy pocos, y vea lo que eso nos costó.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-5386856229347151112013-01-02T11:59:00.001-08:002013-01-03T01:28:42.740-08:0008.- WORLD WAR Z - BELÉN, PALESTINA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Con su aspecto duro y sus modales pulidos, Saladin Kader podría ser una estrella de cine. Es amigable pero nunca exagerado, seguro de sí mismo pero no arrogante. Trabaja como profesor de planeación urbana en la Universidad Khalil Gibrán, y, naturalmente, es el amor platónico de todas sus estudiantes. Nos sentamos bajo la estatua del personaje que da su nombre a la Universidad. Como casi todo lo demás en una de las ciudades más pobladas de Medio Oriente, el bronce pulido de la figura brilla bajo el sol.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nací y me crié en Ciudad de Kuwait. Mi familia era una de las pocas “afortunadas” que no fueron expulsadas después de 1991, cuando Arafat se alió con Saddam contra el resto del mundo. No éramos ricos, pero tampoco nos iba mal. Vivía confortablemente, quizá demasiado, podría decirse, y eso se notaba en mi actitud y en todo lo que hacía. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estaba viendo las noticias del canal Al-Yazira desde el mostrador del Starbucks en el que trabajaba todos los días al salir de la escuela. Era la hora pico de la tarde, y el lugar estaba lleno. Debería haber escuchado esa multitud, todos los gritos y las protestas. Estoy seguro de que el ruido allí era el mismo que se escuchaba en ese momento en el salón de la Asamblea General. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por supuesto, muchos pensábamos que era otra mentira de los sionistas, ¿quién no? Cuando el embajador israelí anunció ante la Asamblea General de la ONU que su país asumiría una política de “cuarentena voluntaria,” ¿qué se suponía que íbamos a pensar? ¿Se suponía que debía creer en esa absurda historia de que la rabia africana era en realidad algún nuevo tipo de virus que convertía a los muertos en caníbales sedientos de sangre? ¿Cómo puede alguien creer en semejante estupidez, especialmente si sale de la boca de tu más odiado enemigo?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ni siquiera le presté atención a la segunda parte del discurso de ese gordo bastardo, la parte en la que ofrecía asilo, sin condiciones, a cualquier judío nacido de extranjeros, cualquier extranjero cuyos padres hubiesen nacido en Israel, cualquier palestino de los territorios previamente ocupados, o cualquier palestino cuya familia hubiese vivido dentro del territorio israelí. Esa última parte cobijaba a mi familia, refugiados de los ataques sionistas de la guerra del 67. Por recomendación de los líderes de la OLP, habían huido de su aldea creyendo que regresarían cuando nuestros hermanos egipcios y sirios expulsaran a los judíos hacia el mar. Yo nunca había estado en Israel, o lo que pronto sería absorbido dentro </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">del Estado Unificado de Palestina. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Qué creyó que había detrás de da decisión de Israel? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esto fue lo que pensé: Los sionistas estaban saliendo de los territorios ocupados, pero decían que era una retirada voluntaria, igual que en el Líbano y más recientemente en la Franja de Gaza, pero en realidad, justo como antes, éramos nosotros los que los habíamos expulsado. Ellos sabían que el siguiente golpe destruiría esa atrocidad ilegal que llamaban país, y para resistir ese golpe final estaban tratando de reclutar a los extranjeros judíos como carne de cañón y… y —me creí tan listo por pensar en esto— ¡llevarse también a todos los palestinos que pudieran para usarlos como escudos humanos! Yo creía saber todas las respuestas. ¿Quién no cree eso a los diecisiete años? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi padre no estaba tan convencido de mi ingenio para la política. Él era un empleado de limpieza en el Hospital Amiri. Estuvo de turno la noche del primer contagio de rabia africana. Él no vio los cadáveres levantándose de sus camillas, ni la masacre de los pacientes y los guardias de seguridad, pero lo que vio después fue suficiente para convencerlo de que quedarse en Kuwait era un suicidio. Se decidió a salir el mismo día en que Israel hizo su declaración. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Eso debió ser difícil de escuchar. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Era una blasfemia! Traté de hacerlo entrar en razón, de convencerlo con mi lógica de adolescente. Le mostré las imágenes de Al-Yazira, las imágenes de la costa occidental del Nuevo Estado de Palestina; las celebraciones, las demostraciones. Cualquiera que tuviese ojos podía ver que la liberación estaba al alcance de nuestras manos. Los israelíes se habían retirado de los territorios ocupados y ya se estaban preparando para evacuar Al-Quds, ¡lo que antes llamaban Jerusalén! Todas las luchas de bandos, la violencia entre nuestros grupos de resistencia… sabía que todo terminaría cuando nos uniéramos para nuestro golpe final contra los judíos. ¿Acaso mi padre no podía verlo? ¿No podía entender que, en unos pocos meses o años, estaríamos regresando a nuestra tierra?, esta vez como libertadores, no como refugiados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Cómo se resolvió esa discusión? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Resolvió,” qué eufemismo tan condescendiente. Se “resolvió” después del segundo contagio, el más grande, en Al-Jahra. Mi padre ya había renunciado a su trabajo y vaciado su cuenta del banco… todo nuestro equipaje estaba empacado… los tiquetes confirmados. La televisión sonaba en el fondo, algo sobre las fuerzas antimotines de la policía cercando una casa. No se podía ver a qué le estaban disparando. El informe oficial culpaba de la violencia a unos “extremistas pro-occidentales.” Mi padre y yo estábamos discutiendo, como siempre. Estaba tratando de convencerme de lo que había visto en el hospital, de que para cuando nuestros líderes se dieran cuenta del peligro, sería demasiado tarde para todos nosotros.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo, por supuesto, le reproché su ignorancia, y su deseo de abandonar “la lucha.” ¿Qué más podía esperar de un hombre que se había pasado toda la vida limpiando los retretes de un </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">país que trataba a nuestra gente tan mal como a los inmigrantes filipinos? Él no veía las cosas en perspectiva, había perdido su orgullo. Los sionistas le ofrecían promesas vacías de una vida mejor, y él estaba lanzándose tras ellas como un perro tras las sobras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi padre trató, con toda la paciencia que pudo reunir, de hacerme ver que él no sentía más amor por Israel que cualquiera de los mártires de Al-Aqsa, pero que parecía ser el único país que se estaba preparando para la catástrofe que se avecinaba, y el único que estaba dispuesto a recibir a nuestra familia.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me reí en su cara. Luego solté la bomba: le dije que había entrado al sitio Web de los Hijos de Yasín y que ya estaba esperando el e-mail del agente de reclutamiento que operaba en Ciudad de Kuwait. Le dije a mi padre que podía largarse y trabajar como una puta en Yehud si eso era lo que quería, pero que la próxima vez que nos viéramos, sería cuando yo lo rescatase de un campo de prisioneros. Me sentí muy orgulloso de mis palabras y pensé que me había escuchado como a un héroe. Lo miré a los ojos, me levanté de la mesa, e hice mi última declaración: “¡Los seres peores, para Alá, son los que habiendo sido infieles en el pasado, se obstinan en su incredulidad!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La mesa del comedor quedó en silencio. Mi madre clavó sus ojos en el piso y mis hermanas se miraron entre sí. Lo único que se escuchaba era la TV, las palabras desesperadas del reportero en vivo, diciéndole a todo el mundo que conservara la calma. Mi padre no era un hombre grande. Para entonces, creo que yo ya era más grande que él. Nunca antes lo había visto enojado, y creo que nunca lo vi levantar su voz. Pero vi algo en sus ojos, algo que no pude reconocer, y de pronto lo tuve sobre mí, un torbellino de rayos que me arrojó contra la pared y me golpeó tan fuerte que mi oído izquierdo quedó silbando. “¡VAS a ir!” gritó mientras me agarraba por los hombros y me golpeaba una y otra vez contra la pared de aglomerado. “¡Yo soy tu padre! ¡Me obedecerás!” Su siguiente golpe nubló toda mi visión. “¡TE IRÁS CON TODA TU FAMILIA, O NO SALDRÁS VIVO DE ESTE CUARTO!” Más gritos, agarres, golpes y empujones. No entendía de dónde había salido ese hombre, ese león que había reemplazado a mi dócil y frágil excusa de padre. Un león que protegía a sus cachorros. Él sabía que el miedo era la única arma que le quedaba para salvar mi vida, y si yo no le temía a la plaga, maldita sea, ¡iba a temerle a él! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y funcionó? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se ríe.]</i> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Valiente mártir que resulté, creo que estuve llorando todo el camino hasta El Cairo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Cairo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No había vuelos directos desde Israel hasta Kuwait, ni siquiera desde Egipto, desde que la Liga Árabe impuso sus restricciones de viaje. Teníamos que volar desde Kuwait hasta El Cairo, y luego tomar un autobús a través del desierto de Sinaí hasta el cruce de Taba.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando nos acercábamos a la frontera, vi la pared por primera vez. Todavía no estaba terminada, eran sólo unas barras de acero levantándose desde unos cimientos de concreto. Yo había oído sobre el infame “cerco de seguridad” —¿qué ciudadano del mundo árabe no </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">lo había oído?— pero siempre había pensado que sólo rodeaba la costa occidental y la Franja de Gaza. Allí afuera, en medio de aquel desierto, eso sólo confirmaba mi teoría de que los israelíes estaban preparándose para un ataque a lo largo de toda su frontera. Muy bien, pensé. Los egipcios por fin volvieron a descubrir dónde están sus pelotas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En Taba, nos bajaron del autobús y nos ordenaron que camináramos, en fila, junto a unas jaulas que encerraban unos perros muy grandes y de aspecto feroz. Pasamos uno por uno. Un guardia fronterizo, un africano negro y flaco —yo no sabía que había negros judíos— nos hacía señas con la mano. “¡Esperen ahí!” dijo en un árabe casi irreconocible. Luego, “¡usted, venga!” El hombre frente a mí en la fila era viejo. Tenía una larga barba blanca y se apoyaba en un bastón. Cuando pasó junto a los perros, estos enloquecieron, aullando y ladrando, tratando de morder y embestir las paredes de sus jaulas. Instantáneamente, dos tipos grandes en ropas de civil se pusieron al lado del viejo, diciéndole algo al oído y llevándoselo lejos. Pude ver que el viejo estaba herido. Su dishdasha estaba rasgada a la altura de la cadera, con una mancha marrón de sangre. Con toda seguridad, esos hombres no eran médicos, y la camioneta negra y sin distintivos a la que lo llevaron no era ninguna ambulancia. Malditos, pensé mientras los familiares del anciano lo reclamaban llorando. Están descartando a los que son muy viejos o enfermos como para serles útiles. Luego fue nuestro turno de pasar por el camino de los perros. No me ladraron a mí, ni al resto de mi familia. Creo que uno de ellos sacudió la cola cuando mi hermana le extendió la mano. Sin embargo, el hombre que pasó después de nosotros… otra vez los ladridos y aullidos, y otra vez los tipos de civil. Volteé para mirarlo, y me sorprendí al ver un hombre blanco, americano quizá, o canadiense… no, tenía que ser americano, su inglés era muy ruidoso. “¡Vamos, estoy bien!” gritó mientras forcejeaba. “Vamos hombre, ¿qué pasa?” Iba bien vestido, de traje y corbata, y una maleta que le hacía juego, la cual fue arrojada a un lado cuando comenzó a luchar con los israelíes. “¡Vamos hombre, no te metas conmigo! ¡Soy uno de ustedes! ¡Vamos!” Se le rompieron los botones de la camisa, revelando un vendaje cubierto de sangre alrededor de su vientre. Seguía gritando y pateando cuando lo metieron detrás de la camioneta. No lo entendía. ¿Por qué esas personas? Era claro que no se trataba de ser árabe, y ni siquiera era por estar herido. Vi a varios refugiados con heridas graves que pasaron tranquilamente sin ser molestados por los guardias. Los escoltaron hasta unas ambulancias, ambulancias de verdad, no las camionetas negras. Sabía que tenía algo que ver con los perros. ¿Estaba detectando infecciones de rabia? Esto era lo que tenía más sentido, y esa siguió siendo mi teoría durante el cautiverio en las afueras de Yerohán. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿El campamento de reubicación? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Reubicación y cuarentena. En esos días, yo lo veía sólo como una prisión. Era exactamente lo que me había imaginado que nos pasaría: las tiendas, el hacinamiento, los guardias, el alambre de púas, y el ardiente y mortal sol del Desierto de Neguev. Nos sentíamos como prisioneros, éramos prisioneros, y aunque nunca tuve el coraje de decirle a mi padre “te lo dije,” él podía leerlo claramente en mi expresión de amargura.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo que nunca me imaginé fueron todos esos chequeos médicos; todos los días, y por todo un ejército de personal médico. Sangre, piel, pelo, saliva, incluso orina y heces… era agotador, humillante. Lo único que lo hizo soportable, y probablemente lo que evitó un motín general entre los musulmanes detenidos, fue que casi todos los médicos y enfermeras </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">que realizaban los exámenes eran también palestinos. Los exámenes de mi madre y mis hermanas los realizó una mujer, una americana de un lugar llamado Jersey City. El hombre que nos examinó era de Jabalia, en Gaza, y él mismo había estado allí detenido sólo unos meses antes. Todo el tiempo nos decía, “Tomaron la decisión correcta al venir aquí. Ya lo verán. Ya sé que es difícil, pero verán que era la única salida.” Nos dijo que todo era verdad, todo lo que los israelíes habían dicho. Todavía no era capaz de creerle, a pesar de que una parte de mí quería hacerlo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estuvimos en Yerohán por tres semanas, hasta que nuestros documentos fueron procesados y nuestros exámenes médicos dieron el resultado que buscaban. Usted sabe como era, en todo ese tiempo ni siquiera miraron nuestros pasaportes. Con todo lo que había trabajado mi padre para que nuestros documentos oficiales estuviesen en orden. Creo que eso era lo que menos les importaba. A menos que el Ministerio de Defensa Israelí o la policía lo estuviesen buscando a uno por actividades previas “no-kosher,” lo único que importaba era el estado de salud. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El Ministerio de Desarrollo Social nos entregó vales para adquirir una vivienda subsidiada, educación gratuita, y un trabajo para mi padre con un salario suficiente para sostener a toda la familia. Es demasiado bueno para ser verdad, pensé mientras subíamos al autobús rumbo a Tel-Aviv. El martillo caerá sobre nosotros en cualquier momento. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y lo hizo cuando llegamos a la ciudad de Beer-Sheva. Yo estaba dormido y no escuché los disparos, ni ví cuando el parabrisas se rompió en mil pedazos. Me desperté al sentir el autobús sacudiéndose sin control. Chocamos contra el costado de un edificio. La gente gritaba, vidrios y sangre regados por todas partes. Toda mi familia estaba cerca de una salida de emergencia. Mi padre expulsó la puerta de una patada y nos empujó hacia la calle. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había disparos, parecían salir de todas las puertas y las ventanas. Pude ver que eran soldados contra civiles, estos últimos con armas y bombas hechizas. ¡Al fin! pensé. ¡Mi corazón quería saltar de mi pecho! ¡Ha comenzado la liberación! Antes de que pudiese hacer algo, antes de poder unirme a mis compatriotas en batalla, alguien me agarró por la camiseta y me empujó a través de la puerta de un Starbucks. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Fui arrojado al piso, a un lado de mis familiares. Mis hermanas lloraban mientras mi madre trataba de cubrirlas con su propio cuerpo. Mi padre tenía una herida de bala en un hombro. Un soldado del ejército israelí me empujó contra el suelo, manteniendo mi cabeza alejada de la ventana. Me hervía la sangre; comencé a buscar cualquier cosa que pudiese ser usada como arma, quizá hasta un trozo de vidrio para clavárselo en el cuello a ese maldito yehud.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">De repente, una de las puertas traseras del Starbucks se abrió. El soldado volteó hacia ella y comenzó a disparar. Un cuerpo ensangrentado cayó al suelo justo frente a nuestros ojos, y una granada salió rodando de su temblorosa mano. El soldado agarró la bomba y trató de arrojarla a la calle. Explotó en el aire. Su cuerpo nos protegió de la explosión. Cayó sobre el cuerpo de mi compatriota árabe asesinado. Excepto que no era un árabe. Cuando mis lágrimas se secaron, ví que en la cabeza traía unos payot y una yarmulka, y un tzitzit ensangrentado colgaba a un lado de sus pantalones desgarrados. Aquel hombre era un </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">judío, ¡los rebeldes armados en las calles eran judíos! La batalla a nuestro alrededor no era un levantamiento de insurgentes palestinos, sino los inicios de la Guerra Civil Israelí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>En lo personal, ¿cuál cree que fue la causa de esa guerra? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Creo que fueron muchas causas. Sé que la repatriación de los palestinos no fue una decisión popular, ni la retirada de las orillas occidentales. Estoy seguro que el Plan Estratégico de Reubicación de Poblaciones debió enojar a una buena parte de su gente. Un montón de israelíes tuvieron que ver cómo demolían sus casas para darle espacio a esos complejos residenciales fortificados y autosuficientes. Lo de Al-Quds… esa fue la última gota. El gobierno de la Coalición decidió que ese era su mayor punto débil, demasiado grande como para controlarla, y dejaba un hueco que llevaba justo al centro de Israel. No sólo evacuaron esa ciudad, sino también desde Nablus hasta el corredor de Hebrón. Pensaban que construir una muralla más baja a lo largo de la demarcación de 1967 era la única manera de asegurar una total seguridad, sin importar las represalias de sus propios grupos religiosos de derecha. Me enteré de todo eso mucho después, usted sabe, y también que la única razón por la que el ejército israelí triunfó al final, fue porque la mayoría de los rebeldes provenían del movimiento ultraortodoxo, y por lo tanto nunca habían prestado servicio en las fuerzas armadas. ¿Usted sabía eso? Yo no. Me di cuenta de que no sabía prácticamente nada acerca de esa gente que había odiado toda mi vida. Todo lo que creía cierto se desvaneció ese día y fue reemplazado por el rostro de nuestro verdadero enemigo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Iba corriendo con toda mi familia hacia la parte trasera de un tanque israelí, cuando una de esas camionetas negras dobló la esquina. Un mortero la golpeó directamente en el motor. La camioneta salió despedida por los aires, aterrizó al revés, y explotó en una brillante bola de fuego naranja. </span><span style="text-align: left;"><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todavía me faltaban algunos pasos para alcanzar las puertas del tanque y tuve el tiempo exacto para ver cómo sucedía todo. Unas figuras se deslizaron fuera de la camioneta en llamas, lentas antorchas humanas, cuyas ropas y piel estaban cubiertas de gasolina ardiente. Los soldados a nuestro alrededor comenzaron a dispararle a las figuras. Podía ver los pequeños agujeros en sus pechos a medida que las balas los atravesaban sin producir daños. El líder de escuadrón a mi lado gritó: “¡B’rosh! ¡Yoreh B’rosh!” y los soldados ajustaron sus visores. Las… las cabezas de las criaturas estallaron. La gasolina terminó de consumirse cuando cayeron al suelo, sólo unos cadáveres carbonizados y sin cabeza. De pronto entendí lo que mi padre había estado tratando de advertirme, ¡lo que los israelíes habían estado tratando de advertirle al resto del mundo! Lo que no pude entender fue por qué el resto del mundo no quiso escucharlos.</span></span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-85714329868720312412013-01-02T11:49:00.001-08:002013-01-03T01:28:54.610-08:0009.- WORLD WAR Z - CULPA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-11501401120949207442013-01-02T11:48:00.001-08:002013-01-03T01:29:05.873-08:0010.- WORLD WAR Z - LANGLEY, VIRGINIA, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[La oficina del director de la Agencia Central de Inteligencia podría confundirse con la de un gerente de negocios, un médico, o cualquier director de una escuela de pueblo. Está la habitual colección de textos de referencia en los anaqueles, diplomas y fotografías en la pared, y, en su escritorio, una bola de béisbol autografiada por Johnny Bench, el receptor de los Rojos de Cincinnati. Bob Archer, mi anfitrión, puede ver claramente en mi rostro que me esperaba algo muy distinto. Sospecho que por esa razón decidió concederme esta entrevista precisamente en ese lugar.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando usted piensa en la CIA, seguramente se imagina dos de nuestros mitos más populares y duraderos. El primero es que nuestra misión es registrar todo el planeta en busca de cualquier potencial amenaza contra los Estados Unidos, y el segundo mito es que en verdad tenemos el poder de hacer lo primero. Todo eso es consecuencia de de tener una organización que, dada su naturaleza, debe existir y operar en secreto. El secreto es como un vacío, y nada llena ese vacío tan bien como la especulación paranoica. “¿Hey, sabes quién mató a fulano de tal? escuché que fue la CIA. ¿Hey, escuchaste de ese golpe en la República de El Banano?, debió ser la CIA. Hey, ten cuidado al entrar a esa página Web, ¿sabes quién lleva un registro de todas las páginas de Internet que uno visita a toda hora?, ¡la CIA!” Esa era la imagen que casi todos tenían de nosotros antes de la guerra, y era una imagen que estábamos más que complacidos de cultivar. Queríamos que los malos sospecharan de nosotros, que nos temieran, y quizá que lo pensaran dos veces antes de lastimar a cualquiera de nuestros ciudadanos. Esa era la ventaja de nuestra fachada como algún tipo de pulpo omnisciente. La única desventaja era que nuestra propia gente creía también en esa imagen, así que cuando algo ocurría, en cualquier parte y sin previo aviso, ¿a dónde señalaba el dedo de las acusaciones? “¿Hey, cómo consiguieron esas armas nucleares en ese país? ¿Dónde estaba la CIA? ¿Cómo es que toda esa gente murió asesinada por ese fanático loco? ¿Dónde estaba la CIA? ¿Cómo es que, cuando los muertos volvieron a la vida, no nos enteramos sino hasta que entraron por las ventanas de la sala? ¡¿¡Dónde carajos estaba la maldita CIA!?!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La verdad es que, ni la Agencia Central de Inteligencia, ni ninguna otra organización de investigación oficial o extraoficial de los Estados Unidos, son esa clase de omnipresentes y omniscientes iluminati de alcance mundial. Para empezar, nunca hemos tenido tanto presupuesto. Aún en los años en que nos entregaban cheques en blanco, durante la guerra fría, no era físicamente posible tener ojos y oídos en cada cuarto, caverna, callejón, burdel, búnker, oficina, hogar, auto, y arrozal del planeta. No me malentienda, no estoy diciendo que éramos impotentes, y quizá sí podamos darnos crédito por muchas de las cosas que nuestros fanáticos y detractores han sospechado a lo largo de los años. Pero si se suman todas las teorías de conspiración de cada loco, desde Pearl Harbor hasta el día antes del Gran Pánico, tendríamos que haber sido una organización no sólo más poderosa que todos los Estados Unidos, sino mayor a todos los esfuerzos combinados de la raza humana.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No somos una superpotencia oculta, con secretos antiguos y tecnología extraterrestre. Tenemos limitaciones muy reales y recursos extremadamente limitados, ¿así que por qué íbamos a desperdiciarlos siguiéndole la pista a cada amenaza potencial? Eso vá de la mano con el segundo mito, acerca de lo que una oficina de inteligencia hace realmente. Nos debilitaríamos si tratásemos de abarcar todo el mundo con la esperanza de tropezar por </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">casualidad con nuevos y posibles peligros. En lugar de eso, tenemos que identificar y concentrarnos en aquellas amenazas que son claras y presentes. Si un vecino ruso está tratando de incendiar tu casa, no puedes prestarle atención al árabe que vive unas cuadras más abajo. Si de pronto los árabes están en tu jardín, no hay tiempo de preocuparse por los chinos, y si un día los comunistas chinos aparecen en tu puerta con una orden de desalojo en una mano y un cóctel Molotov en la otra, lo último que se te pasará por la mente será mirar por encima de sus hombros por si acaso pasa un muerto viviente. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Pero la epidemia no comenzó en China? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, al mismo tiempo que una de las más grandes Maskirovkas en la historia del espionaje moderno. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Disculpe? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Un engaño, una fachada. La República Popular sabía que era nuestro principal objetivo de vigilancia. Sabían que no podrían ocultar sus barridas de “Seguridad y Salud.” Se dieron cuenta de que la mejor manera de enmascarar lo que estaban haciendo, era ocultarlo a plena vista. En lugar de mentir sobre las redadas, mintieron sobre la causa de las mismas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿La operación contra los disidentes? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mucho más que eso, todo el asunto de las revueltas en Taiwán: la victoria del Partido Nacional Independentista de Taiwán, el asesinato del ministro de defensa de la República, la compra de armas, las amenazas de guerra, todas esas demostraciones y operaciones militares fueron idea del Ministerio de Seguridad Nacional, y todo fue para distraer la atención mundial de la verdadera amenaza que se gestaba en China. ¡Y funcionó! Cada trozo de información que nos llegaba de la República Popular, las desapariciones, las ejecuciones en masa, los toques de queda, el llamado a las tropas de reserva — todo podía ser justificado como una estrategia comunista normal. De hecho, funcionó tan bien, estábamos tan convencidos que la Tercera Guerra Mundial iba a explotar en Taiwán, que retiramos muchos agentes de inteligencia de los países en los que la amenaza de los muertos vivientes apenas comenzaba a manifestarse. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Los chinos lo hicieron bien. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y nosotros muy mal. No fueron los mejores momentos de la Agencia. Todavía nos estamos recuperando de las purgas… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Habla de las reformas?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, llámelas purgas, porque eso es lo que fueron. Cuando Joe Stalin ejecutó o arrojó en prisión a sus mejores comandantes, no le hizo ni la mitad del daño a su seguridad nacional que lo que la administración nos hizo a nosotros con sus “reformas.” La última guerra en Medio Oriente había sido un desastre, y adivine a quién le echaron la culpa. Nos habían pedido que justificáramos algo que era en realidad una agenda política, y cuando esa acción se convirtió en un obstáculo político, las mismas personas que nos dieron las órdenes se </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">mezclaron entre la multitud y nos señalaron con el dedo. “¿Quién nos dijo que debíamos declarar la guerra? ¿Quién nos metió en todo este problema? ¡La CIA!” No podíamos defendernos sin comprometer la seguridad nacional. Tuvimos que quedarnos sentados y aguantar el golpe. ¿Y el resultado? La pérdida de cabezas muy importantes. Por qué iban a quedarse para ser las víctimas de una cacería de brujas política, cuando podían pasarse al sector privado: un cheque más grande, horas de trabajo decentes, y quizá, sólo quizá, un poco de respeto y aprecio de la gente para la que trabajan. Perdimos a muy buenos hombres y mujeres, con mucha experiencia, iniciativa, y una invaluable capacidad de análisis. Sólo nos quedamos con las sobras, un montón de eunucos miopes y sin olfato. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero seguramente no eran todos así. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, claro que no. Algunos de nosotros nos quedamos porque de verdad creíamos en lo que hacíamos. No estábamos en esto por el dinero o las prestaciones laborales, y ni siquiera por una ocasional palmadita en la espalda. Estábamos en esto porque queríamos prestarle un servicio a nuestro país. Queríamos que nuestra gente estuviese segura. Pero a pesar de todos los nobles ideales, llega un momento en que uno se debe dar cuenta que la suma en dólares de toda la sangre, sudor, y lágrimas es simplemente cero. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Entonces usted sabía lo que estaba sucediendo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No… no… no podía. No había manera de confirmarlo… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero lo sospechaba. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tenía… dudas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Podría ser más específico? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, lo siento. Pero sí puedo decirle que le mencioné al asunto a mis compañeros más de una vez. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y qué pasó? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La respuesta era siempre la misma, “es tu funeral, no el mío.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y así fue? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Asiente.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hablé con… alguien en una posición de autoridad… sólo fue una reunión de cinco minutos, expresándole mi preocupación. Él me agradeció por haber ido y me dijo que lo revisaría pronto. Al día siguiente recibí mi orden de traslado: Buenos Aires, con efecto inmediato. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Alguna vez escuchó del Informe Warmbrunn-Knight?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hoy sí, pero en ese entonces… la copia fue entregada personalmente por Paul Knight, e iba dirigida “Sólo Para Sus Ojos” al director… la encontraron en el fondo del cajón de un </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">secretario, en la oficina del FBI de San Antonio, tres años después del Gran Pánico. Fue una gran lección en ese entonces, porque justo después de mi traslado, Israel hizo pública su política de “Cuarentena Voluntaria.” Se había acabado el tiempo para prepararse. La verdad estaba ahí afuera; el asunto era quién iba a creer en ella.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-41951405232086799792013-01-02T11:41:00.001-08:002013-01-03T01:29:17.513-08:0011.- WORLD WAR Z - VAALAJARVI, FINLANDIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Es primavera, la “estación de caza.” A medida que sube la temperatura y los cuerpos de los zombies congelados comienzan a reanimarse, los miembros de la F-N (Fuerzas del Norte) de la ONU llegan para su “Barrido y Limpieza” anual. El número de muertos vivientes es menor cada año. Según las estimaciones actuales, se espera que el área sea completamente “segura” en una década. Travis D’Ambrosia, Comandante Supremo de la Alianza Europea, está aquí en persona para supervisar las operaciones. Hay cierta suavidad en la voz del general, cierta tristeza. A lo largo de toda la entrevista, lucha para mantener contacto visual conmigo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No Voy a negar que se cometieron muchos errores. No voy a negar que debimos haber estado mejor preparados. Yo soy el primero en admitir que decepcionamos al pueblo norteamericano. Sólo quiero que la gente sepa por qué. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¿Y qué tal si los israelíes tienen razón?” Esas fueron las primeras palabras en la boca del director a la mañana siguiente de la declaración de Israel ante la ONU. “No estoy diciendo que la tengan,” se apresuró a aclarar, “sólo digo, ¿qué tal si así es?” Quería opiniones sinceras, no ensayadas. Así era el director de la Junta de Mando, él era de esa clase de personas. Mantuvo la conversación como algo “hipotético,” con la idea de que era sólo un ejercicio mental de planeación. Después de todo, si el resto del mundo no estaba listo para creer en algo tan monumentalmente absurdo, ¿por qué íbamos a estarlo los hombres y las mujeres de aquel salón? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Le seguimos el juego tanto como pudimos, hablando entre risas o finalizando siempre con alguna broma… no estoy seguro de cuándo ocurrió el cambio. Fue tan sutil que creo que nadie se dio cuenta, pero de pronto estábamos allí en aquel cuarto lleno de militares profesionales, cada uno con décadas de experiencia en combate y más entrenamiento que un neurocirujano promedio, y todos estábamos hablando honesta y abiertamente sobre la amenaza de unos cadáveres que caminan. Fue como… una represa que se rompe; el tabú se desmoronó, y la verdad comenzó a salir. Fue… liberador. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Así que usted también tenía sus sospechas?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por varios meses después de la declaración israelí; y el director también. Todos en aquel salón habían escuchado o sospechaban algo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Alguno había leído el informe Warmbrunn-Knight? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, ninguno. Yo había escuchado el nombre, pero no tenía ni idea sobre su contenido. De hecho, una copia llegó a mis manos casi dos años después del Gran Pánico. La mayoría de las medidas militares del informe eran, palabra por palabra, iguales a las nuestras. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Las suyas? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hablo de nuestra propuesta a la Casa Blanca. Diseñamos un programa completo, no sólo para erradicar la amenaza del territorio estadounidense, sino para hacerla retroceder y controlarla en todo el mundo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y qué pasó? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A la Casa Blanca le encantó la Fase Uno. Era barata, rápida, y si se ejecutaba correctamente, 100% discreta. La Fase Uno consistía en el despliegue de unidades de Fuerzas Especiales en las áreas infestadas. Sus órdenes eran investigar, aislar, y eliminar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Eliminar? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hasta el último de ellos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Esos eran los equipos Alfa? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, señor, y fueron extremadamente exitosos. Aunque sus registros de combate seguirán siendo información clasificada por los próximos 140 años, puedo decirle que ese fue uno de los momentos más sobresalientes en la historia del ejército de elite de Norteamérica. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Entonces qué salió mal? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nada, no en la Fase Uno, pero se suponía que los equipos Alfa eran sólo una medida coyuntural. Su misión nunca fue detener la amenaza, sólo hacerla retroceder y ganar el tiempo suficiente para la Fase Dos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero la Fase Dos nunca se completó. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ni siquiera se inició, y esa es la razón por la que el ejército norteamericano fue sorprendido con tan mala preparación.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La Fase Dos requería una enorme operación de envergadura nacional, de una magnitud que no se había visto desde los días más oscuros de la Segunda Guerra Mundial. Un esfuerzo como ese requería hercúleas cantidades de apoyo nacional y de dinero, y ambas cosas, para ese momento, ya no existían. El pueblo norteamericano había acabado de salir de un largo y sangriento conflicto. Estaban cansados. Estaban hartos. Al igual que en los 70s, el péndulo </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">estaba oscilando de una posición de lucha, a una de rencor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En los regimenes totalitarios —comunismo, fascismo, fundamentalismo religioso— el apoyo popular se da por hecho. Se pueden iniciar guerras, se pueden prolongar, se puede poner a cualquier persona en un uniforme por el tiempo que sea, sin tener que preocuparse nunca por las repercusiones políticas. En una democracia, la realidad es totalmente opuesta. El apoyo popular debe ser administrado como un recurso extremadamente limitado. Debe gastarse con sabiduría, con mesura, y tratando de obtener la mayor ganancia posible. Norteamérica es particularmente sensible a la fatiga de la guerra, y nada tiene peores repercusiones políticas como la percepción de la derrota. Digo “percepción” porque la sociedad norteamericana cree en el “todo o nada.” Nos gusta triunfar por lo alto, el touchdown, el knockout en el primer asalto. Nos gusta saber, y que todo el resto del mundo sepa, que nuestra victoria no sólo fue indiscutible, sino también devastadora. Si no… bueno… mire cómo estábamos antes del Pánico. No perdimos la última guerra en Medio Oriente, todo lo contrario. En realidad cumplimos una tarea muy difícil, con muy pocos recursos, y en condiciones extremadamente desfavorables. Ganamos, pero el público no lo vió así porque no fue el bombazo que nuestro espíritu nacional estaba buscando. Había pasado mucho tiempo, se había gastado mucho dinero, y muchas vidas se habían perdido o habían quedado destrozadas para siempre. No solamente habíamos derrochado todo nuestro apoyo popular, sino que estábamos en números rojos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Piense solamente en el valor en dólares de la Fase Dos. ¿Sabe cuál es el precio de poner a un ciudadano norteamericano en uniforme? Y no estoy hablando sólo del tiempo que pasa activamente con ese uniforme: el entrenamiento, el equipo, la comida, el alojamiento, el transporte, y la atención médica. Estoy hablando del valor a largo plazo que el país, el contribuyente norteamericano, tiene que seguir pagando por esa persona durante el tiempo que le quede de vida. Es una aplastante carga financiera, y en esos días apenas si contábamos con suficiente dinero para mantener los soldados que teníamos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aún si las arcas no hubiesen estado vacías, aún si hubiésemos tenido todo el dinero necesario para fabricar los uniformes y el equipo necesario para implementar la Fase Dos, ¿a quién habríamos podido conseguir para llenarlos? Todo eso está relacionado con la fatiga de guerra de los norteamericanos. Como si los horrores “tradicionales” no fuesen suficientes —los muertos, los desfigurados, los traumatizados de por vida— teníamos que enfrentarnos con toda una nueva gama de dificultades, “Los traicionados.” Éramos un ejército de voluntarios, y mire lo que les pasó a nuestros voluntarios. ¿Cuántas historias ha escuchado sobre un soldado al que le extendieron el tiempo de servicio, o un reservista que, después de diez años de vida civil, de pronto se vió llamado otra vez al servicio activo? ¿Cuántos soldados perdieron sus trabajos o sus casas? ¿Cuántos regresaron para encontrar sus vidas arruinadas, o peor aún, nunca regresaron? Los norteamericanos somos gente honesta, y esperamos siempre un trato justo. Yo sé que otras culturas suelen pensar que éramos ingenuos e infantiles, pero es uno de nuestros principios más sagrados. Ver al Tío Sam incumpliendo su palabra, negándoles una vida privada a las personas, revocando su libertad…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Después de Vietnam, cuando yo era un joven líder de pelotón en Alemania Occidental, tuvimos que implementar un programa de incentivos para que nuestros soldados no se </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">ausentaran sin licencia. Después de la última guerra, ningún tipo de incentivo fue suficiente para llenar nuestras filas, ni las bonificaciones de pago, ni las reducciones del tiempo de servicio, ni las herramientas de reclutamiento disfrazadas como juegos de video.17 Su generación ya había tenido más que suficiente, y es por eso que cuando los muertos vivientes comenzaron a devorar nuestro país, estábamos demasiado débiles y vulnerables como para detenerlos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No estoy culpando a los líderes civiles ni estoy sugiriendo que los militares no debamos respetarlos. Así es nuestro sistema, y es el mejor del mundo. Pero hay que protegerlo, defenderlo, y nunca jamás volver a abusar de él de esa manera.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-57657761251432528202013-01-02T11:35:00.001-08:002013-01-03T01:29:29.465-08:0012.- WORLD WAR Z - ESTACIÓN VOSTOK: ANTÁRTIDA <div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Antes de la guerra, este refugio era considerado el más remoto de toda la Tierra. Situado cerca del polo geomagnético sur del planeta, sobre la corteza de hielo de cuatro kilómetros de espesor del Lago Vostok, las temperaturas aquí han alcanzado un récord mundial de menos ochenta y cinco grados Celsius, y rara vez suben más allá de los menos veintidós. El frío extremo, y el hecho de que el transporte terrestre tarda más de un mes en llegar a la estación, fueron las razones que hicieron de Vostok un lugar tan atractivo para Breckinridge “Breck” Scott. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Nos reunimos en “El Domo,” el vivero geodésico reforzado que obtiene su poder del generador geotérmico de la estación. Estas y muchas otras mejoras fueron implementadas por el mismo señor Scott cuando alquiló la estación del gobierno ruso. No ha salido de allí desde el Gran Pánico.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Usted sabe sobre economía? Hablo del gran capitalismo global de antes de la guerra. ¿Entiende cómo funcionaba? Yo no, y cualquiera que le diga que sí entiende, le está hablando mierda. No hay reglas, no hay absolutos científicos. Uno gana o pierde, como lanzando unos dados. La única regla que entendí alguna vez, la aprendí de un profesor de historia en Wharton, no de uno de economía. “El miedo,” decía, “el miedo es el producto más valiosos de todo el universo.” Eso me cambió la vida. “Sólo enciende la televisión,” decía el. “¿Qué ves? ¿Gente vendiéndote productos? No. Esa gente está vendiéndote el miedo de tener que vivir sin sus productos.” El maldito loco tenía razón. Miedo de envejecer, miedo a estar solo, miedo a la pobreza, miedo a fracasar. El miedo es la emoción más simple que tenemos. El miedo es primitivo. El miedo vende. Ese era mi lema: “El miedo vende.”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cuando escuché por primera vez de la epidemia, cuando todavía la llamaban Rabia </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Africana, ví la mayor oportunidad de toda mi vida. Nunca voy a olvidar ese reportaje, la infección en Ciudad del Cabo, sólo diez minutos de reportaje real, y más de una hora de especulaciones sobre lo que pasaría si el virus llegaba a Norteamérica. Dios bendiga a la noticias. Estaba marcando un número telefónico apenas treinta segundos después. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me reuní con algunas de mis personas de confianza. Todos habían visto el reportaje. Yo fui el primero al que se le ocurrió una idea rentable: una vacuna, una vacuna contra la rabia. Gracias a Dios que la rabia no tiene cura. Con una cura, la gente la compraría sólo cuando creyesen que estaban infectados. ¡Pero una vacuna! ¡Eso es prevención! ¡La gente se la seguiría aplicando mientras existiese el miedo de que algo seguía todavía allá afuera! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Teníamos muchos contactos en la industria biomédica, y muchos más en los laboratorios de Hill y Penn Avenue. Podríamos tener un prototipo en menos de un mes, y una propuesta escrita en sólo un par de días. Para cuando llegamos al hoyo dieciocho, todo eran apretones de manos y felicitaciones. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y qué harían con la FDA?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por favor, ¿lo dice en serio? En ese entonces la FDA era una de las organizaciones más pobres y más mal administradas de todo el país. Creo que todavía estaban celebrando por haber sacado el colorante rojo No. 2 de los M&Ms. Además, estábamos en una de las administraciones más ventajosas para los negocios de toda la historia norteamericana. J. P. Morgan y John D. Rockefeller seguramente se estaban masturbando en sus tumbas pensando en el tipo ese de la Casa Blanca. Su gente ni siquiera se molestó en leer nuestro reporte de estimación de costos. Supongo que ya estaban buscando una cura milagrosa. Nos pasaron a través de la FDA en menos de dos meses. ¿Recuerda ese discurso del presi ante el Congreso, diciendo que ya había sido probada en Europa, y que lo único que la estaba demorando era nuestra “hinchada burocracia”? ¿Recuerda todo eso de que “la gente no necesita un buen gobierno, sino buena protección, y la necesitan ahora?” Jesucristo, creo que medio país se vino en los pantalones al escuchar eso. ¿Qué tanto subió su popularidad esa noche? ¿60%, 70%? ¡Yo sólo sé que nuestra OPV subió 389% en un solo día! ¡Trágate eso, Baidu punto com! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y ustedes no sabían si funcionaba?</b> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sabíamos que funcionaba contra la rabia, y eso es lo que decían que era, sí, que era una cepa extraña de rabia de la selva. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Quién dijo eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ya sabe, “ellos,” los de la ONU y… todos los demás. Así es como todo el mundo la llamaba, la “Rabia Africana.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Alguna vez la comprobaron en una víctima real? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Por qué? La gente se hacía vacunar contra la gripe todo el tiempo, y nunca sabían si la vacuna era para la cepa correcta. ¿Por qué iba a ser diferente esta vez?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero el daño… </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Quién iba a pensar que llegaría tan lejos? Usted recuerda todas las alarmas por epidemias que había en ese entonces. Dios, uno pensaría que la Peste Negra barría el globo cada dos o tres meses… ébola, SARS, gripe aviar. ¿Sabe cuánta gente consiguió dinero con esas alarmas? Mierda, yo me gané mi primer millón de dólares vendiendo pastillas antirradiación falsas cuando todo el mundo tenía miedo a un bombardeo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero si alguien descubría… </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Descubría qué? Nunca le mentimos a nadie, ¿entiende? Nos dijeron que era una rabia, así que hicimos una vacuna contra la rabia. Dijimos que la habían probado en Europa, y las drogas en las que se basaba habían sido probadas todas en Europa. Técnicamente, no mentíamos. Técnicamente, no hicimos nada malo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero si alguien descubría que no se trataba de una rabia… </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Y quién iba a hacer el anuncio? ¿Los médicos? Nos aseguramos de que fuera un medicamento de prescripción, así que los médicos habrían quedado tan mal como nosotros. ¿Quién más? ¿La FDA que nos dio el visto bueno? ¿Los congresistas que votaron para su implementación? ¿El Ministerio de Salud? ¿La Casa Blanca? ¡Era un tiro seguro! Todos quedamos como héroes, todos hicimos buen dinero. Seis meses después de que el Phalanx salió al mercado, comenzaron a salir todas esas copias de marcas baratas, y todas se vendían igual de bien, así como todos los demás productos complementarios, como los purificadores de aire. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero el virus no se contagiaba por el aire.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Eso no importaba! ¡Lo importante era que tenía la misma marca! “De los creadores de…” Todo lo que yo tenía que decir era que “puede prevenir algunas infecciones virales.” ¡Eso era todo! Ahora entiendo por qué es ilegal gritar “fuego” en un teatro. La gente no vá a decir “Hey, no huele a quemado, no hay ningún fuego,” no, la gente dice “¡Mierda, un incendio! ¡Corran!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se ríe.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Conseguimos más dinero todavía con los purificadores de aire para el hogar y el auto; ¡El que más se vendió fue esa cosita que se ponía alrededor del cuello antes de subir a los aviones! No sé qué diablos era capaz de filtrar, pero se vendió. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las cosas iban tan bien, que comencé a crear todas estas empresas de fachada, ya sabe, con planes para construir fábricas en todo el país. Las acciones de esas se vendieron casi tan bien como las de la verdadera. Ya ni siquiera era por la ilusión de la seguridad, ¡era la ilusión de tener una ilusión de seguridad! ¿Recuerda cuando comenzaron los primeros casos en los Estados Unidos, ese tipo en Florida que dijo haber sido mordido, pero que sobrevivió gracias a que estaba tomando Phalanx? ¡Vaya! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se pone de pié, e imita un movimiento de fornicación.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Que Dios bendiga a ese imbécil, quienquiera que sea. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero no fue por el Phalanx. Su droga no hacía nada para proteger a la gente.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los protegía de sus miedos. Eso era lo que yo vendía. Diablos, gracias al Phalanx, el sector de la biomedicina comenzó a recuperarse, lo cual, a su vez, puso en pié todo el sector financiero, y nos dio la impresión de una bonanza económica, ¡y eso le devolvió la confianza a los consumidores y estimuló la verdadera recuperación! ¿El Phalanx fue lo que acabó con la recesión! Yo… ¡Yo acabé con la recesión! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y luego? ¿Qué pasó cuando los contagios se agravaron y la prensa reveló que no existía un medicamento para evitarlo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Exactamente! Es a esa perra presumida a la que deberían fusilar, ¿cómo se llamaba? ¡Esa que dio la noticia por primera vez! ¡Mire lo que hizo! ¡Nos movió el piso a todos! ¡Ella fue la que inició el desastre! ¡Ella causó el Gran Pánico! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y usted no se hace responsable de nada? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Por qué? ¿Por sacar un poco de dinero de todo el maldito asunto?… bueno, para nada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se ríe] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo único que hice fue lo que se supone que todos deberíamos hacer. Perseguí mi sueño, y saqué mi tajada. Si quiere culpar a alguien, culpe a los que dijeron que era un brote de rabia, o a los que sabían que no era rabia pero igual nos dieron luz verde. Mierda, si quiere culpar a alguien, ¿por qué no empieza con todos esos corderos que entregaron sus verdes sin molestarse en preguntar primero? Yo no les apunté con una pistola a la cabeza. Ellos mismos hicieron su elección. Ellos son los malos, no yo. Yo nunca le hice daño a nadie, y si fueron tan estúpidos como para dejarse engañar por todo el mundo, pues sniff-jódanse-sniff. Claro que… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Si existe el infierno… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[se ríe mientras habla]</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">… No quiero ni pensar en cuántos de esos imbéciles están esperándome allá abajo. Sólo espero que no me pidan un reembolso.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-11984124079881417872013-01-02T11:26:00.001-08:002013-01-03T01:29:41.955-08:0013.- WORLD WAR Z - AMARILLO, TEXAS, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Grover Carlson trabaja como recolector de combustible en la planta experimental de bioconversión del pueblo. El combustible que recolecta es excremento. Voy caminando tras el ex-jefe de personal de la Casa Blanca, mientras él empuja su carreta a través de una pradera cubierta de bostas de vaca.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pues claro que nos llegó una copia del informe Knight-Warncomosellame, ¿Acaso cree que éramos como la CIA? Lo leímos tres meses antes de que los israelíes hiciesen su declaración pública. Antes de que el pentágono dijera algo, mi trabajo era darle personalmente la información al presidente, y él a su vez dedicó toda una reunión a discutir </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">el mensaje. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y cuál era? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Dejar todo lo demás, concentrar los esfuerzos, típica basura alarmista. Recibíamos docenas de esos reportes cada semana, todas las administraciones los recibían, cada uno afirmando que su espanto de turno era “la mayor amenaza para la raza humana.” ¡Vamos! ¿Puede imaginarse qué habría pasado con los Estados Unidos si el gobierno federal hubiese entrado en alerta cada vez que algún loco paranoico gritaba “el lobo” o “el calentamiento global” o “los muertos vivientes”? Por favor. Lo que hicimos, lo que todos los presidentes desde Washington habían hecho, fue dar una respuesta apropiada y mesurada, según un estimado realista de la amenaza. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Y esos fueron los Equipos Alfa. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Entre otras cosas. Debido a la baja prioridad que el consejo de seguridad nacional le asignó a todo el asunto, considero que le entregamos una buena parte de nuestros recursos. Editamos un video educacional para los oficiales estatales y locales sobre qué hacer en caso de una infección. El Departamento de Salud y Servicios Humanos subió una página a su sitio Web, indicando a los ciudadanos cómo tratar con sus familiares infectados. Y bueno, ¿qué cree que hicimos al ayudar a que el Phalanx fuese aprobado por la FDA? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero el Phalanx no servía. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, ¿y sabe cuánto tiempo nos habría tomado crear un medicamento que funcionara? Mire todo el tiempo y dinero que habíamos gastado en la investigación del cáncer, o el SIDA. ¿Acaso le gustaría ser el hombre encargado de decirle al público norteamericano que se están recortando fondos en esas investigaciones para analizar otra enfermedad que la mayoría ni siquiera conoce? Mire todo lo que hemos gastado en la investigación durante y después de la guerra, y todavía no tenemos ni curas ni vacunas. Sabíamos que el Phalanx era un placebo, pero nos sentíamos agradecidos. Mantuvo a la gente tranquila y nos dejaba hacer nuestro trabajo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué, acaso esperaba que le dijéramos la verdad a la gente? ¿Que todo aquello no era una nueva cepa de rabia, sino un misterioso super-virus que reanimaba a los muertos? ¿Puede imaginarse el pánico que habríamos provocado: las protestas, los motines, los miles de millones en daños a la propiedad privada? ¿Puede imaginarse a todos esos cobardes senadores impidiendo las acciones de gobierno para tratar de aprobar una complicada e inútil “Ley de Protección a los Zombies” en el Congreso? ¿Puede imaginar el daño que eso le habría ocasionado al capital político de nuestra administración? Estábamos en el año de las elecciones, y la pelea estaba cuesta arriba. Nosotros habíamos sido un “equipo de limpieza,” unos idiotas sin suerte que habíamos tenido que limpiar toda la mierda que había dejado la administración anterior, y créame, ¡en los ocho años anteriores se había formado una enorme montaña de mierda! La única razón por la que habíamos subido al poder era porque el nuevo Gran Jefe había prometido un “regreso de la paz y la prosperidad.” El pueblo norteamericano no se sentiría satisfecho con ninguna otra cosa. Nuestra opinión general era que ya habían pasado por tiempos muy difíciles, y habría sido un suicidio </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">político decirles que se nos venían encima unos años más difíciles aún. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Así que en realidad nunca trataron de resolver el problema.</b> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por favor. ¿Acaso usted puede “resolver” la pobreza? ¿Puede “resolver” la criminalidad? ¿Puede “resolver” los problemas de salud, el desempleo, la guerra, o cualquier otro padecimiento social? Claro que no. Lo mejor que se puede esperar es hacerlos lo más manejables que sea posible para que la gente continúe con su vida. Eso no es cinismo, es madurez. No se puede detener la lluvia. Lo único que se puede hacer es construir un techo y esperar que no tenga goteras, o al menos que las goteras no caigan sobre la gente que va a votar por uno. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Eso qué quiere decir? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Vamos… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>En serio. ¿Qué quiere decir con eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Está bien, como quiera, don “Carlitos va al maldito Washington,” quiere decir que en la política, uno concentra sus esfuerzos en las necesidades de la población que forma la base de su poder. Ellos están felices, y lo mantienen a uno en el cargo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por eso algunos de los brotes fueron ignorados? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Jesús, lo dice como si nos hubiésemos olvidado de ellos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Las fuerzas policiales locales le solicitaron ayuda al gobierno federal? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Cuándo los policías no han pedido más gente, mejor equipo, más horas de entrenamiento, o más “programas de extensión a la comunidad”? Esos maricas son casi peores que los soldados, siempre quejándose porque no tienen “lo que necesitan,” ¿pero acaso ellos tienen que arriesgar sus puestos subiendo los impuestos? ¿Acaso les toca explicarle a don Pedro Clasemedia por qué tiene que pagar impuestos para subsidiar a Pablo Clasebaja? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿No les preocupaba que todo eso se hiciera público? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Quién iba a hacerlo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>La prensa, los medios. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Los “medios”? ¿Habla de esas cadenas que le pertenecían a algunas de las corporaciones más grandes del mundo, corporaciones que se habrían hundido si el mercado de valores entraba en pánico? ¿Esos medios? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Entonces ustedes nunca planearon encubrirlo?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No teníamos que hacerlo; ellos mismos se encargaron de encubrirlo. Ellos tenían tanto o </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">más qué perder que nosotros. Además, ellos ya habían dado la gran noticia el año anterior con los primeros casos reportados en Norteamérica. Luego llegó el invierno, el Phalanx salió a la venta, y los casos disminuyeron. Quizá tuvieron que “convencer” a algunos reporteros jóvenes e idealistas, pero en realidad, todo el asunto era una noticia vieja después de unos meses. Se había vuelto “manejable.” La gente ya se había acostumbrado a vivir con esa noticia y querían algo diferente. Las noticias son un negocio, y hay que mantenerse fresco si se quiere seguir teniendo éxito. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero estaban los medios alternativos. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí claro, ¿y sabe quién escucha esos? Niñitos sabelotodos intelectuales y presumidos, ¿y sabe quién los escucha a ellos? ¡Nadie! ¿A quién le iba a importar una minoría en la televisión y radio de acceso público, que no sabían nada de lo que estaba de moda? Entre más gritaban esos sabihondos elitistas que “los muertos vuelven a caminar,” más norteamericanos de verdad dejaban de escucharlos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Entonces, déjeme ver si entiendo su posición. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La posición de nuestra administración. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>La posición de la administración, que fue darle al problema la atención que creyeron que se merecía. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Porque en todo momento, el gobierno tiene muchos asuntos sobre la mesa, sobre todo en ese momento, porque lo último que deseaban los norteamericanos era otra oleada de terror. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ajá. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Así que consideraron que la amenaza era lo suficientemente pequeña como para ser “manejada” por los Equipos Alfa en ultramar y dándole un entrenamiento básico a los oficiales de este lado. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al fin lo entendió. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Aún a pesar de que habían recibido advertencias indicando lo contrario, que no se podía ocultar al público, y que en realidad era una catástrofe mundial en potencia. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El señor Carlson hace una pausa, me dirige una mirada llena de odio, y luego arroja una pala llena de “combustible” a su carreta.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Madure de una vez.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-84114847385554972462013-01-02T11:16:00.001-08:002013-01-03T01:29:55.235-08:0014.- WORLD WAR Z - TROYA, MONTANA, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Este vecindario es, según el anuncio, una “Nueva Comunidad para una Nueva Norteamérica.” Basado en el modelo de “Masada” israelí, desde la primera vez que uno lo ve, es claro que el vecindario fue construido con un solo objetivo en mente. Las casas están todas soportadas por zancos, tan altos que permiten una visión perfecta sobre la muralla de concreto reforzado de seis metros de alto. Una escalera retráctil es la única vía de acceso a cada casa, y pueden conectarse con las casas vecinas por medio de una pasarela igualmente retráctil. Los techos repletos de paneles solares, los pozos de agua cubiertos, los jardines sin obstáculos, las torres de vigilancia, y la gruesa puerta deslizante de acero, han convertido a Troya en un éxito según sus habitantes, tanto que sus constructores ya han recibido otros siete contratos similares a lo largo y ancho de los Estados Unidos. La diseñadora de Troya, arquitecta en jefe, y primera alcaldesa, es Mary Jo Miller.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí claro, estaba preocupada, preocupada por las cuotas del automóvil y el préstamo para el negocio de Tim. Estaba preocupada por la grieta que se estaba abriendo en los azulejos de la piscina y el nuevo filtro sin cloro que estaba dejando una leve capa de algas. Estaba preocupada por nuestro portafolio de acciones, aunque mi corredor me aseguraba que eran variaciones de inversionista novato, y que tendría más beneficios que con una de esas pensiones 401(k). Aiden necesitaba un profesor particular de matemáticas y Jenna necesitaba unas sandalias de Jamie Lynn Spears para el campamento con su equipo de fútbol. Los padres de Tim estaban pensando en ir a quedarse con nosotros en Navidad. Mi hermano estaba otra vez en rehabilitación. Finley tenía parásitos, uno de los peces tenía algún tipo de hongo creciéndole en el ojo izquierdo. Esas eran sólo algunas de mis preocupaciones. Tenía más que suficientes para mantenerme ocupada. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿No veía las noticias? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sí, por cinco minutos al día: asuntos locales, deportes, chismes de las celebridades. ¿Para qué me iba a deprimir viendo más televisión? Ya me sentía bastante mal cuando me subía a la báscula cada día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y qué hay de las otras fuentes? ¿La radio? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Cuándo iba al trabajo por la mañana? Esa era mi única hora de Zen. Después de dejar a los niños, escuchaba a <i>[nombre omitido por motivos legales]</i>. Sus chistes me ayudaban a pasar el rato. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y la Internet?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué hay con eso? Para mí, era sólo para comprar cosas; para Jenna, era una herramienta para hacer las tareas; para Tim, era… cosas que siempre juraba que no volvería a mirar. Las únicas noticias que yo veía eran las del recuadro en la página principal de AOL. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>En el trabajo, seguramente decían algo… </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ah sí, al principio. Me daba un poco de miedo, era raro, “saben, me dijeron que en realidad no es rabia” y cosas por el estilo. Pero recuerde que con el primer invierno las cosas se calmaron, y de todas formas, era más divertido comentar el último episodio de Campamento de Celebridades Gordas o contar chismes sobre cualquiera que no estuviese en el comedor ese día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una vez, en marzo o en abril, llegué al trabajo y ví que la señora Ruiz estaba desocupando su escritorio. Pensé que la habían despedido o transferido, usted sabe, las cosas que yo consideraba como peligros reales. Me dijo que era por “ellos,” así era como siempre les decía, “ellos” o “todo lo que está pasando.” Me dijo que su familia había vendido la casa y que habían comprado una cerca de Fort Yukon, en Alaska. Pensé que era la cosa más estúpida que había escuchado nunca, especialmente para alguien como Inés. Ella no era una de esas ignorantes, ella era una mexicana “limpia.” Siento haber usado ese término, pero así era como yo pensaba en ese entonces, esa era yo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Su esposo nunca se mostró preocupado? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, pero los niños sí, no verbalmente, ni conscientemente, eso creo. Jenna comenzó a pelear con otras niñas. Aiden nunca se iba a dormir a menos que las luces estuviesen encendidas. Detalles como esos. No creo que hubiesen estado expuestos a más información que Tim, o que yo, pero ellos no tenían las mismas distracciones que nos mantenían ocupados a los adultos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y usted y su esposo qué hicieron? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Zoloft y Ritalín SR para Aiden, y Aderal XR para Jenna. Funcionó por algún tiempo. Lo único que me molestaba era que nuestro seguro médico no las cubría, porque los niños ya estaban tomando Phalanx. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Desde hacía cuanto tomaban Phalanx?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Desde que salió al mercado. Todos tomábamos Phalanx, “Una dosis de Phalanx, una dosis de tranquilidad.” Esa era nuestra manera de estar preparados… y Tim compró un arma. Todo el tiempo me prometía que me llevaría a la galería de tiro para enseñarme cómo dispararla. “El domingo,” decía siempre, “iremos este domingo.” Sabía que era mentira. Los domingos estaban reservados para su amante de cinco metros de largo y motor en V, le tenía más cariño que a nosotros. No me importaba. Nosotros teníamos nuestras pastillas, y al menos él sabía cómo disparar la Glock. Ya eran algo cotidiano, como las alarmas contra incendios o las bolsas de aire. Cosas en las que uno piensa sólo de vez en cuando, era siempre por…“por si acaso.” Además, en serio, había demasiadas cosas allá afuera para estar preocupados, todos los meses aparecía una enfermedad nueva. ¿Cómo se puede estar </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">enterado de todas? ¿Cómo saber cuál era de verdad? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y ustedes cómo se dieron cuenta? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Acababa de oscurecer. Había comenzado el partido. Tim estaba echado en el BarcaLounge con una Corona en la mano. Aiden estaba en el piso jugando con sus Ultimate Soldiers. Jenna estaba en su cuarto haciendo la tarea. Yo estaba descargando la secadora, así que no oí cuando Finley comenzó a ladrar. Bueno, quizá sí lo oí, pero nunca le prestaba mucha atención. Nuestra casa era la última de toda la urbanización, justo al pié de una colina. Vivíamos en una tranquila zona recién construida de North County cerca de San Diego. Todo el tiempo pasaba por allí algún conejo, o un venado, y cruzaban saltando por el jardín. Finley siempre estaba ladrándoles como loco. Creo que leí una nota que había pegado en la pared, recordándome que debía comprarle uno de esos collares de cidronela anti-ladridos. No recuerdo en qué momento comenzaron a ladrar todos los otros perros, o cuándo se activó la alarma de un auto calle abajo. Sólo reaccioné cuando escuché algo que me pareció como un disparo. Tim no había oído nada. Tenía el volumen demasiado alto. Yo le decía todo el tiempo que debía ir a que le revisaran los oídos, porque uno no puede pasar su juventud tocando en una banda de speed metal sin que… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[suspira]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Aiden sí lo oyó. Me preguntó qué había sido. Estaba a punto de decirle que no sabía, cuando sus ojos se desorbitaron. Estaba mirando detrás de mí, a la puerta de vidrio que comunicaba con el patio de atrás. Giré justo en el momento en que se quebraba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Tenía como un metro sesenta, inclinado, con los hombros estrechos y una panza hinchada y blanda. No traía camiseta, y la carne gris verdosa estaba desgarrada y llena de huecos. Olía como a playa, a algas podridas y agua de mar. Aiden dio un salto y se ocultó detrás de mí. Tim ya se había levantado, y estaba entre nosotros y esa cosa. En menos de un segundo, todas las mentiras se habían desvanecido. Tim recorrió la sala con la mirada buscando un arma, y esa cosa lo agarró por la camisa. Cayeron sobre la alfombra, luchando. Me gritó diciéndome que fuera a la habitación, que buscara la pistola. Ya íbamos en el pasillo cuando escuchamos gritar a Jenna. Corrí hasta su cuarto y abrí la puerta. Otro, uno grande, yo diría que de uno noventa de altura, con hombros anchos y unos brazos enormes. Había roto la ventana y sostenía a Jenna del pelo. Ella gritaba “¡Mamimamimamimami!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Y usted qué hizo? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo… no estoy muy segura. Cuando trato de recordarlo, todo pasa demasiado rápido. Lo agarré del cuello. Estaba tirando de Jenna, acercándola a su boca. Yo lo apreté fuerte y… tiré… Los niños dicen que le arranqué la cabeza, que me quedé con ella en la mano, con pedazos de piel y carne y otras cosas colgando de ella. No creo que eso sea posible. Quizá con la adrenalina… Creo que los niños le han agregado cosas a ese recuerdo con los años, convirtiéndome en una Mujer Hulk o algo así. Sé que logré liberar a Jenna. Eso lo recuerdo, y que un segundo después, Tim entró en la habitación con una mancha de baba negra y espesa sobre la camisa. Traía la pistola en una mano y la correa de Finley en la otra. Me entregó las llaves del auto y me dijo que metiera a los niños en el Suburban. Salió corriendo hacia al patio mientras nosotros íbamos hacia el garaje. Escuché un solo disparo después de encender el motor.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-74063226003333514182013-01-02T11:06:00.001-08:002013-01-03T01:30:06.072-08:0015.- WORLD WAR Z - EL GRAN PÁNICO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-89255136814134601902013-01-02T11:05:00.001-08:002013-01-03T01:30:18.090-08:0016.- WORLD WAR Z - BASE AÉREA NACIONAL PARNELL: MEMPHIS, TENNESSEE, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Gavin Blaire es el piloto de uno de los dirigibles de combate D-17 que componen el núcleo principal de la Patrulla Aérea Civil Norteamericana. Es un trabajo que le sienta bien. Antes piloteaba un dirigible publicitario de la Fujifilm.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se extendían hasta el horizonte: sedanes, camiones, buses, casas rodantes, cualquier cosa que se pudiera conducir. Ví tractores, una mezcladora de cemento. En serio, incluso ví una plancha con un enorme cartel encima, un aviso de un “Club de Caballeros.” Un montón de gente iba sentada sobre él. Las personas iban montadas en cualquier cosa que podían, en los techos, en los compartimentos para equipaje. Me recordó las viejas fotografías de los trenes en India, con toda esa gente colgando de ellos como monos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había un montón de basura a los lados del camino —maletas, cajas, y hasta pedazos de muebles caros. Había un piano de cola allí tirado, en serio, hecho pedazos como si lo hubiesen lanzado desde la parte de atrás de un camión. Había también muchos vehículos abandonados. Algunos habían sido arrastrados fuera de la carretera, otros habían sido desvalijados, otros estaban quemados. Vï a mucha gente que iba a pié, cruzando los campos o siguiendo la carretera. Algunos iban tocando en las ventanas de los autos, ofreciendo todo tipo de cosas. Algunas mujeres estaban ofreciéndose a los conductores, sin duda tratando de conseguir algo a cambio, quizá gasolina. Seguramente no estaban tratando de que las llevaran, porque a pié se movían más rápido que los autos. No tenía sentido, pero… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[se estremece]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Un poco más atrás, a unos cincuenta kilómetros, el tráfico se movía un poco mejor. Uno pensaría que la gente estaría más tranquila. Pero no. Todos estaban haciendo señas con las luces, chocando con los autos que tenían en frente, y saliendo de ellos a pelear. Ví a algunas personas tiradas a un lado de la carretera, se movían muy poco o nada en absoluto. La gente pasaba corriendo a su lado, llevando cosas, llevando niños, o simplemente corriendo, todos en la misma dirección que los autos. Unos cuantos kilómetros más atrás ví la razón.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Las criaturas se movían como un enjambre entre los autos. Los conductores de los carriles exteriores trataban de adelantar por fuera del camino, quedándose atascados en el lodo, y atrapando a los de los carriles internos. La gente no podía abrir las puertas para huir. Los autos estaban demasiado cerca los unos de los otros. Ví a esas cosas metiendo la mano por las ventanas abiertas, sacando a las personas o metiéndose ellos. Muchos conductores estaban atrapados sin salida, con las puertas todavía cerradas y, asumo, con llave. Las ventanas seguían arriba, hechas de vidrio templado de seguridad. Los muertos no podían </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">entrar, pero los vivos tampoco podían salir. Ví a algunas personas entrar en pánico, tratando de dispararles a través del parabrisas y destruyendo así la única protección que les quedaba. Estúpidos. Quizá habrían podido resistir unas cuantas horas más allí, e incluso haber tenido alguna oportunidad de escapar. Aunque quizá vieron que era imposible, y que esa era la salida más rápida. Había una jaula para ganado, remolcada por una camioneta que seguía atascada en uno de los carriles interiores. Se sacudía violentamente de un lado para el otro. Los caballos que llevaba todavía estaban adentro. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El enjambre seguía avanzando por entre los autos, abriéndose paso literalmente a mordiscos por entre las filas inmóviles, con todos esos pobres diablos que intentaban escapar. Eso fue lo que más me impresionó, porque no iban a ninguna parte. Estaban en la Interestatal 80, un pedazo de carretera entre Lincoln y North Platte. Ambos lugares estaban completamente infestados, así como todos los pueblos que había en el medio. ¿Qué creían que estaban haciendo? ¿Quién había organizado aquel éxodo? ¿De hecho, alguien lo había organizado? ¿Acaso la gente vió una fila de autos y se unió sin preguntar? Traté de imaginarme cómo habría sido, estar allí con autos pegados adelante y atrás, con niños llorando, perros ladrando, sabiendo lo que venía sólo unos cuantos kilómetros atrás, y esperando, rezando, para que alguien en los autos de adelante supiera hacia dónde ir. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Alguna vez escuchó de ese experimento que un periodista norteamericano hizo en Moscú en los 70s? Simplemente se paró frente a un edificio, ninguno en particular, sólo una puerta cualquiera. Muy pronto, alguien se paró a hacer fila tras él, luego una pareja, y cuando menos lo pensó, la cola le daba la vuelta a la esquina. Nadie preguntó para qué era aquella fila. Simplemente supusieron que era para algo que valía la pena. No sé si esa historia es cierta. Quizá es una leyenda urbana, o un mito de la guerra fría. ¿Quién sabe?</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-73788710248880110332013-01-02T11:02:00.001-08:002013-01-03T01:30:37.281-08:0017.- WORLD WAR Z - ALANG, INDIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Estoy parado junto al mar con Ajay Shah, contemplando los despojos oxidados de lo que alguna vez fueron unos imponentes barcos. Como el gobierno no posee los fondos para retirarlos de allí, y el tiempo y los elementos han convertido su acero en chatarra inútil, permanecen como monumentos silenciosos de la carnicería que una vez se vivió en aquella playa.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me han dicho que lo que pasó aquí no fue extraño, que en todas partes del mundo en las que el océano se encuentra con la tierra, la gente estaba tratando desesperadamente de abordar cualquier cosa que flotara, buscando una oportunidad de sobrevivir en el mar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo no sabía nada sobre Alang, aunque había vivido toda la vida en la ciudad cercana de Bhavnagar. Era un ejecutivo de oficina, un profesional de cuello blanco desde el día en que salí de la universidad. El único trabajo que hacía con mis manos era al digitar en un teclado, y ya ni siquiera eso, pues casi todo nuestro software funcionaba con reconocimiento de voz.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Sólo sabía que Alang era un astillero, y por eso huí hacia aquí en primer lugar. Esperaba encontrarme con una industria produciendo barco tras barco para llevarnos a un lugar seguro. No tenía ni idea de que era todo lo contrario. En Alang no se construían barcos, se destruían. Antes de la guerra era el deshuesadero marítimo más grande del mundo. Barcos de todas las nacionalidades eran traídos por las compañías recicladoras de acero de la India, llevados hasta la playa, desmantelados, cortados, y separados hasta que no quedaba completo ni el perno más pequeño. Las docenas de barcos que ví ese día no eran naves completas y funcionales, sino enormes cascarones vacíos, enfilados, esperando la muerte. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No había muelles ni rampas. Alang no era un puerto, sino un enorme banco de arena. El procedimiento estándar era chocar los barcos contra la playa, varándolos como gigantescas ballenas encalladas. Calculé que mi única esperanza estaba en la media docena de barcos recién llegados que todavía estaban anclados lejos de la costa, conservaban parte de su maquinaria y, con algo de suerte, un poco de combustible en sus tanques. Una de aquellas naves, el Veronique Delmas, estaba remolcando a una de sus hermanas hacia el mar. Varias cuerdas y cadenas estaban amarradas sin ninguna técnica a la proa del APL Tulip, un barco de carga de Singapur que ya había sido parcialmente desmontado. Llegué justo en el momento en que el Delmas encendía sus motores. Pude ver la estela de espuma blanca que surgía mientras luchaba contra sus ataduras. Pude escuchar cómo se reventaban algunas de las cuerdas más débiles, restallando como disparos de escopeta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero las cadenas más gruesas… esas resistieron mucho mejor que el casco de la nave. Al encallar al Tulip, seguramente le dañaron parte de la quilla. Cuando el Delmas comenzó a tirar de él, se escuchó un terrible ruido, un chillido destemplado de metal. El Tulip se partió literalmente en dos, la popa se quedó en la costa mientras la proa seguía siendo remolcada hacia el mar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nadie pudo hacer nada, el Delmas ya iba a toda máquina, arrastrando la proa del Tulip hacia aguas más profundas, en donde se volcó y se hundió en tan sólo unos segundos. Debía haber al menos unas mil personas a bordo, abarrotadas en cada camarote, cada pasillo y cada metro cuadrado de espacio libre en cubierta. Sus gritos fueron ahogados por el silbido del aire que se escapaba del casco. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por qué los refugiados no se quedaron simplemente en los cascos varados en la playa, retirando las escaleras, y convirtiéndolos en fortalezas inaccesibles? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Usted habla del pasado desde una posición racional. Usted no estaba allí esa noche. La playa estaba llena de gente hasta la orilla, una marea enloquecida de humanidad, iluminada por los fuegos que ardían tierra adentro. Cientos de personas trataron de alcanzar nadando las naves que ya habían zarpado. Las olas rompientes arrojaron de vuelta los cadáveres de quienes no lo lograron. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Docenas de barcazas iban y venían, llevando gente de la costa a los barcos. “Denme su dinero,” decían algunos, “todo lo que tienen, y los llevo.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿El dinero todavía servía para algo?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Dinero, o comida, o cualquier cosa que consideraran valioso. La tripulación de uno de los barcos sólo aceptaba mujeres, mujeres jóvenes. Ví otra que sólo recibía a los refugiados de piel clara. Los muy malditos iluminaban con sus antorchas los rostros de la gente, tratando de sacar a los más oscuros como yo. Incluso ví a un capitán, parado en la cubierta de abordaje de su nave, apuntando con una pistola y gritando “¡Nadie de castas bajas, no llevaremos intocables!” ¿Intocables? ¿Castas? ¿Quién diablos piensa así en estos días? ¡Y la peor parte fue que algunos de los más viejos se salieron de la fila! ¿Puede creerlo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Comprenda que sólo estoy resaltando algunos ejemplos de lo peor entre lo peor. Por cada psicópata ambicioso y repulsivo, había diez personas buenas y decentes con su karma aún intacto. Un montón de pescadores y dueños de botes pequeños, que podrían haber escapado con sus familias, prefirieron ponerse en peligro y regresar a la orilla a ayudar. Cuando se piensa en los riesgos que corrieron: que los asesinaran para robar los botes, o quedarse varados en la playa, o ser atacados desde abajo por los muertos bajo las olas… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había muchos de esos. Muchos refugiados infectados habían tratado de nadar hasta los barcos y se habían reanimado después de ahogarse. La marea estaba baja, suficientemente profunda para que un hombre se ahogara, pero lo suficientemente baja para que un zombie levantase la mano y agarrase una presa. Uno veía a muchos nadadores desapareciendo de pronto bajo las olas, o botes volcándose y todos sus pasajeros siendo arrastrados bajo el agua. Y aún así, muchos seguían volviendo a la playa para rescatar gente, e incluso saltaban al agua para salvar a alguien. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Así me salvaron a mí. Yo fui uno de los que trató de nadar. Los barcos se veían mucho más cerca de lo que estaban en realidad. Yo era un buen nadador, pero después de caminar todo el trayecto desde Bhavnagar, después de luchar por mi vida casi todo el día, apenas tenía fuerzas suficientes para flotar de espaldas. Para cuando llegué por fin junto a mi objetivo, no me quedaba aire en los pulmones para gritar pidiendo ayuda. No había escalera. La lisa pared del casco se levantaba sobre mí como un muro. Golpeé el acero, gritando con el último aliento que me quedaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Justo cuando me hundía bajo la superficie, sentí que un poderoso brazo se envolvía alrededor de mi pecho. Llegó la hora, pensé; creí que en cualquier momento sentiría unos dientes clavándose en mi carne. Pero en lugar de halarme hacia el fondo, el brazo me elevó otra vez hacia la superficie. Terminé a bordo del Sir Wilfred Grenfell, un velero que alguna vez había pertenecido a la Guardia Costera canadiense. Traté de hablar, de disculparme por no tener dinero, de explicarles que podía trabajar para pagar mi pasaje, que haría cualquier cosa que necesitaran. Los tripulantes sonrieron. “Cuidado,” me dijeron, “estamos a punto de zarpar.” Pude sentir la cubierta vibrando y meciéndose cuando nos movimos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esa fue la peor parte, ver las otras naves que pasaban a nuestro lado. En algunas, los infectados que habían logrado subir a bordo ya se habían reanimado. Algunos barcos eran carnicerías flotantes, y otros ardían en llamas sin moverse. Sus tripulantes saltaban al agua. Algunos de los que se hundieron bajo la superficie, nunca más volvieron a salir vivos.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-75128382553347232122013-01-02T10:56:00.001-08:002013-01-03T01:31:01.291-08:0018.- WORLD WAR Z - TOPEKA, KANSAS, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon podría ser considerada una mujer hermosa bajo cualquier estándar — con un cabello largo y rojizo, brillantes ojos verdes, y el cuerpo de una bailarina o una supermodelo de las de antes de la guerra. Tiene la mente de una niña de cuatro años. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Estamos en el Centro de Rehabilitación Rothman para Niños Salvajes. La doctora Roberta Kelner, la encargada del caso de Sharon, describe su condición como “afortunada.” “Por lo menos ella tiene algunas habilidades de lenguaje y procesos de pensamiento coherentes,” me explica. “Son rudimentarios, pero al menos son completamente funcionales.” La doctora Kelner está muy emocionada por la entrevista, pero el doctor Sommers, director de programas de Rothman, no lo está. Los fondos siempre han sido escasos para este programa, y la administración actual está amenazando con cerrarlo por completo. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>Sharon se muestra tímida al principio. No estrecha mi mano, y evita mirarme directamente a los ojos. Aunque Sharon fue encontrada en las ruinas de Wichita, no hay forma de saber dónde ocurrieron los hechos que relata.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estábamos en la iglesia, Mami y yo. Papi nos dijo que iba a recogernos. Papi tenía que hacer algo. Nosotros íbamos a esperarlo en la iglesia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todos estaban allá. Tenían muchas cosas. Tenían cereales, y agua, y jugo, y bolsas de dormir, y linternas y… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita un rifle con las manos]. </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La señora Randolph tenía uno. Pero eso no se hace. Son muy peligrosos. Ella me dijo que eran peligrosos. Ella es la mamá de Ashley. Ashley es amiga mía. Le pregunté dónde estaba Ashley. Se puso a llorar. Mami me dijo que no le preguntara por Ashley, y le dijo a la señora Randolph que lo sentía. La señora Randolph estaba sucia, con manchas café y rojo en el vestido. Era gorda. Tenía manos gruesas y suaves. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había otros niños, Jill y Abbie, y otros niños. La señora. McGraw los cuidaba. Tenían crayones. Estaban pintando en la pared. Mami me dijo que jugara con ellos. Me dijo que estaba bien pintar en la pared. Que el Pastor Dan dijo que se podía.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El Pastor Dan estaba allá, y quería que la gente lo escuchara. “Por favor todo el mundo…” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita una voz grave y profunda] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“por favor tranquilos, los "somis‟ ya vienen, cálmense y prepárense para cuando lleguen los „somis.‟” Nadie lo escuchaba. Todos estaban hablando, nadie estaba sentado. La gente estaba hablando con sus cosas </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita a alguien hablando por teléfono]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">estaban furiosos con sus cosas, las tiraban y les decían malas palabras. Me sentí mal por el Pastor Dan. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Luego imita el sonido de una sirena.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Afuera.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Lo hace de nuevo, comenzando suave, aumentando el volumen, y luego </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">apagándose varias veces.] </span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mami estaba hablando con la señora Cormode y las otras mamis. Estaban peleando. Mami estaba enojada. La señora Cormode dijo </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[con un tono enojado]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¿Y qué? ¿Qué más podemos hacer?” Mami sacudía la cabeza. La señora Cormode estaba hablando con sus manos. No me gustaba la señora Cormode. Ella era la esposa del Pastor Dan. Era gritona y mala. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Alguien gritó… “¡Ahí vienen!” Mami me levantó. Se llevaron las sillas y las pusieron junto a la puerta. Todas las sillas junto a la puerta. “¡Rápido!” “¡Cierren la puerta!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita varias voces diferentes.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Un martillo!” “¡Clavos!” “¡Están en el parqueadero!” “¡Vienen para acá!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon mira a la doctora Kelner.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Puedo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El doctor Sommers no parece muy seguro. La doctora Kelner sonríe y dice “sí” con la cabeza. Después me enteré que el cuarto había sido acondicionado a prueba de ruidos por esa razón.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon imita el gemido de un zombie. Es sin duda el más realista que jamás he escuchado. Es claro, por su incomodidad, que Sommers y Kelner están de acuerdo conmigo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ellos venían. Muchos, muy grande. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Gime otra vez. Luego comienza a golpear con su mano derecha sobre la mesa.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Querían entrar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sus golpes son rítmicos y mecánicos.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La gente gritaba. Mami me abrazó. “Está bien.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Su voz se hace más suave, y comienza a acariciarse el cabello.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“No dejaré que te atrapen. Shhhh….” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Ahora golpea con ambos puños sobre la mesa, y sus golpes se hacen más caóticos, como imitando a varios muertos vivientes.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡La puerta!” “¡Resistan!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita el sonido de un vidrio que se rompe.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se rompieron las ventanas, las ventanas del frente, al lado de la puerta. Se apagó la luz. Los grandes se asustaron. Gritaban. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Su voz vuelve a imitar a su madre.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Shhhh… bebé. No dejaré que te atrapen.”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sus manos pasan de su cabello a su cara, acariciándose suavemente la frente y las mejillas. Sharon mira a Kelner como interrogándola. Kelner asiente. La voz de Sharon imita el sonido de algo grande que se rompe, un rugido con flema desde lo más profundo de su garganta.]</i> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Están entrando! ¡Disparen, disparen!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita unos disparos y…] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“No dejaré que te atrapen, no dejaré que te atrapen.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[De pronto, Sharon mira al vacío detrás de mis hombros, como a algo que ya no está ahí.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Los niños! ¡No los dejen tocar a los niños!” Esa era la señora Cormode. “¡Salven a los niños! ¡Salven a los niños!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon imita más disparos. Encoge las manos formando un solo puño enorme, y lo descarga sobre una forma invisible frente a ella.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los niños comenzaron a llorar. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Hace movimientos como de golpes, cortes y punzadas con algún objeto.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Abbie lloraba mucho. La señora Cormode la levantó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Imita el movimiento para levantar a alguien en el aire, y golpearlo contra una pared.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Entonces Abbie ya no lloró. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon sigue acariciándose el rostro, imita la voz de su madre, ahora mucho más fuerte.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Shhh… está bien, bebé, está bien…” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sus manos bajan lentamente hasta su cuello, apretándolas alrededor y estrangulándose.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“No dejaré que te atrapen. ¡NO DEJARÉ QUE TE ATRAPEN!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sharon se está ahogando, y lucha por respirar.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[El doctor Sommers se lanza para tratar de detenerla, pero la doctora Kelner levanta una mano y Sharon se detiene, relajando sus manos mientras imita un disparo.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se sentía húmedo y caliente, sabía a salado, y me picaba en los ojos. Unas manos me levantaron y me llevaron. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se pone de pié, simulando un movimiento como corriendo con un balón bajo el brazo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me sacaron al parqueadero. “¡Corre, Sharon, no pares!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Es una voz diferente, no es la de su madre.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Sólo corre, corre, corre!” Luego se alejaron. Me soltaron. Eran unas manos gruesas y suaves.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-41080148279758729852013-01-02T10:46:00.001-08:002013-01-03T01:31:13.202-08:0019.- WORLD WAR Z - KHUZHIR, ISLA OLKHON, LAGO BAIKAL, SAGRADO IMPERIO RUSO<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El salón está desierto, salvo por una mesa, dos sillas, y un enorme espejo en la pared, el cual seguramente es un espejo de doble lado. Me siento de frente a mi entrevistada, tomando notas en un bloc que me entregaron (me prohibieron usar mi aparato de transcripción por “razones de seguridad”). El rostro de María Zhuganova se vé envejecido, su cabello está poniéndose gris, y su cuerpo apenas si cabe dentro del uniforme desgastado que insistió en usar para nuestra entrevista. Técnicamente estamos a solas, aunque sospecho que varios ojos nos observan desde el otro lado del espejo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No sabíamos que había un Gran Pánico. Estábamos completamente aislados. Casi un mes antes de que todo comenzara, más o menos cuando esa periodista norteamericana reveló la historia, nuestro campamento fue puesto en aislamiento permanente e indefinido. Todos los televisores fueron retirados de las barracas, y nos quitaron los radios personales y los teléfonos celulares. Yo tenía uno de esos celulares baratos y desechables, con cinco minutos prepagados. Fue lo máximo que mis padres pudieron pagar. Se suponía que debía usarlo para llamarlos en mi cumpleaños, mi primer cumpleaños lejos de casa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estábamos estacionados en Ossetia del Norte, en Alania, una de las repúblicas australes rebeldes. Nuestra labor oficial era “mantener la paz,” impidiendo cualquier conflicto étnico entre las minorías de Ossetia e Ingush. Nuestro tiempo de servicio estaba a punto de terminar justo cuando nos cortaron cualquier comunicación con el resto del mundo. Un asunto de “seguridad estatal” según nos explicaron. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Quiénes?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo el mundo: nuestros oficiales, la Policía Militar, incluso un civil que apareció de la nada un día por la base. Era un desgraciado gruñón con una cara delgada como de rata. Así lo llamábamos: “Cara de Rata.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Alguna vez trataron de saber qué pasaba? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Qué, yo? Nunca. Ninguno de nosotros. Ah, por supuesto que nos quejábamos; los soldados siempre se quejan. Pero no había tiempo para procesar ninguna queja formal. Después de que el apagón de las comunicaciones entró en efecto, nos pusieron en estado de alerta total. Hasta aquel momento, el trabajo había sido fácil — aburrido, monótono, alterado sólo por alguna caminata ocasional a las montañas. Pero luego tuvimos que pasar varios días a la vez en las montañas, cargando el equipo completo y municiones. Íbamos a cada aldea, a cada casa. Interrogábamos a cada campesino, a cada turista y… no sé… supongo que también a cada cabra que se nos atravesaba en el camino. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por qué los interrogaban? ¿Qué buscaban? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No sabíamos. “¿Todos los miembros de su familia están bien?” “¿Ha desaparecido alguno?” “¿Han sido atacados por un animal o una persona rabiosos?” Esa era la parte que más me confundía. ¿Rabia? Era comprensible en los animales, ¿pero en la gente? También hacíamos un montón de revisiones físicas, desvistiendo por completo a esa pobre gente mientras los médicos examinaban cada centímetro de sus cuerpos buscando… algo… no nos dijeron qué. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No tenía sentido, nada de eso. Una vez encontramos todo un depósito de armas, 74s nuevas, algunas 47s viejas, montones de balas, seguramente compradas a algún oportunista de nuestro batallón. No sabíamos a quién le pertenecían las armas; traficantes de drogas, o a la mafia local, quizá incluso a esos “Escuadrones de la Muerte” que eran la razón por la que nosotros estábamos allí en primer lugar. ¿Y qué hicimos? ¡Las dejamos allí! Ese civil, “Cara de Rata,” tuvo una reunión privada con los lideres de las aldeas. No supimos qué discutieron, pero se veían todos asustados de muerte: se persignaban y rezaban en silencio.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No lo entendíamos. Estábamos confundidos y enojados. No comprendíamos qué diablos estábamos haciendo allá afuera. Había un veterano en nuestro pelotón, Baburin, que había peleado una vez en Afganistán y dos veces en Chechenia. Se decía que durante la toma de Yeltsin, su BMP había sido el primero en disparar sobre los Duma. Nos gustaba escuchar sus historias. Siempre estaba de buen humor, y siempre se emborrachaba… cuando podía permitírselo. Pero todo cambió después del incidente con las armas. Dejó de sonreír y no volvió a contar historias. Creo que no volvió a beber ni una gota, y cuando nos hablaba, que era casi nunca, lo único que decía era, “Esto no está bien. Algo va a pasar.” Cuando trataba de preguntarle algo más, sólo se encogía de hombros y se marchaba. La moral estaba por el suelo después de eso. La gente estaba tensa, sospechando de todo. Cara de Rata siempre estaba por ahí, en las sombras, escuchando, observando, susurrando cosas al oído de nuestros oficiales.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Él estaba con nosotros el día en que pasamos por un pueblo pequeño y sin nombre, unas chozas primitivas en lo que parecía ser el borde más alejado del mundo. Habíamos </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">realizado las búsquedas y los interrogatorios de rutina, y estábamos a punto de empacar y largarnos. De pronto una niña, un niña pequeña, llegó corriendo por la única calle del pueblo. Estaba llorando, claramente aterrorizada. Le decía algo a sus padres… ojalá me hubiese tomado el tiempo de aprender su idioma… y señalaba al otro lado de un sembrado. Había una figura pequeña, otra niña, que caminaba hacia nosotros tropezando por entre el lodo. El teniente Tikhonov levantó sus binoculares y pude ver cómo su rostro perdía todo su color. Cara de Rata se acercó a él, miró a través de sus propios prismáticos, y luego le dijo algo al oído. Petrenko, el francotirador del pelotón, recibió la orden de apuntar su arma y enfocar a la niña. Lo hizo. “¿La tienes?” “La tengo.” “¡Fuego!” Creo que así fue. Recuerdo que hubo una pausa. Petrenko miró al teniente y le pidió que repitiera la orden. “Ya me escuchó,” dijo con rabia. Yo estaba más lejos que Petrenko y lo había escuchado bien. “¡Le ordeno eliminar el objetivo, ahora!” Ví que el cañón de su rifle temblaba. Era un mocoso flaco y desgarbado, ni el más fuerte ni el más valiente, pero bajó su arma de repente y dijo que no lo haría. Así nada más. “No, señor.” Sentí como si el sol se hubiese congelado en el cielo. Nadie sabía qué hacer, sobre todo el teniente Tikhonov. Nos miramos los unos a los otros, y luego miramos al sembrado. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Cara de Rata iba caminando por allí, lenta, casi tranquilamente. La niña estaba tan cerca que podíamos ver su cara. Sus ojos muy abiertos, mirando directamente a Cara de Rata. Levantó los brazos, y escuché ese agudo y ahogado gemido. Se encontraron a mitad del sembrado. Todo terminó antes de que pudiésemos darnos cuenta de lo que había sucedido. Con un movimiento suave y fluido, Cara de Rata sacó una pistola de entre su chaqueta, le disparó a la niña justo entre los ojos, y se dio la vuelta para regresar caminando hacia nosotros. Una mujer, probablemente la madre de la criatura, estalló en llanto. Cayó de rodillas, escupiéndonos e insultándonos. A Cara de Rata no le importó, o ni siquiera se dio cuenta. Sólo le susurró algo al teniente Tikhonov y se subió al BMP como si se tratara de un taxi en Moscú. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esa noche… tirada en mi catre sin poder dormir, traté de no pensar en lo que había pasado. Traté de no pensar en el hecho de que la Policía Militar se había llevado a Petrenko, o que nuestras armas habían sido retenidas y guardadas en el depósito. Sabía que debía sentirme mal por lo de la niña, furiosa, con ganas de desquitarme con Cara de Rata, y quizá un poco culpable por no haber levantado ni un dedo para impedirlo. Sabía que esas eran las emociones que debería haber sentido; pero en ese momento lo único que sentía era miedo. No podía dejar de pensar en o que me había dicho Baburin, que algo malo estaba por pasar. Sólo quería irme a casa, ver a mis padres. ¿Qué tal si habíamos sufrido un horrible ataque terrorista? ¿Qué tal si estábamos en guerra? Mi familia vivía en Bikin, prácticamente al lado de la frontera con China. Tenía que hablar con ellos, asegurarme de que estaban bien. Estaba tan angustiada que sentí náuseas y empecé a vomitar, tanto que tuvieron que llevarme a la enfermería. Por eso no pude ir a patrullar al siguiente día, y todavía estaba en cama cuando regresaron por la tarde.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estaba tirada en mi catre, releyendo una copia vieja de Semnadstat. Escuché un alboroto, motores de vehículos, voces. Una enorme multitud se encontraba reunida en el patio de formaciones. Me abrí paso entre ellos y ví a Arkady parado en el centro de aquella masa. Arkady era el artillero de mi escuadrón, un tipo grande como un oso. Éramos buenos amigos porque él mantenía alejados a los otros hombres, si usted me entiende. Él solía decir </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">que yo le recordaba a su hermanita. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sonríe con tristeza.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me gustaba. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había alguien arrastrándose a sus pies. Parecía como una anciana, pero tenía un saco de lona cubriéndole la cabeza y una cadena alrededor del cuello. Su vestido estaba hecho jirones y la piel de sus piernas había sido pelada casi por completo. No había sangre, solo una especie de pus negro. Arkady estaba en medio de un discurso agresivo y furioso. “¡No más mentiras! ¡No más órdenes de dispararle a los civiles! Por eso tuve que matar al pequeño zhopoliz…” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Busqué al teniente Tikhonov, pero no lo ví por ninguna parte. Sentí como una bola de hielo en mi estómago. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“…¡porque yo quería que todos pudieran verlo!” Arkady alzó la cadena, levantando a la vieja babushka por el cuello. Agarró el sacó que le cubría la cabeza y se lo quitó. Su rostro era gris, al igual que el resto de su piel, Sus ojos eran fieros y muy abiertos. Se revolcaba como un lobo rabioso y trataba de agarrar a Arkady. Él apretó una de sus poderosas manos alrededor de su cuello, sosteniéndola a un brazo de distancia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Quiero que todos vean por qué estamos aquí!” Agarró el cuchillo de su cinturón y lo clavó en el corazón de la anciana. Contuve un grito, todos lo hicimos. Estaba clavado hasta la empuñadura pero ella seguía retorciéndose y gritando. “¡Ya ven!” dijo él, apuñalándola varias veces más. “¡Ya ven! ¡Esto es lo que no quieren decirnos! ¡Nos estamos matando aquí afuera para encontrar esto!” Algunas cabezas comenzaron a asentir, y se escucharon unos murmullos de aprobación. Arkady continuó, “¿Y qué tal si estas cosas están en todas partes? ¡¿Qué tal si justo ahora están en nuestras casas, con nuestras familias?!” Estaba tratando de mirarnos fijamente a todos. No estaba prestándole mucha atención a la anciana. Su puño se aflojó, ella logró liberarse y lo mordió en la mano. Arkady rugió. Hundió de un puñetazo el rostro de la anciana. Ella cayó a sus pies, retorciéndose y vomitando esa baba negra. Arkady terminó el trabajo con su bota; todos escuchamos cómo se le quebró el cráneo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La sangre goteaba de la profunda herida en el puño de Arkady. Lo sacudió en el aire, y lanzó un grito que hizo que las venas de su cuello se hincharan. “¡Queremos ir a casa!” “¡Queremos proteger a nuestras familias!” Otras personas de la multitud comenzaron a repetirlo. “¡Sí! ¡Queremos proteger a nuestras familias! ¡Este es un país libre! ¡Una democracia! ¡No pueden tenernos como prisioneros!” Yo también grité, coreando con el resto de la gente. Esa anciana, una criatura que podía recibir una cuchillada en el corazón sin morir… ¿qué pasaría si estaban en nuestros pueblos? ¿Qué tal si estaban amenazando a nuestros seres queridos… a mis padres? Todo el miedo, todas las dudas, todas nuestras emociones confusas y nuestro pesimismo se fundieron en forma de ira. “¡Queremos ir a casa! ¡Queremos ir a casa!” Cantábamos, gritábamos, y entonces… una bala pasó silbando junto a mi oreja y el ojo izquierdo de Arkady se hundió. No recuerdo haber corrido, ni haber inhalado el gas lacrimógeno. No recuerdo en qué momento aparecieron los comandos Spetznaz, pero de pronto nos tenían rodeados, golpeándonos, encadenándonos a todos juntos. Uno de ellos se paró con tanta fuerza sobre mi pecho que creí que moriría allí mismo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Fue entonces cuando se implementaron los diezmos? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No, eso fue mucho antes. No habíamos sido la primera unidad en rebelarse. Las cosas habían comenzado más o menos en los días en que la Policía Militar cerró la base. Para el momento en que nosotros hicimos nuestra pequeña “demostración,” el gobierno ya tenía decidido cómo iban a restaurar el orden. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se acomoda el uniforme, y endereza la espalda antes de seguir hablando.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Diezmar”… yo creía que quería decir acabar, causar gran daño, destruir, reducir al enemigo… en realidad quería decir eliminar en un diez por ciento, uno de cada diez debía morir… y eso fue exactamente lo que hicieron con nosotros. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los Spetznaz nos pusieron en fila en el patio de formaciones, con nuestros uniformes de gala para hacerlo mucho peor. Nuestro nuevo comandante nos dio un discurso sobre el deber y la responsabilidad, sobre nuestro juramento de defender la Madre Patria, y cómo habíamos faltado a ese juramento con nuestra traición egoísta y nuestra cobardía. Nunca había escuchado palabras como esas antes. “¿Deber?” “¿Responsabilidad?” Rusia, mi Rusia, era un enorme desorden sin política. Vivíamos en medio del caos y la corrupción, luchando para sobrevivir cada día. Las fuerzas armadas no eran ningún bastión del patriotismo; eran un lugar en el que se aprendía a comerciar, a conseguir comida, una cama, y quizá un poco de dinero extra para enviar a casa cuando el gobierno decidía que era conveniente pagarles a los soldados. “¿Juramento de proteger la Madre Patria?” Así no hablaba la gente de mi generación. Esas eran las palabras que usaban los veteranos de las guerras, los viejos locos y tercos que inundaban la Plaza Roja con sus desteñidas banderas soviéticas e hileras de medallas colgando de sus apolillados uniformes. El deber a la patria era un chiste. Pero yo no me estaba riendo. Sabía que enfrentábamos una ejecución. Los hombres armados a nuestro alrededor, los tipos en las torres de guardia… estaba lista, cada músculo de mi cuerpo estaba tenso esperando recibir un disparo. Pero entonces escuché esas palabras… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Son unos niños malcriados que creen que la democracia es un derecho dado por Dios. ¡La esperan y la exigen! Muy bien, ahora van a tener la oportunidad de ponerla en práctica.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Esas fueron exactamente sus palabras, las he tenido estampadas en el interior de mis párpados por el resto de mi vida. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Qué quiso decir con eso? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Que nosotros decidiríamos quién sería castigado. Separados en grupos de diez, tendríamos que votar y elegir a uno de nosotros para ser ejecutado. Nosotros… los soldados, tendríamos que asesinar a nuestros amigos. Pasaron entre nosotros con unas carretillas. Todavía puedo escuchar cómo rechinaban esas ruedas. Estaban llenas de piedras, del tamaño de un puño, pesadas y cortantes. Algunos lloraron, discutieron con nosotros, imploraron como niños pequeños. Otros, como Baburin, simplemente se quedaron allí sentados sobre sus rodillas, mirándome directamente a los ojos mientras ponía mi piedra al lado de la suya.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[María suspira suavemente, mirando por sobre su hombro al espejo de dos caras.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Brillante. Eran unos malditos genios. Las ejecuciones convencionales podrían haber restaurado la disciplina y devuelto el orden a toda la unidad, pero al convertirnos en cómplices, nos tenían amarrados no sólo por el temor, sino también por la culpa. Podríamos habernos negado, podríamos habernos resistido a elegir y haber muerto en su lugar, pero no lo hicimos. Les seguimos el juego. Tomamos una decisión consciente, y como esa decisión tuvo un precio tan alto, ninguno de nosotros quiso tener que volver a decidir por su cuenta. Ese día renunciamos a nuestra libertad, y nos sentimos felices de dejarla ir. Desde ese momento vivimos con una libertad diferente, la libertad de señalar a alguien más y decir “¡Ellos me ordenaron hacerlo! Es su culpa, no la mía.” La libertad de decir, y que Dios nos perdone, “yo sólo estaba siguiendo órdenes.”</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-87145644123256442932013-01-02T10:37:00.001-08:002013-01-03T01:31:52.909-08:0020.- WORLD WAR Z - BRIDGETOWN, BARBADOS, FEDERACIÓN DE LAS INDIAS OCCIDENTALES<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El “Trevor Bar” es una viva representación del espíritu de las “salvajes Indias Occidentales,” o más exactamente, del carácter de cada isla como “Zona Económica Especial.” Este lugar no parece lo que la mayoría de las personas se imaginaría en el organizado y tranquilo Caribe de la posguerra. No es su intención hacerlo. Aisladas del resto de las islas y pensadas para los que buscan una vida de violencia caótica y excesos, las Zonas Económicas Especiales están diseñadas para separar a los “extranjeros” de todo el dinero que traigan encima. Mi incomodidad parece complacer a mi anfitrión, T. Sean Collins. El enorme tejano me ofrece un trago de ron “matadiablos,” y luego apoya sus enormes botas sobre la mesa.]</i> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nadie ha podio inventarse un nombre para lo que yo solía hacer. No uno de verdad, hasta el momento. “Contratista independiente” suena como si me dedicara a levantar muros de aglomerado y estuco. “Seguridad privada” suena como a un estúpido guardia de centro comercial. “Mercenario” es lo que más se aproxima, supongo, pero al mismo tiempo, es lo más alejado de la realidad que se puede llegar. Un mercenario suena como un desquiciado veterano de Vietnam, con tatuajes y bigote de manubrio, trabajando en un moridero del Tercer Mundo porque no pudo enfrentar la realidad en casa. Yo no era así. Sí, era un veterano, y sí, usaba mi entrenamiento para ganar dinero… es algo curioso sobre el ejército, siempre prometen que te enseñarán “habilidades para ganarte la vida,” pero nunca te dicen que, entre todas las cosas, no hay nada con lo que uno se pueda ganar mejor la vida que matando a cierta gente y evitando que maten a otra.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quizá sí era un mercenario, pero nadie sospecharía eso al mirarme. Me mantenía bien </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">peinado, con un buen auto, una casa bonita, y hasta una señora que iba a hacer la limpieza un día a la semana. Tenía bastantes amigos, un par de prospectos de matrimonio, y mi puntaje en el country club era casi tan bueno como el de los profesionales. Lo más importante era que trabajaba para una compañía que no era muy diferente de las demás que existían antes de la guerra. Nada de disfraces y armas escondidas, nada de cuartos a oscuras y sobres sellados. Tenía vacaciones y licencias, plan dental y seguro médico. Pagaba mis impuestos, a veces de sobra; pagaba hasta una pensión de retiro. Podría haberme ido a trabajar al viejo continente; Dios sabe que allá había mucha demanda, pero después de ver lo que les había pasado a mis colegas en la última guerra, lo mandé todo al diablo. Prefería quedarme como guardaespaldas de algún gerente gordo, o de alguna celebridad estúpida y malcriada. Eso era exactamente lo que estaba haciendo cuando llegó el Pánico. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿No le importa que no mencione ningún nombre, verdad? Algunas de esas personas todavía están vivas, o sus derechos de autor siguen vigentes, y… ¿puede creerlo? Todavía amenazan con demandar... después de todo lo que ha pasado. Bueno, no puedo darle nombres ni lugares, pero imagínese que esto ocurrió en una isla… una isla grande… una isla larga, justo al lado de Manhattan. ¿No me pueden demandar por eso, o sí? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Mi cliente, no estoy muy seguro de qué era lo que hacía. Algo del entretenimiento, o en las finanzas. No importa. Creo que tenía suficiente dinero como para ser uno de los accionistas de mi compañía. Lo que importa es que tenía bastante, y vivía en esta increíble casa al lado de la playa. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">A mi cliente le gustaba conocer a la gente que todos conocían. Su plan era proveer un lugar seguro para la gente que podría levantar su imagen durante y después de la guerra, ser el Moisés de los ricos y famosos. ¿Y sabe qué?, ellos se lo creyeron. Actores, cantantes, raperos y atletas profesionales, todas esas caras bonitas, como las que se ven en los realities y en los programas de entrevistas, y hasta esa perra rica con cara de cansancio que era famosa sólo por ser una perra rica con cara de cansancio. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estaba ese magnate de la música, el de los aretes de diamantes. Decía que tenía una AK modificada con lanzagranadas. Le encantaba hablar de ella diciendo que era una réplica exacta de la de Scarface. No tuve el valor para decirle que el arma del señor Montana era en realidad una 16 A-1. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">También estaba el tipo de la comedia política, ya sabe, el del show con su nombre. Una vez lo ví aspirando coca sobre las tetas de una desnudista tailandesa mientras decía que lo que estaba pasando no era sólo un asunto de los muertos contra los vivos, sino que tendría repercusiones en todas la facetas de nuestra sociedad: en lo social, político, económico y hasta lo ambiental. Dijo que, inconscientemente, todo el mundo había sospechado la verdad durante la “Gran Negación,” y por eso habían reaccionado tan mal cuando la historia se había revelado por fin. En realidad tenía algo de sentido, hasta que comenzó a hablar sobre la fructosa de jarabe de maíz y la feminización de Norteamérica.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una locura, ya sé, pero uno más o menos se esperaba que esas personas fueran así, o al menos yo lo hacía. Lo que no me esperaba era que trajeran a toda su “gente.” Cada uno de ellos, sin importar quiénes eran o qué hacían, tenía que llevar consigo a no sé cuántos </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">estilistas, publicistas y asistentes personales. Algunos de ellos, creo, eran agradables, y sólo lo hacían por el dinero, o porque imaginaron que allí estarían a salvo. Unos niños que sólo querían aprovechar una oportunidad. No los culpo por eso. Pero otros… unos jodidos imbéciles, fascinados con el olor de su propia mierda. Eran groseros, engreídos y se creían los jefes de todos los que tenían alrededor. A uno de ellos lo recuerdo bien, sólo porque tenía esta gorra de béisbol con un letrero que decía “¡A Trabajar!” Creo que era el representante de ese gordo cabrón que quedó de ganador en ese show de talentos. ¡Nada más ese tipo tenía como catorce personas a su alrededor! Recuerdo que al principio pensé que sería imposible mantener a toda esa gente, pero después de mi recorrido inicial por las instalaciones, me dí cuenta de que mi jefe se había preparado para todo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había transformado la casa en el sueño húmedo de un fanático de la supervivencia. Tenía suficiente comida deshidratada para alimentar a un ejército durante años, así como una interminable cantidad de agua gracias a un desalinizador que estaba conectado con tuberías al océano. Tenía turbinas de viento, paneles solares, y generadores de respaldo con unos enormes tanques de gasolina enterrados bajo el jardín principal. Había instalado suficientes medidas de seguridad para mantener a raya a los muertos vivientes para siempre: murallas, sensores de movimiento, y armas, ah, las armas. Sí, nuestro jefe había hecho bien su tarea, pero lo que lo hacía sentir más orgulloso era que cada habitación de la casa estaba conectada y cableada para transmitirlo todo por Internet las 24 horas del día. Esa era la verdadera razón por la que había invitado a sus “mejores” y “más cercanos” amigos. Él no sólo quería resguardarse de la tormenta con toda la comodidad y el lujo que podía, también quería que todo el mundo lo supiera. Estaba pensando como una celebridad, asegurándose la fama. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">No sólo había una cámara en casi todos los cuartos, sino que también había llevado a todos los periodistas y equipos que uno vé en la alfombra roja de los Óscar. En realidad nunca me había imaginado lo grande que era la industria del periodismo de entretenimiento. Había docenas de ellos, de todas las revistas y programas de televisión. “¿Cómo te sientes?” Esa la escuché muchas veces. “¿Cómo la estás pasando?” “¿Qué crees que vá a pasar?” y le juro que una vez alguien me preguntó “¿de qué marca es esa ropa?”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Para mí, el momento más irreal fue una vez que estábamos en la cocina con otros miembros del equipo y los guardaespaldas, viendo las noticias y allí, en la pantalla, adivine qué, ¡salíamos nosotros! Las cámaras estaban en el cuarto de al lado, enfocando a algunas de las “estrellas” sentadas en un sofá mientras veían otro canal. La señal que veían era emitida en vivo desde la zona Nororiental de Nueva York; los muertos subían por la Tercera Avenida y la gente los enfrentaba mano a mano, con martillos y con tubos de metal. El dueño de una tienda de deportes Modell estaba repartiendo bates de béisbol y gritaba “¡Denles en la cabeza!” Salió un tipo en patines. Tenía un palo de hockey en la mano, con un enorme cuchillo para carne amarrado en la punta. Comenzó a hacer un giro, a esa velocidad podría haber cortado un cuello o dos. La cámara lo filmó todo: el brazo medio podrido que saló de una alcantarilla frente a él, el pobre tipo volando por los aires, aterrizando en la cabeza, y luego siendo arrastrado del pelo, gritando, hacia la alcantarilla. En ese momento la cámara de la sala volteó para registrar las reacciones de nuestras celebridades. Hubo caras de sorpresa, algunas honestas, otras ensayadas. Recuerdo que sentí menos respeto por los que trataron de fingir algunas lágrimas que por la pequeña perra </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">malcriada que dijo que el tipo de los patines era un “idiota.” Hey, al menos ella sí era sincera. Yo estaba parado al lado de este otro tipo, Sergei, un miserable cabrón del tamaño de un muro y con cara de pocos amigos. Las historias que me contaba sobre su infancia en Rusia me convencieron de que no todos los morideros del Tercer Mundo quedan en los trópicos. Mientras las cámaras enfocaban las reacciones de aquella gente bonita, él murmuró algo para sí mismo en ruso. La única palabra que pude entender fue “Romanovs” y estaba a punto de preguntarle qué había querido decir, cuando la alarma se disparó. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Algo había activado los sensores de presión que habíamos instalado a varios kilómetros alrededor de los muros. Eran lo suficientemente sensibles como para detectar un solo zombie, y en ese momento se activaban como locos. Nuestros radios carraspeaban: “Contacto, contacto, esquina suroccidental… ¡mierda, vienen por centenares!” Era una casa jodidamente grande, me tomó varios minutos llegar hasta mi posición de disparo. No sabía por qué el vigilante estaba tan nervioso. ¿Qué importaba si eran unos cuantos cientos de ellos? Nunca pasarían del muro. Luego lo escuché gritar “¡Vienen corriendo! ¡Hijos de puta, sí que son rápidos!” Zombies rápidos, eso me paralizó el estómago. Si podían correr, quizá podían trepar, si podían trepar, a lo mejor podían pensar, y si podían pensar… ahora sí estaba asustado. Recuerdo que para cuando llegué a la ventana del cuarto de invitados del tercer piso, todos los amigos de mi jefe corrían hacia los depósitos de armas como extras de una mala película de acción de los 80s. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Le quité el seguro a mi arma y las tapas a la mira telescópica. Era una de las de última generación, con amplificación de luz y visión termal. No se necesitaba la visión termal porque los Gs no despedían calor. Fue por eso que cuando ví las imágenes verdes y brillantes de cientos de corredores, se me atascó algo en la garganta. Esos no eran muertos vivientes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Ahí está!” los escuché gritar. “¡Esa es la casa de las noticias!” Venían cargando escaleras, escopetas, niños. Un par de ellos traían unos cilindros grandes y pesados en la espalda. Iban hacia la puerta del frente, unas placas enormes de acero que supuestamente podían contener a mil zombies. La explosión las arrancó de los goznes y las envió girando hacia el interior de la casa como un par de estrellas ninja gigantes. “¡Fuego!” gritaba mi jefe por la radio. “¡Derríbenos! ¡Mátenlos! ¡Fuegofuegofuego!”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Los “atacantes,” a falta de una mejor palabra, entraron corriendo en la casa. El jardín estaba lleno de vehículos parqueados, autos deportivos y camionetas, e incluso uno de esos camiones monstruo, propiedad de un jugador de la NFL. Unas enormes bolas de fuego, todos ellos, estallando unos al lado de los otros, o convertidos en chatarra ardiente desde la explosión, y el humo negro de los neumáticos ahogándonos a todos. Lo único que se escuchaba eran los disparos, nuestros y de ellos, y no eran sólo de nuestro equipo de seguridad. Cualquier pez gordo que todavía no se hubiera cagado en los pantalones, estaba tratando de ser un héroe o de proteger su reputación frente a su gente. Muchos de ellos le ordenaron su equipo que los protegieran. Algunos obedecieron, estos pobres asistentes personales de veintitantos años que no habían cogido un arma en toda su vida. No duraron mucho. Pero también hubo algunos peones que se torcieron y se unieron a los atacantes. Ví a uno de esos estilistas, una verdadera loca, clavándole un abrecartas en la boca a una actriz, y también, irónicamente, ví al señor “A Trabajar” intentando arrebatarle una granada </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">al tipo del show de talentos antes de que ésta estallara entre los dos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Todo era un caos, justo lo que uno se imagina cuando piensa en el fin del mundo. Una parte de la casa estaba en llamas, había sangre por todas partes, cuerpos completos o en pedazos regados sobre los muebles más caros. Me crucé con el chihuahua de la perra malcriada cuando corríamos hacia la salida trasera. Él me miró, yo lo miré. Si él hubiese podido hablar, seguramente nos habríamos dicho algo como, “¿Qué pasará con tu amo?” “¿Qué pasará con la tuya?” “Que se jodan.” Esa era la actitud de casi todos nosotros, y la razón por la que no había disparado ni un solo tiro en toda la noche. Nos habían pagado para proteger a esa gente rica de los zombies, no de otra gente menos rica que sólo quería un lugar seguro donde refugiarse. Podíamos escuchar cómo gritaban mientras entraban por la puerta del frente. No decían “agarren el trago” o “tírense a esas perras”; decían “¡apaguen el fuego!” y “¡lleven a las mujeres y a los niños arriba!” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me tropecé con el tipo de la comedia política camino hacia la playa. Él y una mujer, una vieja rubia y estirada que se suponía era su enemiga política, estaban tirados en el piso dándole a eso como si no hubiera un mañana, y bueno, quizá para ellos no lo hubo. Llegué hasta la arena, encontré una tabla de surf que probablemente había costado más que la casa en la que me crié, y comencé a nadar hacia las luces del horizonte. Había muchos barcos en el agua esa noche, un montón de gente saliendo de la ciudad. Confié en que uno de ellos me llevaría al menos hasta el puerto de Nueva York. Con algo de suerte, podría sobornarlos con un par de aretes de diamantes. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se bebe de un trago su copa de ron y pide otra.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Algunas veces me pregunto por qué diablos no se quedaron callados, ¿me entiende? No sólo mi jefe, sino todos esos parásitos mimados. Tenían los recursos necesarios para mantenerse alejados del peligro, ¿entonces por qué no los usaron?; irse para la Antártica o Groenlandia o quedarse donde estaban pero escondidos al ojo del público. Quizá no eran capaces de pensar de otra manera, como un interruptor que no podían apagar. A lo mejor eso fue lo que los convirtió en lo que eran en primer lugar. ¿Cómo diablos voy a saberlo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El mesero llega con otro trago, y T. Sean le lanza una moneda plateada.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“Si lo tienes, muéstralo.”</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-15756910922956040112013-01-02T10:30:00.002-08:002013-01-03T01:32:11.010-08:0021.- WORLD WAR Z - CIUDAD DE HIELO, GROENLANDIA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Desde la superficie, lo único visible son los embudos, unas enormes y muy bien construidas trampas para viento que llevan el aire frío y fresco a los trescientos kilómetros de túneles del laberinto que hay más abajo. Quedan muy pocos del cuarto </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">de millón de personas que solían habitar esta maravilla de la ingeniería tallada a mano. Algunos se quedaron para animar el pequeño pero creciente comercio turístico. Algunos viven como custodios, mantenidos por la pensión otorgada por el Comité de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Algunos otros, como Ahmed Farahnakian, antes conocido como el mayor Farahnakian de la Fuerza Aérea Revolucionaria Iraní, no tienen más a dónde ir.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">India y Pakistán. Al igual que con Corea del Norte y del Sur, o la OTAN y el Pacto de Varsovia. Si existían dos países que seguramente iban a usar armas nucleares el uno contra el otro, tenían que ser India y Pakistán. Todo el mundo lo sabía, todo el mundo se lo esperaba, y era por eso exactamente que nunca pasaba nada. Como el peligro era omnipresente, a lo largo de los años se había puesto en marcha una complicada maquinaria para evitarlo. Había una línea directa entre las dos capitales, los embajadores ya se llamaban por su primer nombre, y los generales, políticos, y todos los involucrados en el proceso, estaban entrenados para asegurarse de que el día que todos temían nunca llegara. Nadie podía imaginarse —yo no lo hice— que los hechos se desarrollarían como lo hicieron al final. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La infección no nos había golpeado tan fuerte a nosotros como a los demás países. Nuestra tierra era demasiado montañosa. El transporte era complicado. Nuestra población era relativamente poca; dado el tamaño de nuestro país, y ya que la mayoría de nuestras ciudades podían ser acordonadas por nuestra enorme fuerza militar, no es difícil ver por qué nuestros líderes se mostraban más bien optimistas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El problema fueron los refugiados, millones de ellos desde el oriente, ¡millones! Como un río a través de Baluchistán, arrasando con nuestras planicies. Muchos de ellos habían sido ya infectados, enjambres cojeantes acercándose a nuestras ciudades. Nuestros guardias fronterizos fueron barridos por completo, instalaciones enteras sepultadas por la oleada de muertos. No había manera de cerrar las fronteras y lidiar con nuestras propias epidemias al mismo tiempo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Exigimos a los pakistaníes que controlasen a su gente. Nos aseguraron que estaban haciendo todo lo que podían. Sabíamos que estaban mintiendo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La mayor parte de los refugiados venía desde la India, atravesando Pakistán en un intento de llegar a un lugar más seguro. La gente de Islamabad estaba más que dispuesta a dejarlos pasar. Era mejor dejarle el problema a otro país en lugar de resolverlo ellos mismos. Quizá si hubiésemos unido nuestras fuerzas, organizado una operación conjunta en alguna posición fácil de defender. Sé que pusimos planes de esos sobre la mesa. Las montañas al sur de Pakistán: las Pab, las Kirthar, la cordillera central de Brahui. Podríamos haber detenido a cualquier número de refugiados, o muertos vivientes. Nuestros planes fueron rechazados. Algún paranoico consejero militar en su Embajada nos dijo que cualquier presencia de fuerzas militares en su suelo sería vista como una declaración de guerra. No sé si su presidente alcanzó a ver nuestra propuesta; nuestros líderes nunca hablaron directamente con él. Es lo que le decía sobre la India y Pakistán, el problema es que </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">nosotros no teníamos una relación como esa. La maquinaria diplomática no estaba en su lugar. Ni siquiera sabemos lo que ese coronel comemierda le informó en realidad a su gobierno, ¡pudo haberles dicho que estábamos tratando de invadir sus provincias occidentales! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Pero qué podíamos hacer? Todos los días, cientos de miles de personas cruzaban nuestra frontera, ¡y quizá decenas de miles de ellos estaban infectados! Teníamos que actuar de forma decisiva. ¡Teníamos que protegernos! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hay una carretera que cruza entre los dos países. Es pequeña según sus parámetros, y ni siquiera está pavimentada en algunas partes, pero era la principal arteria terrestre hacia el sur en Baluchistán. Si la cortábamos en un solo lugar, El puente del río Ketch, cerraríamos el 60% de todo el tráfico de refugiados. Yo mismo volé en esa misión, de noche y con muchos escoltas. No se necesitaban intensificadores de imagen. Se podían ver las farolas desde kilómetros de distancia, una delgada línea blanca extendiéndose en la oscuridad. Incluso pude ver los fogonazos de las ramas. El área estaba gravemente infestada. Apunté a los cimientos centrales del puente, que eran la parte más difícil de reconstruir. Las bombas se separaron limpiamente. Eran municiones convencionales, altamente explosivas, apenas lo suficiente para cumplir con el trabajo. Nuestros aviones eran norteamericanos, de la época en que éramos sus aliados más convenientes, y los usamos para destruir un puente construido en suelo extranjero también con ayuda norteamericana. La ironía del asunto no se les escapó a nuestros comandantes. En lo personal, no podía importarme menos. Tan pronto como sentí que mi Phantom se hacía más ligero, encendí los retroquemadores, esperé el reporte de mi avión observador, y recé con toda mi alma para que los pakistaníes no nos devolvieran el golpe. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por supuesto, mis plegarias no fueron escuchadas. Tres horas después, sus tropas en Qila Safed atacaron nuestra estación fronteriza. Me enteré después que nuestro presidente y el Ayatollah decidieron no hacer nada más. Habíamos conseguido lo que queríamos, y ellos habían tenido su venganza. Ojo por ojo, rea mejor dejarlo así. ¿Pero quién iba a informar de esa decisión al otro lado? Los radios y códigos de su embajada en Teherán fueron destruidos. Ese coronel hijo de puta se había disparado en la boca antes que revelar cualquier “secreto de estado.” No teníamos líneas directas con ellos, ni canales diplomáticos. No sabíamos cómo mas contactar a los líderes pakistaníes. Ni siquiera sabíamos si sus líderes seguían vivos. Era un caos, la confusión se convirtió en ira, la ira nos hizo atacar a nuestros vecinos. Con cada hora, los conflictos aumentaban. Luchas fronterizas, bombardeos. Todo sucedió tan rápido, tres días de guerra convencional, y ninguno de los bandos tenía ningún objetivo específico, sólo ira y pánico. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Se estremece.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Creamos una bestia, un monstruo nuclear que ninguno de los dos bandos podía controlar… Teherán, Islamabad, Qom, Lahore, Bandar Abbas, Ormara, Emam Khomeyni, Faisalabad. Nadie sabe cuántos murieron en las explosiones, ni cuando las nubes radioactivas comenzaron a moverse sobre nuestros territorios, sobre la India, sobre Asia suroreintal, sobre el Pacífico, hasta América.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nadie pensó que eso podría pasar, no entre nosotros. ¡Por Dios, ellos mismos nos habían ayudado a organizar nuestros programas de defensa nuclear! Nos habían vendido los materiales, la tecnología, habían sido los intermediarios con los traficantes de Corea del Norte y los renegados rusos… nosotros nunca habríamos sido una potencia nuclear de no ser por nuestros hermanos musulmanes. Nadie se lo esperaba, pero pensándolo bien, nadie se esperaba tampoco que los muertos se levantaran de nuevo, ¿verdad? Sólo hay alguien que podría haberlo imaginado, y ya no creo en Él.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-30135108783966876672013-01-02T10:25:00.001-08:002013-01-03T01:32:23.550-08:0022.- WORLD WAR Z - DENVER, COLORADO, ESTADOS UNIDOS<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Mi tren vá retrasado. Están probando el puente levadizo occidental. A Todd Wainio no parece importarle el tener que esperarme en la plataforma. Estrecho su mano bajo el Mural de la Victoria, la imagen más representativa de la experiencia norteamericana en la Guerra Mundial Z. Basado originalmente en una fotografía, la obra muestra a un escuadrón de soldados de pié en la orilla del río Hudson que dá hacia Nueva Jersey, dándole la espalda al observador mientras miran el amanecer sobre Manhattan. Mi anfitrión parece pequeño y frágil al lado de esos enormes iconos bidimensionales. Al igual que casi todos los hombres de su generación, Todd Wainio ha envejecido antes de tiempo. Con una panza amplia, pelo escaso y encanecido, y tres cicatrices profundas y paralelas en su mejilla izquierda, es difícil suponer que este soldado retirado del Ejército de los Estados Unidos está aún, al menos cronológicamente, en sus primeros años de vida.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El cielo estaba rojo ese día. Era por el humo, la basura que había estado llenando el aire durante todo el verano. Todo se veía envuelto en esta luz de color ámbar, era como mirar al mundo a través de unos anteojos del color del infierno. Así ví por primera vez a Yonkers, un pequeño y deprimido suburbio de clase trabajadora al norte de Nueva York. Creo que nadie jamás había escuchado hablar de ese lugar. Al menos yo no, pero ahora es tan famoso como, digamos, Pearl Harbor… no, no Pearl Harbor… eso fue un ataque sorpresa. Lo nuestro fue más parecido a Little Bighorn, porque nosotros… bueno… al menos la gente a cargo sí sabía lo que pasaba, o deberían haberlo sabido. El hecho es que no fue un ataque por sorpresa, la guerra… o la emergencia, o como quieran llamarla… ya había comenzado. Habían pasado, qué, ¿tres meses desde que todo el mundo se había subido al vagón del pánico?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Usted recuerda cómo era todo eso, la gente enloqueciendo… tapiando las entradas de sus casas, robando comida, armas, disparándole a todo lo que se movía. Esos seguramente mataron a más gente, todos esos Rambos, y los incendios, y los accidentes de tránsito y toda esa… toda esa mierda que ahora llamamos el “Gran Pánico”; creo que todo eso mató a </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">más gente que Zack. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Supongo que puedo entender por qué los altos mandos creyeron que una gloriosa batalla final era una buena idea. Querían demostrarle a la gente que todavía tenían el control, querían tranquilizarlos para poder lidiar con el problema de verdad. Los entiendo, y como ellos necesitaban darse su publicidad, yo terminé en Yonkers. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En realidad no era un mal lugar para dar pelea. Parte del pueblo quedaba en un pequeño valle, y justo al otro lado de las colinas pasaba el río Hudson. La avenida del arroyo Saw Mill pasaba justo por el centro de nuestra línea principal de defensa, y los refugiados que salían por la autopista estaban guiando a los muertos directo hacia nosotros. Era un cuello de botella natural, y la idea era buena… la única buena idea que tuvieron ese día. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">[Todd saca otro “Q,” un cigarrillo hecho con hojas cultivadas en Norteamérica, llamado así porque sólo contiene una cuarta parte de tabaco.] </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Por qué no nos apostaron en los techos? Había un centro comercial, un par de parqueaderos, grandes edificios con enormes terrazas. Podrían haber puesto un batallón completo sobre la estación del A&P. Habríamos tenido una vista de todo el valle, y habríamos estado completamente seguros del ataque. Había un edificio de apartamentos, como de veinte pisos, creo… cada piso tenía una excelente vista hacia la autopista. ¿Por qué no había un equipo de francotiradores en cada ventana? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Sabe dónde nos pusieron? Abajo, en la calle, tras un montón de costales de arena y trincheras. Gastamos tanto tiempo, tantas energías preparando esos puestos de combate. Bien “ocultos y cubiertos,” según nos dijeron. ¿Ocultos y cubiertos? “Cubiertos” se refiere a una protección física, convencional, contra armas personales y artillería, o explosivos lanzados desde el aire. ¿Algo de eso se aplicaba al enemigo que íbamos a enfrentar? ¿Acaso Zack estaba enviando ataques aéreos o bombas incendiarias? ¡¿Y por qué diablos se estaban preocupando por ocultarnos, cuando la idea era hacer que Zack marchara directo hacia nosotros?! ¡Jodidos viejos imbéciles! ¡Todos ellos! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estoy seguro de que quienquiera que fueran los que estaban a cargo, debían ser los últimos jodidos Fuldas que quedaban, ya sabe, esos generales que pasaron sus mejores años aprendiendo cómo defender a Alemania Occidental contra Iván. Viejos retrógrados y miopes… seguramente tantos años de guerra en Oriente Medio los tenía con rabia. Tenían que ser ellos, porque todo lo que hicimos ese día apestaba a tácticas de defensa de la Guerra Fría. ¿Sabía que hasta trataron de excavar pozos de combate para los tanques? Los ingenieros dinamitaron estos enormes huecos en el parqueadero de la estación del A&P. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Tenían tanques?</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Viejo, teníamos de todo: tanques, Bradleys, Humvees armados con de todo, desde calibres cincuenta hasta estos nuevos morteros pesados Vasilek. Al menos esos podrían haber servido de algo. Teníamos Humvees Avenger con misiles Stinger tierra-aire instalados encima, teníamos un sistema portátil AVLB para construir un puente flotante, perfecto para el arroyo de diez centímetros de profundidad que corría al lado de la autopista. Teníamos </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">un montón de vehículos XM5 para guerra electrónica llenos de radares y equipo de interferencia… y… ah sí, también teníamos toda una fila de FOLs, letrinas de campaña, instaladas allí en medio de todo. ¿Para qué? Si la presión del agua todavía era constante y había retretes funcionando en cada casa y edificio de aquel barrio. ¡Tantas cosas que no necesitábamos! Toda esa mierda sólo servía para bloquear el tráfico y para verse bonita, y creo que era precisamente para eso que la tenían allá, para que se viera bonita. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b><br /></b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Para la prensa.</b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Claro que sí, debía de haber al menos un reportero por cada dos o tres soldados! Estaban en la calle, en camionetas, y no sé en cuántos helicópteros de los noticieros, dando vueltas sobre nosotros… uno pensaría que con tantos helicópteros podrían haber utilizado algunos para rescatar a la gente de Manhattan… por supuesto que todo eso era para la prensa, para mostrarles nuestro poder asesino camuflado de verde… o de café… algunos acababan de regresar del desierto y no habían tenido tiempo de pintarlos. Había tantas cosas que eran sólo para mantener las apariencias, no sólo los vehículos, sino también nosotros. Nos tenían metidos en los MOPP 4, el atuendo protector específico para misiones, unos trajes y máscaras grandes y pesadas que supuestamente nos protegían de ambientes peligrosos y exposición bioquímica. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Quizá sus superiores pensaban que el virus se transmitía por el aire? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Entonces por qué no protegieron a los reporteros? ¿Por qué nuestros “superiores” no los usaban también, ni nadie más detrás de nuestra línea? Ellos estaban frescos y cómodos metidos en sus UCs mientras nosotros sudábamos bajo capas de caucho, carbón activado, y pesados chalecos antibalas. ¿Y quién fue el genio al que se le ocurrió ponernos chalecos antibalas? ¿Era porque la prensa había dicho no tuvimos suficientes chalecos en la última guerra? ¿De qué diablos sirve un casco cuando se pelea contra un muerto viviente? ¡Son ellos los que necesitan cascos, no nosotros! Y luego estaban todos esos aparatos de red… el sistema de integración de combate Land Warrior. Era toda una serie de artefactos electrónicos que le permitía a cada uno de nosotros conectarse con el resto del equipo, y a los de arriba conectarse directamente con nosotros. A través de tu visor podías descargar mapas, datos de GPS, imágenes de satélite en tiempo real. Podías saber tu localización exacta dentro del campo de batalla, las posiciones de tus compañeros, del enemigo… uno podía ver a través de la videocámara montada en el arma, o la de cualquier compañero, y observar lo que había al otro lado de un arbusto, o doblando una esquina. Land Warrior le permitía a cada soldado tener toda la información de un puesto de mando, y le permitía al puesto de mando controlar todos los soldados como una sola unidad. “Netrocéntrico,” eso era lo que decían los oficiales todo el tiempo frente a la prensa. “Netrocéntrico” e “hiperguerra.” Las palabras se escuchaban bien, pero no servían para un carajo cuando tenías que excavar una trinchera usando el uniforme MOPP completo, chaleco antibalas, el equipo Land Warrior y toda la dotación estándar, todo eso en el día más caliente del verano más caliente que se había registrado. No sé cómo hice para mantenerme en pié hasta que Zack apareció.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Al principio era como un cuentagotas, uno o dos de ellos tambaleándose entre los autos abandonados que bloqueaban la autopista desierta. Al menos los refugiados ya habían sido </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">evacuados. Bueno, esa fue otra cosa que hicieron bien. Escoger un lugar estrecho y evacuar a todos los civiles, buen trabajo. Pero todo lo demás… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Zack comenzó a entrar en la primera zona de fuego, el área designada para los MLRS. No escuché cuando dispararon los misiles porque mi casco ahogó el sonido, pero los ví volar directo hacia el objetivo. Ví como hacían un arco hacia abajo y el fuselaje exterior se abría para soltar esas pequeñas bombas ensartadas en cordones de plástico. Son más o menos del tamaño de una granada de mano, antipersonales, con una limitada capacidad antitanques. Se regaron entre los Gs, detonando tan pronto como golpeaban el suelo o alguno de los autos abandonados. Los tanques de combustible estallaron como pequeños volcanes, géiseres de fuego y chatarra que se sumaron a la “lluvia de acero.” Voy a ser sincero, fue impresionante, la gente gritaba a través de los micrófonos, yo también, viendo a esos zombies tambalearse y caer al suelo. Yo diría que había como treinta, quizá cuarenta o cincuenta a lo largo de aquel kilómetro y medio de carretera. El primer bombardeo eliminó tres cuartas partes de ellos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Sólo tres cuartas partes? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Todd termina su cigarrillo con una larga y violenta aspirada. Inmediatamente saca otro.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ajá, y eso debería habernos preocupado mucho. La “lluvia de acero” golpeó a todos y cada uno de ellos, les destrozó las tripas; había órganos y carne regados por todo el maldito lugar, desprendiéndose de sus cuerpos mientras seguían caminando hacia nosotros… pero impactos en la cabeza… había que destruir el cerebro, no el cuerpo, y en tanto les quede un pensadero completo y algo de movilidad… algunos seguían caminando, otros habían quedado muy mal y se arrastraban. Sí, deberíamos habernos preocupado mucho, pero no había tiempo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El cuentagotas se había convertido en un arroyo. Más Gs, docenas de ellos, apretujados entre los autos incendiados. Algo curioso sobre Zack… uno se imaginaba que estarían vestidos con sus mejores ropas. Así era como los mostraban en la televisión, sobre todo al principio… Gs con traje de ejecutivo y ropa de trabajo, como una muestra representativa de la Norteamérica de todos los días, sólo que muertos. Así no era como se veían. Casi todos los infectados, los primeros infectados, los de la primera epidemia, murieron en el hospital o en sus camas en casa. Casi todos llevaban esas batas de hospital, o pijamas. Algunos iban en bóxer o ropa interior… o desnudos, muchos tenían todo afuera. Uno podía verles las heridas, las marcas resecas sobre el cuerpo, unos huecos que te daban escalofríos incluso con el calor del uniforme. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La segunda “lluvia de acero” no tuvo ni la mitad del impacto que la primera porque ya no quedaban tanques de combustible en los autos, y todos esos Gs apretujados se cubrían los unos a los otros de una posible herida en la cabeza. Yo no tenía miedo, aún no. Quizá ya no estaba tan firme, pero estaba seguro de que me recuperaría cuando Zack entrara en la zona de fuego de la artillería.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Una vez más, no pude escuchar el fuego de los Paladins en las colinas detrás de nosotros, </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">pero sí ví y escuché cuando las municiones aterrizaron. Eran HE 155 estándar, núcleos explosivos con cubiertas de fragmentación. ¡Hicieron mucho menos daño que los misiles! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Por qué? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En primer lugar, no hay efecto de globo. Cuando una bomba estalla cerca de uno, hace que los líquidos del cuerpo comiencen a hervir, literalmente te estalla como un globo. Eso no le pasa a Zack, quizá porque tienen menos fluidos corporales que nosotros, o porque sus fluidos son como gelatina. No sé. Pero no les hizo ni mierda, y tampoco sufren de TNR. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Qué es el TNR? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Trauma Nervioso Repentino, creo que así se llama. Es otro de los efectos de las explosiones a corta distancia. El trauma es tan grande a veces, que todos los órganos, el cerebro, todo junto, simplemente se desconectan, como si Dios te apagara el interruptor. Tiene algo que ver con los impulsos eléctricos o algo así. No sé, no soy un maldito doctor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>Pero eso no les sucedió. </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Ni a uno! Bueno… no me malinterprete… Zack tampoco venía brincando por entre las bombas sin sufrir daño. Vimos cuerpos volando a la mierda, dando vueltas en el aire, partidos en pedazos, algunas cabezas sueltas con ojos y bocas que todavía se movían, volando por el aire como jodidos corchos de champaña… los estábamos acabando, claro, ¡pero no tan rápido ni tantos como necesitábamos! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ahora parecíamos mirando un río, una inundación de cuerpos, cojeando, gimiendo, pisoteando los restos de sus hermanos mientras avanzaban perezosamente hacia nosotros como una ola en cámara lenta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La siguiente zona de fuego era la del armamento pesado, los cañones 120 de los tanques y los Bradleys con sus ametralladoras y misiles FOTT. Los Humvees también abrieron fuego, con morteros y misiles y Mark-19s, que son como metralletas pero que disparan granadas. Los Comanches pasaron silbando casi a centímetros sobre nuestras cabezas, con ametralladoras, Hellfires y paquetes de cohetes Hydra. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Era una maldita máquina de moler carne, un aserradero, y una nube de materia orgánica pulverizada flotaba como aserrín sobre la horda. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><u>Nada puede sobrevivir a esto</u>, pensé, y por un momento, parecía que tenía razón… hasta que el fuego comenzó a agotarse. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Comenzó a agotarse? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se acabó, no fue suficiente… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Se queda en silencio por un segundo, y luego, enojado, me mira fijamente.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nadie pensó en eso, ¡nadie! ¡Y que no me salgan con cuentos sobre recortes de presupuesto y escasez de suministros! ¡Lo único que escaseó ese día fue el maldito sentido común! A ninguno de esos imbéciles de cuatro estrellas, graduados de la Academia Militar de West Point y con el culo lleno de medallas se le ocurrió decir, “Hey, tenemos un montón de armas impresionantes, ¡¿¡las mandamos con suficiente mierda para disparar!?!” Nadie pensó en cuántas rondas de artillería se necesitarían para mantener las operaciones por varias horas, cuántos misiles para los MLRS, cuántos cilindros de metralla… los tanques tenían estas cosas llamadas cilindros de metralla… imagínese un cartucho de escopeta gigante. Disparaban un montón de bolitas de tungsteno… no eran perfectas, ya sabe, se desperdiciaban como cien bolas por cada G que aniquilaban, pero mierda, ¡al menos servían de algo! Cada Abrams tenía sólo tres de esas, ¡tres! ¡Tres, cuando podían cargar cuarenta! ¡El resto eran municiones estándar de HEAT o SABOT! ¿Usted sabe lo que pasa cuando una “Bala de Plata,” un dardo antiblindaje de uranio empobrecido, golpea un grupo de muertos vivientes? ¡Nada! ¿Sabe lo que se siente ver un tanque de sesenta y tantas toneladas disparándole a una multitud sin ningún jodido efecto? ¡Tres cilindros de metralla! ¿Y dónde estaban las saetas? Esa era el arma de la que más se hablaba en esos días, saetas, paquetes de pequeñas púas de acero que convierten instantáneamente a cualquier arma en una regadera. Hablábamos de ellas como si fueran un invento nuevo, pero las teníamos desde, a ver, desde Corea. Podíamos cargarlas en los cohetes Hydra y en los Mark-19. Sólo imagínese eso, un sólo 19 disparando trescientas cincuenta rondas por minuto, ¡y cada ronda formada por más de cien agujas! Quizá no habría bastado para cambiar las cosas… pero… ¡Maldita sea! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El fuego se agotaba, y Zack seguía llegando… y el miedo… se sentía en todas partes, en las órdenes de los líderes de escuadrón, en las acciones de los tipos a mi alrededor… Esa vocecita en la parte de atrás de tu cabeza que no deja de repetir “Oh mierda, oh mierda.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Nosotros estábamos en la última línea de defensa, y no habían pensado en nosotros a la hora de repartir armas y municiones. Se suponía que nos tocaría lidiar con uno que otro G que lograra pasar a través de la paliza de las armas pesadas. Se esperaban que cuando mucho, un tercio de nosotros tendría que disparar, y que ni una décima parte de nosotros tendría que matar algo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se nos vinieron encima por miles, desbordándose por los rieles laterales de la carretera, por los callejones, alrededor de las casas, a través de ellas… eran tantos, y sus gemidos tan fuertes, que se oían a través de los cascos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quitamos los seguros, apuntamos, llegó la orden de disparar… yo era un artillero de una SAW, una ametralladora ligera que se debe disparar en ráfagas cortas y controladas, no más largas de lo que uno tarda en decir “muérete hijo de puta.” La primera ráfaga salió muy baja. Le dí a uno directo en el pecho. Lo ví salir volando hacia atrás, golpear el asfalto, y luego pararse como si nada hubiese pasado. Amigo… cuando ellos se levantan… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[El cigarrillo se ha consumido hasta casi tocar los dedos. Todd lo deja caer y lo pisa sin mirarlo.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Hice lo que pude para controlar mis ráfagas y mis esfínteres. “Sólo apunta a la cabeza,” me </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">repetía todo el tiempo. “Tranquilízate, sólo apunta a la cabeza.” Y todo el tiempo mi SAW seguía repitiendo “muérete hijo de puta, muérete.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Podríamos haberlos detenido, debimos hacerlo, sólo hacía falta un tipo con un rifle, ¿eso es todo lo que se necesita, no? Soldados profesionales, francotiradores entrenados… ¿Cómo pudo pasar? Los críticos y un montón generales de escritorio que ni siquiera estuvieron allí siguen preguntándoselo. ¿Creen que es tan simple? ¿Piensan que después de haber sido “entrenados” toda la vida para disparar al centro del cuerpo, vamos a ser capaces de lograr un tiro perfecto a la cabeza así como así? ¿De verdad piensan que es fácil recargar un proveedor o desatascar un arma con esas camisas de fuerza y esos cascos asfixiantes que nos dieron? ¿Creyeron que después de ver las más grandes maravillas de la ciencia militar irse al diablo con toda su tecnología, después de haber vivido los tres meses del Gran Pánico y ver cómo que lo que dábamos por cierto era devorado por un enemigo que ni siquiera se suponía que debía existir, íbamos a mantener la maldita cabeza fría y un puto dedo firme en el gatillo? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Me señala con el dedo.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¡Bueno, pues sí lo hicimos! ¡Continuamos allí haciendo nuestro trabajo, e hicimos pagar a Zack por cada maldito centímetro que avanzó! Quizá si hubiésemos tenido más hombres, o más municiones, o si nos hubiesen dejado concentrar en nuestro trabajo… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Su dedo se retrae de vuelta hacia su mano.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Land Warrior, el avanzado, costoso, hipermejorado y netroputocéntrico Land Warrior. La cosa ya estaba muy mal con sólo ver lo que teníamos al frente, pero las imágenes de satélite nos estaban mostrando al mismo tiempo lo enorme que era aquella horda. Estábamos frente a miles de ellos, ¡pero detrás venían millones! ¡Recuerde que pretendíamos limpiar la mayor parte de la infestación de Nueva York! ¡Aquella era sólo la cabeza de una larguísima serpiente que se extendía hasta la maldita Times Square! No necesitábamos ver eso. ¡Yo no tenía por qué enterarme de eso! La vocecita asustada ya no era tan pequeña. “¡Oh mierda, OH MIERDA!” Y de pronto ya no estaba sólo en mi cabeza. También la escuchaba en mis audífonos. Cada vez que a algún idiota se le olvidaba controlar su boca, Land Warrior se aseguraba de que todos los demás lo escucháramos. “¡Son demasiados!” “¡Tenemos que salir de aquí!” Alguien de algún otro pelotón, no recuerdo su nombre, comenzó a gritar “¡Le dí en la cabeza y no se murió! ¡No se mueren ni cuando les dan en la cabeza!” Seguramente el tiro no le pegó al cerebro, puede pasar, la bala se tuerce raspando el interior del cráneo… quizá si hubiese mantenido la calma y usado su propio cerebro, se habría dado cuenta de eso. El pánico es un germen más contagioso que el virus Z, y las maravillas del Land Warrior permitieron que ese germen se propagara por el aire. “¿Qué?” “¿No se mueren?” “¿Quién dijo eso?” “¿Le diste en la cabeza?” “¡Hijos de puta! ¡Son invencibles!” Eso era lo que se escuchaba por toda la red, mojando pantalones a través de la superautopista de la información.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">“¡Todos mantengan la calma!” gritó alguien. “¡Conserven las filas! ¡Desconéctense de la red!” la voz de un viejo, era obvio, pero de pronto fue ahogada por un grito, y mi en visor, y seguramente en el de todos los demás, apareció la imagen de un montón de sangre saliendo </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">de una boca con los dientes podridos. La señal provenía de un tipo en el jardín de una casa detrás de nosotros. Los dueños seguramente dejaron algunos familiares reanimados allí encerrados cuando evacuaron el lugar. Quizá la onda de las explosiones debilitó la puerta o algo así, porque salieron en manada justo sobre aquel pobre infeliz. La cámara de su arma grabó todo el asunto, y cayó al suelo enfocando justo en el ángulo perfecto. Eran cinco, un hombre, una mujer, tres niños. Lo tenían en el suelo de espaldas, el hombre apoyado sobre su pecho, los niños agarrándolo de los brazos y tratando de morderlo a través del chaleco. La mujer le arrancó el casco, uno podía ver el terror en su cara. Nunca voy a olvidar el grito que pegó cuando le arrancó el labio inferior de un mordisco. “¡Están detrás!” gritó alguien más. “¡Están saliendo de las casas! ¡Las líneas no funcionan! ¡Están en todas partes!” De pronto la imagen se apagó, alguien arriba la interrumpió, y la voz, la voz del viejo, regresó… “¡Desconéctense de la red!” nos ordenó, haciendo un gran esfuerzo por sonar tranquilo, y luego la señal desapareció.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Estoy seguro de que debió tomarles más de unos segundos, tenía que ser así, incluso si estaban justo sobre nuestras cabezas, pero pareció que justo al mismo tiempo que nos cortaron la comunicación, el cielo se llenó con el rugido de los JSFs. No alcancé a ver cuando liberaron su carga. Yo estaba en el fondo de mi trinchera maldiciendo al ejército y a Dios, y a mis propias manos por no haberla cavado más profunda. La tierra tembló y el cielo se oscureció. Había escombros por todos lados, tierra y cenizas, y mierda en llamas volando sobre mi cabeza. Sentí algo que chocó contra mi espalda, algo blando y pesado. Me di la vuelta. Era una cabeza y un torso, achicharrado y echando humo, ¡y todavía tratando de morderme! Lo alejé de una patada y salí corriendo de mi agujero apenas unos segundos después de la última JSOW. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Me encontré con una nube de humo negro en el lugar donde había estado la horda. La autopista, las casas, todo estaba cubierto por esta nube de oscuridad. Recuerdo que ví a otros tipos saliendo de sus trincheras, asomándose por las trampillas de los tanques y los Bradleys, todos mirando hacia esa oscuridad. Hubo un silencio, una calma que, al menos en mi mente, duró por horas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Pero entonces salieron, ¡de entre el humo, como la maldita pesadilla de algún niño! Algunos humeaban, otros todavía estaban ardiendo… algunos de ellos caminaban, otros se arrastraban, algunos sólo se retorcían sobre sus panzas abiertas sin piernas… quizá uno de cada veinte seguía moviéndose, lo que dejaba… mierda… ¿unos dos mil? Y detrás de ellos, mezclándose entre sus filas y avanzando constantemente hacia nosotros, ¡los millones que el ataque aéreo ni siquiera había tocado!</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Allí fue cuando la línea colapsó. No lo recuerdo todo claramente. Lo veo como una serie de fotografías: gente corriendo, soldados, reporteros. Recuerdo a un reportero con un mostacho tipo Sam Bigotes sacando una Beretta de su chaqueta justo antes que tres Gs en llamas lo derribaran… Recuerdo a un tipo que abrió a la fuerza la puerta de una camioneta del noticiero, saltó adentro, echó a la calle a una bonita reportera rubia y trató de alejarse, pero un tanque los aplastó a los dos. Dos helicópteros de las noticias se chocaron en el aire, bañándonos con su propia lluvia de acero. El piloto de uno de los Comanches… un valiente hijo de puta… trató de barrer con su rotor la ola de Gs que se nos venía encima. La hoja abrió un surco entre aquella masa antes de atascarse contra un auto y arrojar todo el </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">helicóptero contra la estación del A&P. Disparos… disparos al azar… un bala me pegó en el esternón, en el centro del chaleco antibalas. Sentí como si chocara corriendo contra un muro, aunque no me estaba moviendo. Me tiró al suelo, casi no podía respirar, y justo en ese momento a algún idiota se le ocurrió lanzar una granada aturdidora justo frente a mí. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El mundo se volvió todo blanco, me silbaban los oídos. Me congelé… Unas manos me agarraron, me cogieron por los brazos. Comencé a patear y a dar puños, mi entrepierna estaba mojada y caliente. Grité pero no podía oír ni mi propia voz. Más manos, mucho más fuertes, estaban tratando de arrastrarme a alguna parte. Pateé, me retorcí, grité, lloré… de pronto un puño me pegó de lleno en la mandíbula. No me noqueó, pero me relajé de inmediato. Eran mis compañeros. Zack no pega puños. Me llevaron hasta el Bradley más cercano. Había recuperado mi visión lo suficiente como para ver la línea de luz que desaparecía al cerrarse la puerta. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Todd saca otro Q, pero de pronto se arrepiente.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Yo sé que a los “historiadores profesionales” les gusta decir que Yonkers fue una “falla catastrófica de la maquinaria militar moderna,” que comprobó ese adagio de que los ejércitos aprenden cómo combatir en una guerra sólo cuando ya está comenzando la siguiente. En lo personal, creo que no tienen ni puta idea. Claro, no estábamos bien preparados, nuestro equipo, nuestro entrenamiento, todo lo que le acabo de decir, todo fue una metida de patas de primera. Pero el arma que más falló no fue ninguna de las que salen de las líneas de producción. Es una tan vieja como… no sé, supongo que tan vieja como la guerra misma. Es el miedo, amigo, sólo el miedo; y uno no tiene que ser el maldito Sun Tzu para saber que la guerra no se gana matando o lastimando al del otro lado, se gana metiéndole miedo hasta que decida que no quiere seguir peleando. Destruir sus espíritus, eso es lo que intenta todo buen ejército, desde la pintura en la cara hasta el “blitzkrieg” y hasta… ¿Cómo fue que llamamos al primer ataque de la Segunda Guerra del Golfo? ¿“Sorpresa y Temor”? ¡Un nombre perfecto, “Sorpresa y Temor”! ¿Pero qué pasa si el enemigo no puede ser sorprendido y atemorizado? No porque no quieran, ¡sino que biológicamente no se puede hacer! Eso fue lo que pasó ese día en las afueras de Nueva York, esa fue la falla que casi nos cuesta toda la maldita guerra. El hecho de que no pudimos sorprender y atemorizar Zack se devolvió como un boomerang y nos pegó en la cara, ¡y permitió que Zack nos sorprendiera y nos atemorizara a nosotros! ¡Ellos no sienten miedo! ¡Sin importar lo que hagamos, sin importar a cuántos matemos, ellos nunca, nunca van a tener miedo! </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Se suponía que Yonkers sería el momento en que le devolveríamos la esperanza al pueblo de Norteamérica, y en vez de eso, prácticamente les dijimos que podían despedirse y morirse. De no ser por el Plan Sudafricano, todos nosotros estaríamos cojeando y gimiendo en este momento. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Lo último que recuerdo fue que el Bradley salió volando como si fuera un carrito de juguete. No sé dónde cayó la bomba, pero estoy seguro de que fue cerca. Si hubiese estado parado allí afuera cuando cayó, expuesto, no estaría contando en cuento aquí hoy.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">¿Alguna vez ha visto los efectos de una bomba termobárica? ¿Alguna vez se lo ha </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">preguntado a alguien con estrellas doradas en los hombros? Le apuesto mis bolas a que nunca le van a contar toda la verdad. Le van a decir sobre el calor y la presión, la bola de fuego que se sigue expandiendo sin parar, explotando, y literalmente aplastando y quemando todo lo que encuentra en su camino. Calor y presión, eso es lo que quiere decir la palabra termobárico. ¿Suena bastante mal, no? Lo que nadie le vá a contar es lo que pasa justo después, cuando el vacío creado por la bola de fuego se contrae. Cualquiera que haya quedado vivo sentirá que el aire se le sale de los pulmones, o —y esto nunca lo van a admitir frente a nadie— se le saldrán los pulmones por la boca. Por supuesto, nadie vá a quedar vivo para contarle una historia de horror de esas, y quizá por eso el Pentágono ha tenido tanto éxito en cubrir la verdad, pero si alguna vez vé a alguien con una foto de un G, o un espécimen en vivo y en directo, con las bolsas de aire y las tuberías colgándole de la boca abierta mientras camina, asegúrese de darles mi número. Siempre estoy dispuesto para hablar con otro veterano de Yonkers.</span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-78193031044981323272013-01-02T10:10:00.001-08:002013-01-03T01:32:41.524-08:0023.- WORLD WAR Z - CAMBIANDO LA MAREA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br /></div>
Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2761259801241983934.post-29765460415567609672013-01-02T10:09:00.003-08:002013-01-03T01:32:54.410-08:0024.- WORLD WAR Z - ISLA ROBBEN, PROVINCIA DEL CABO, ESTADOS UNIDOS DE SUDÁFRICA<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Xolelwa Azania me recibe tras su escritorio, ofreciéndome su lugar para que pueda disfrutar de la brisa marina que entra por su ventana. Se disculpa por el “desorden” e insiste en organizar las notas que cubren su escritorio antes de que continuemos. El señor Azania vá por la mitad del tercer volumen de El Puño del Arco Iris: Sudáfrica en Guerra. Dicho volumen trata precisamente del tema que nos ocupa, el momento en que empezamos a enfrentar a los muertos vivientes, el momento en el que su país se salvó de caer al precipicio.]</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><u>Desapasionado</u>, una palabra bastante mundana para describir a uno de los personajes más controversiales de la historia. Algunos lo adoran como su salvador, y otros lo detestan como a un monstruo, pero si uno llegó a conocer a Paul Redeker, si alguna vez discutió con él su visión del mundo y los problemas, o mejor aún, las soluciones a los problemas que lo aquejan, probablemente la palabra que más se acomodaba a la impresión que uno se llevaba era desapasionado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Paul siempre creyó, bueno, quizá no siempre, pero al menos sí en su vida adulta, que la falla fundamental de la humanidad eran sus emociones. Él solía decir que el corazón sólo debía existir para bombearle sangre al cerebro, y que cualquier otra cosa era un desperdicio de tiempo y de energía. Sus ensayos de la Universidad, todos dedicados a “soluciones alternativas” a los problemas sociales de la historia, fueron lo que le ganó por primera vez la atención del gobierno del apartheid. Muchos psicobiógrafos han tratado de calificarlo de racista, pero, en sus propias palabras, “el racismo es un lamentable subproducto de un </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">pensamiento irracional.” Otros han discutido que para que un racista odie a un grupo, al menos debe amar a otro. Redeker creía que tanto el amor como el odio eran irrelevantes. Para él, eran “impedimentos de la condición humana,” y, otra vez en sus propias palabras, “imagínese lo que podríamos lograr si tan sólo la raza humana pudiese desechar su humanidad.” ¿Malvado? Muchos lo calificaron así, mientras que otros, particularmente esa pequeña elite que manejaba el poder en Pretoria, decían que era “una fuente invaluable de intelecto liberal.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Fue al principio de los años 80s, una época crítica para el gobierno del apartheid. El país descansaba en un lecho de espinas. Teníamos el ANC, teníamos el Partido Libertador Inkatha, y hasta los elementos de extrema derecha de los afrikáners, que lo que más deseaban era una revolución abierta para iniciar un exterminio racial. En todas sus fronteras, Sudáfrica sólo limitaba con naciones hostiles, y en el caso de Angola, enfrentaba una guerra civil apoyada por los soviéticos y peleada por los cubanos. Súmele a eso un aislamiento de casi todas las democracias occidentales (lo que también incluía un embargo de armas) y verá que no era ninguna sorpresa que los de Pretoria estuviesen buscando un plan para poder sobrevivir. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Por eso solicitaron la ayuda del señor Redeker, para revisar y actualizar el ultra secreto “Plan Naranja.” El “naranja” había sido creado desde que el gobierno del apartheid había subido al poder por primera vez, en 1948. Era el plan de acción para el fin del mundo según la minoría blanca del país, un plan para lidiar con un eventual levantamiento hostil de toda la población de nativos africanos. A lo largo de los años había sido actualizado con nuevas estrategias según el desarrollo de la región. Con cada década, la situación se había vuelto más difícil. Con las declaraciones de independencia de los estados vecinos y el creciente clamor de libertad de sus propios pobladores, la gente de Pretoria se dio cuenta de que un enfrentamiento no sólo significaría el fin del gobierno afrikáner, sino la muerte para los afrikáners mismos. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Ahí fue cuando entró Redeker. Su revisión del Plan Naranja, terminada justo a tiempo en 1984, era la mejor estrategia de supervivencia para el pueblo afrikáner. No ignoró ninguna variable. Índices de población, terreno, recursos, logística… Redeker no sólo actualizó el plan para incluir el programa de armas químicas de Cuba y la capacidad nuclear de su propio país, sino que también, y esto fue lo que hizo del “Naranja Ochenta y Cuatro” tan importante históricamente, incluyó la decisión de cuáles afrikáners serían salvados y cuáles debían ser sacrificados. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><b>¿Sacrificados? </b></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Redeker creía que el tratar de salvar a todo el mundo llevaría los recursos del gobierno hasta su punto de quiebre, y eso condenaría a toda la población. Lo comparó con unos sobrevivientes de un naufragio que hacen volcar un bote salvavidas porque no hay espacio suficiente para todos. Redeker ya había calculado quiénes debían “subir a bordo.” Consideró niveles de ingreso, CI, fertilidad, y toda una lista de “cualidades deseables,” incluyendo la ubicación del sujeto respecto a una posible zona de crisis. “La primera víctima del conflicto deben ser nuestros propios sentimientos,” fue la última frase de su propuesta, “porque su supervivencia será la causa de nuestra destrucción.”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El Naranja Ochenta y Cuatro era un plan brillante. Era claro, lógico, eficiente, y convirtió a Paul Redeker en uno de los hombres más odiados de Sudáfrica. Sus principales enemigos fueron algunos de los afrikáners más radicales, los ideólogos raciales y los extremistas religiosos. Después, tras la caída del apartheid, su nombre comenzó a circular entre la población en general. Por supuesto, fue invitado a asistir a los encuentros de “Verdad y Reconciliación,” y por supuesto rechazó las invitaciones. “No voy a fingir que tengo un corazón sólo para salvar mi pellejo,” declaró él públicamente, añadiendo, “Sin importar lo que haga, estoy seguro de que ellos vendrán a buscarme.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Y lo hicieron, aunque seguramente no fue de la forma en que Redeker se lo esperaba. Fue durante nuestro propio Gran Pánico, que empezó varias semanas antes que el de ustedes. Redeker estaba encerrado en su cabaña de Drakensberg, la cual había comprado con sus ganancias como asesor de finanzas. Le gustaban las finanzas, ya sabe. “Un solo objetivo, y sin alma,” solía decir él. No se sorprendió cuando la explosión arrancó la puerta de sus bisagras y los agentes de la Agencia Nacional de Inteligencia entraron corriendo. Verificaron su nombre, su identidad, y sus acciones pasadas. Le preguntaron sin más ceremonia si él había sido el autor del Naranja Ochenta y Cuatro. Les respondió sin emoción, por supuesto. Él había esperado, y aceptado, aquella intromisión como un último acto de venganza; el mundo se iba a ir al infierno de todas maneras, así que por qué no despacharse primero a algunos “demonios del apartheid.” Lo que nunca se imaginó era que los agentes de la ANI iban a bajar sus armas y a quitarse las máscaras. Eran de todos los colores: negros, asiáticos, mestizos, y hasta un blanco, un afrikáner enorme que fue el primero en adelantarse, y sin decirle ni su nombre ni su rango, preguntó de repente…“Tú tienes un plan para esto, amigo, ¿no es cierto?” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En efecto, Redeker había estado trabajando en su propia solución para la epidemia de los muertos vivientes. ¿Qué otra cosa podía hacer en aquel escondite aislado? Lo había hecho como un ejercicio intelectual; pensaba que de todas maneras no quedaría nadie vivo para leerlo. No le había puesto nombre, como explicó después “porque los nombres sólo existen para distinguir unas cosas de otras,” y hasta aquel momento, no existía ningún otro plan como el suyo. Una vez más, Redeker había considerado todas las variables posibles, no sólo la situación estratégica del país, sino también la psicología, comportamiento, y la “doctrina de combate” de los muertos vivientes. Aunque uno puede encontrar los detalles del “Plan Redeker” en cualquier biblioteca pública del mundo, estos son algunos de los principios fundamentales que él les expuso: </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Primero que todo, no había manera de salvar a todo el mundo. La epidemia ya estaba fuera de control. Las fuerzas armadas habían sido demasiado debilitadas como para contener la amenaza de forma efectiva, y dispersas como estaban por todo el país, sólo se debilitarían más con cada día. Nuestras fuerzas debían ser consolidadas, reunidas en una “zona segura,” la cual, idealmente, debía estar aislada por algún obstáculo natural como montañas, ríos, o incluso en una isla en alta mar. Una vez concentradas en esa zona, las fuerzas armadas podrían dedicarse a erradicar la infestación dentro de sus límites y luego usar todos los recursos disponibles para defenderla de futuros ataques de los muertos vivientes. Esa era la primera parte del plan, y tenía tanto sentido como cualquier otra retirada militar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">La segunda parte del plan tenía que ver con la evacuación de los civiles, y no podría haber sido diseñada por nadie más que Redeker. En su mente, sólo una pequeña parte de la población podía ser evacuada hacia esa zona segura. Esas personas serían salvadas no sólo para proveer la fuerza laboral para la eventual recuperación tras la guerra, sino también para preservar la legitimidad y estabilidad del gobierno, para probarles a los que ya estaban en la zona, que el gobierno estaba “cuidando de su gente.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había otra razón para realizar esta evacuación parcial, una razón absolutamente lógica e inherentemente oscura que, como muchos creen, le aseguró a Redeker un puesto en el pedestal más alto del panteón del infierno. Las personas que iban a ser abandonadas debían llevarse a “zonas aisladas” especiales. Serían usadas como “carnada humana,” distrayendo a los muertos vivientes y evitando que siguieran al ejército hacia la zona segura. Redeker sostuvo que estos refugiados, aislados y sanos, debían mantenerse vivos, bien defendidos, e incluso bien abastecidos de ser posible, para mantener las hordas de muertos vivientes distraídas en un solo lugar. ¿Alcanza a ver la genialidad, el horror? Esas personas serían mantenidas como prisioneros porque “cada zombie que aceche a esos sobrevivientes, será un zombie menos atacando nuestras defensas.” Ese fue el momento en que el agente afrikáner miró a Redeker, se persignó, y dijo, “que Dios se apiade de ti.” Otro dijo, “que Dios se apiade de todos nosotros.” Era el negro que parecía estar a cargo de la operación. “Ahora vamos a sacarlo de aquí.” </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">En pocos minutos iban en helicóptero rumbo hacia Kimberley, la misma base subterránea en la que Redeker había escrito el Naranja Ochenta y Cuatro. Fue llevado a toda prisa a una reunión de los miembros sobrevivientes del gabinete presidencial, donde su informe fue leído en voz alta. Debería haber escuchado aquel escándalo, y la voz más fuerte era la del Ministro de la Defensa. Era un zulú, un hombre violento que habría preferido estar luchando en las calles, y no escondiéndose en un búnker. El vicepresidente estaba más preocupado por el posible efecto en las relaciones públicas. No quería ni imaginarse el problema que enfrentarían si los detalles de aquel plan llegaban a saberse entre el público en general. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El presidente se sentía como si Redeker lo hubiese insultado personalmente. Literalmente agarró del cuello al Ministro de Seguridad Interior y exigió saber por qué habían llevado allí a aquel criminal de guerra del apartheid. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El ministro alegó que no sabía por qué estaban todos tan enojados, especialmente porque la orden de buscar a Redeker había salido desde la presidencia. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">El presidente levantó las manos y gritó que él nunca había dado tal orden, y entonces, desde algún lugar en el salón, una suave voz dijo, “yo la dí.”</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Había estado sentado contra la pared del fondo; ahora estaba de pié, aunque encorvado por la edad y apoyado en dos bastones, pero con un espíritu tan fuerte y vital como siempre lo había tenido. El anciano estadista, el padre de nuestra nueva democracia, el hombre cuyo nombre en su lengua natal había sido Rolihlahla, y que algunos traducían simplemente como “El Alborotador.” Cuando se paró, todos los demás se sentaron, todos excepto Paul </span><span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Redeker. El anciano lo miró fijamente, sonrió con esa cálida sonrisa tan conocida en todo el mundo, y dijo, “Molo, mhlobo wam.” “Saludos, hombre de mi tierra.” Se acercó lentamente a Paul, de espaldas a todos los gobernantes de Sudáfrica, tomó las hojas de las manos del afrikáner y dijo con una voz que de repente sonó viva y juvenil, “Este plan salvará a nuestra gente.” Luego, señalando a Paul, dijo, “Este hombre salvará a nuestra gente.” Y luego llegó ese momento, el momento que los historiadores discutirán hasta que el asunto desaparezca de nuestra memoria. Abrazó al afrikáner. Para cualquier observador, aquel era sólo uno de sus famosos abrazos de oso, pero para Paul Redeker… Yo sé que la mayoría de los psicobiógrafos siguen presentándolo como un hombre desalmado. Esa es la idea más aceptada. Paul Redeker: sin sentimientos, sin compasión, sin corazón. Pero uno de nuestros autores más respetados, un biógrafo y buen amigo de Biko, sostiene que Redeker era en realidad un hombre muy sensible, de hecho, dice que era demasiado sensible como para haber vivido en la Sudáfrica del apartheid. Él insiste que la lucha de Redeker contra las emociones era la única forma que tenía de mantener su cordura frente a todo el odio y la brutalidad que veía todos los días. No se sabe casi nada de la niñez de Redeker, si acaso conoció a sus padres, o fue criado por el estado, si acaso tenía amigos o fue amado por alguien. Aquellos que trabajamos con él, no recordamos haberlo visto nunca en ningún tipo de relación social, ni expresando físicamente ningún tipo de emoción. El abrazo del padre de nuestra nación, esa emoción genuina atravesando su armadura impenetrable… </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Azania sonríe nostálgicamente.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Quizá todo esto es demasiado sentimentalismo. Quizá sí era un monstruo sin corazón, y el abrazo del anciano no tuvo ningún efecto. Pero puedo decirle que ese fue el último día que vieron a Paul Redeker. Incluso hasta hoy, nadie sabe qué pasó con él en realidad. Ahí es cuando entro yo en la historia, en esas caóticas semanas en que el Plan Redeker fue implementado en todo el país. Tuve que esforzarme para convencerlos, pero cuando por fin aceptaron que yo había trabajado por muchos años junto a Paul Redeker, y, lo más importante, que entendía su forma de pensar mucho mejor que cualquier persona viva en Sudáfrica, ¿cómo iban a rechazarme? Trabajé en el plan de retirada, y después, durante los meses de la consolidación y hasta el final de la guerra. Al menos mis servicios fueron bien apreciados, de lo contrario, ¿por qué me habrían asignado un retiro tan lujoso? </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Sonríe.] </i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;">Paul Redeker, un ángel y un demonio. Algunos lo odian, otros lo adoran. ¿Yo? Yo sólo le tengo lástima. Si todavía está vivo, en alguna parte, espero sinceramente que haya encontrado la paz. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial, Helvetica, sans-serif;"><i>[Después de un abrazo de despedida con mi anfitrión, soy escoltado hacia el ferry que me llevará al continente. Me asombra la seguridad que veo mientras devuelvo mi escarapela de visitante. Un enorme guardia afrikáner me fotografía de nuevo. “Tenemos que ser muy cuidadosos, amigo,” me dice, entregándome mi pluma. “Mucha gente allá afuera quiere mandarlo directo al infierno.” Firmo al lado de mi nombre, bajo un encabezado que dice: Instituto Psiquiátrico de Robben Island. Nombre del paciente que vino a visitar: Paul Redeker.]</i></span></div>
</div>
Unknownnoreply@blogger.com1